Tras meses de disputas, que han llegado incluso al seno de las organizaciones promotoras, Irene Montero ha ganado el pulso a los socialistas y Sánchez ha cedido. La Ley Trans y su polémica autodeterminación de género ha sido aprobada por el Gobierno. La Ley, fusionada finalmente con la Ley LGTBI, pasa así el principal escollo para salir adelante, en medio de las protestas de feministas históricas que ven peligrar con ella el propio concepto jurídico de mujer.
España sigue así la senda de otros países que han aceptado los postulados queer en su legislación. Y esto ocurre justo en el momento en el que algunos de ellos, como el Reino Unido, están dando marcha atrás en algunos de sus postulados por motivos que han escandalizado a la opinión pública como el sobrediagnóstico de disforias en menores que se arrepienten de su decisión como en el caso Keira Bell.
Ahora la norma deberá pasar por los órganos consultivos correspondientes, para volver al Ejecutivo y terminar en el Congreso, donde finalmente sería aprobada. Pero ni siquiera eso sería definitivo, pues varios colectivos feministas han hecho pública de recurrir la Ley por anticonstitucional.
