El maestro y líder sindicalista Pedro Castillo, candidato por Perú Libre, partido que se define de izquierda marxista, se ha impuesto con claridad en la primera vuelta de las elecciones con el 19% de los votos.
Nacido en Cajamarca, en la sierra norte de Perú, muy pocos lo conocían en Lima, con sus escasos 3.000 seguidores en Twitter. Y sin hacer ruido, llegó a votar el domingo a caballo, con su sombrero campesino y su lápiz, y ganó.
Frente a él, la derecha se disputaba el poder enfrascada en sus escándalos de corrupción. Por un lado Keiko Fujimori, hija del expresidente Fujimori, que cumple 25 años de prisión por diversos delitos, incluido el homicidio, cometidos durante su mandato marcado por el terrorismo de estado y la corrupción.
Keiko, que también está imputada por blanqueo de capital, y para la que fiscalía pide 30 años de prisión y la disolución de su partido, será quien finalmente le dispute la presidencia tras quedar segunda con el 13% de los votos. En su programa lleva la amnistía para su padre y, por supuesto, para ella misma, junto con la promesa de mano dura contra el crimen (contra los de otros se entiende).
Tras ella, la tercera fuerza política sería la ultraconservadora Renovación Popular, del empresario ultraderechista y miembro del Opus Dei Rafael López Aliaga, con 13 escaños. Su propuesta estrella es acoger a las niñas embarazadas en los hoteles de 5 estrellas de López Aliaga, ya que su partido rechaza el aborto incluso en caso de violación.
Volviendo a Pedro Castillo, es ex-miembro de las rondas campesinas (organizaciones comunales de defensa), profesor de enseñanza primaria desde 1995 y un importante líder sindical.
Su propuesta estrella es crear una nueva Constitución Política, a través de una asamblea constituyente, que le de al Estado un papel activo como regulador del mercado. Reclama la nacionalización de sectores estratégicos tales como el minero, gasífero y petrolero, que debe traducirse en «beneficio de la mayoría de los peruanos». También ha planteado aumentar fuertemente el presupuesto para la agricultura y la educación, ha criticado el actual sistema de Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), proponiendo el fortalecimiento del Sistema Nacional de Pensiones, y ha dicho que se deben reformular los tratados internacionales de Perú, para dejar de ser un «país sometido» a Estados Unidos.
La sorpresa, causada por su victoria en primera vuelta, se debe a que las encuestas nunca lo tuvieron en cuenta por cuanto son muestras que se toman telefónicamente, que no llegan a las comunidades indígenas que reúnen el 20 % de la población peruana, de 32 millones de habitantes. Ese porcentaje, ignorado por las encuestadoras, fue el que votó mayoritariamente por Castillo.
Contra él ya se ha desatado toda la maquinaria mediática regional, con un objetivo claro, posicionar en contra a la izquierda intelectual y urbana. Puesto que los primeros ataques, de los que ya se ha hecho eco el diario español El País, pasan por tildarlo de machista y homófobo, por no haber secundado el movimiento MeToo o no llevar el matrimonio homosexual en su programa. Sin duda una ofensiva mediática que se incrementará hasta que se produzca la segunda vuelta, en el mes de junio, en la que vamos a oir hablar mucho de Pedro Castillo.
