El Papa gay o la aceptación de una realidad

Hace unos días Francisco realizó un anuncio que ha copado multitud de cabeceras y titulares de toda índole. El jefe de la Iglesia Católica dijo textualmente : » Lo que tenemos que crear es una ley de unión civil«.

Estas palabras han sido tomadas como un apoyo y reconocimiento a la comunidad LGTB, pero…. ¿ Qué hay de verdad en toda esta loas? ¿Es un simple cambio dialéctico o significa algo más?

Se dice popularmente que más sabe el diablo por viejo que por diablo y de eso la iglesia es bastante conocedora. ¡Y 2000 años dan para mucho!

La Iglesia católica, a lo largo de su existencia, ha solido ir siempre un paso por detrás de los avances de la humanidad. En este apartado debemos recordar su » Cruzada contra la ciencia «, su oposición a la separación Iglesia-Estado, el no reconocimiento de la mujer en la iglesia al nivel del hombre o las llamadas como terapias de curación para la homosexualidad.

Dejando atrás el concepto burgués del matrimonio en general, el jefe del Vaticano no ha dicho que acepte el matrimonio entre personas del mismo sexo, si no que ve necesario la aprobación de uniones civiles.

Vemos la misma posición que los partidos de la derecha «moderada»: » Unión si, pero matrimonio no». Claro está que con estas declaraciones consigue desvincularse dialecticamente de la extrema derecha pero no se posiciona en la igualdad.

Es destacable que el matrimonio homosexual es uno de los asuntos que más controversia y pérdida de fieles le puede suponer a la Iglesia, algo que con el avance de las sociedades se convierte en un hecho consumado.

Tras muchas décadas de lucha, el movimiento LGTB ha ido ganando derechos en varios países. El derecho de casarse cada vez va llegando a más naciones. La reacción de la iglesia se puede ver como un intento de no seguir perdiendo fieles por estas causas.

En conclusión, lo único destacable que puede haber en este caso es un cambio dialéctico. Si de verdad Francisco quisiera un cambio debería empezar por hacer lo que está en su mano y no en las del Estado, como por ejemplo, la erradicación de estas pseudoterapias antes mencionadas.

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