El desborde que sufre la sanidad en la Comunidad de Madrid está provocando que el descontrol se produzca en cascada hacia el sector educativo. Son los profesionales sanitarios en primera instancia quienes con su sobresfuerzo están llevando a cabo más tareas de las que pueden abarcar y este desborde redunda a su vez en los profesionales educativos, quienes se ven en la tesitura de tomar decisiones ante la falta de apoyo de los organismos oficiales de la región.
La situación de la sanidad madrileña llega a niveles alarmantes, como se preveía en las últimas semanas. Según la Consejería de Sanidad, los hospitales de Madrid, el 47% de las camas de UCI están ocupadas por pacientes afectados por coronavirus, aunque los profesionales que trabajan en esas unidades aseguran que la verdadera ocupación alcanza el 95%. Los hospitales presentan datos del 90% en al menos 18 de ellos.
Las discrepancias en las cifras se deben a que los organismos oficiales locales cuentan todas las camas disponibles y los sanitarios las que son propiamente de cuidados intensivos. No es la única divergencia. Los médicos han tenido que organizarse en grupos de whatsapp para llevar una cuenta real de contabilidad de camas y poder llevar con más fiabilidad la cuenta de las plazas disponibles, ante la falta de información de la Consejería. Según los datos obtenidos por estos sanitarios, las unidades de cuidados intensivos están ya al 95% de su capacidad solo con pacientes del virus, y serían el 112% si solo se contasen los hospitales públicos.
La desinformación sanitaria se extiende a la contabilidad de los brotes en centros educativos. Los profesionales de este sector tampoco confían en los datos que aporta la Comunidad de Madrid. Según estos, poco más de 1% de los alumnos están haciendo cuarentena. Sindicatos y agrupaciones de docentes advierten que, dadas las denuncias permanentes que se reciben sobre casos no contestados por Salud Pública, es más que probable que no se estén siguiendo gran parte de los casos.
Recientes modificaciones en los protocolos apuntan a estas sospechas: los escolares que no presenten síntomas no se harán pruebas diagnósticas aunque sean contactos estrechos. Afectados relatan numerosos casos en los que compañeros de clase de escolares que dieron positivo permanecen en cuarentena sin que se hayan puesto en contacto con ellos para realizarles pruebas o para hacer un simple seguimiento.
El sistema sanitario está tan colapsado que incluso una reciente compra de millones de pruebas no serviría para resolver el problema. Son los profesionales de Atención Primaria quienes están realizando las funciones de Salud Pública debido a la carencia de rastreadores.
Los centros se están enfrentando al coronavirus sin el apoyo sanitario que necesitan. Con protocolos tampoco claros y sin profesionales formados, hay una situación de total desamparo. La situación se mantiene gracias al esfuerzo de los trabajadores, de las familias y de los propios alumnos.
