Sí, todo esto estaba ahí

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Lo público y lo privado funcionan juntos perfectamente, sin dogmas, dando cada uno lo mejor de nosotros mismo. Y ahora mismo estamos en deuda con el sector privado.

Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid en una entrevista con Salvador Sostres en el diario ABC el 31 de agosto.

Con nocturnidad y alevosía. Por sorpresa. Un e-mail enviado fuera de horario a los centros docentes convocando a más de 15000 profesionales educativos a un estudio serológico nos demuestra de golpe a los madrileños que:

A) Una UTE (unión temporal de empresas) privada se ha hecho con una servicio de primera necesidad como son los análisis epidemiológicos. Por cierto, una UTE con muy amplia presencia de la norteamericana Centene Corp, que ya ha tenido problemas en su país de origen, no precisamente una meca de la sanidad pública, por vender coberturas fraudulentas.

B) Los datos de un aspecto tan poco importante, total, la salud personal de los profesores, se han dado a corporaciones privadas, además de no proteger en absoluto las identidades y otros datos personales en el e-mail masivo enviado.

C) Esta empresa tiene el cuidado que se ve abajo en guardar la distancia social y las medidas de seguridad ante la pandemia.

Realización de las pruebas serológicas a los profesionales educativos, el pasado 2 de Septiembre

D) A cosa de días para el inicio del curso, la falta de previsión y medidas en la educación madrileña es total.

Un momento, repasemos lo dicho hasta ahora. ¿De golpe? ¿Este desaguisado ha llegado por una respuesta puntual en una situación imprevisible con un gobierno incompetente? ¿Era algo que no se podía saber? La respuesta es claramente que no. Durante años, desde que Gallardón llegó la Presidencia de la Comunidad de Madrid, diversos colectivos han estado dando la voz de alarma ante el frenesí privatizador del sector más aznarista del Partido Popular.

Esta tendencia se hizo patente cuando, tamayazo mediante, Esperanza Aguirre ocupó dicho puesto. Hasta donde yo he podido conseguir, fue la banda del tamayazo (sí, columnistas de derechas, yo también puedo poner apelativos truculentos y con mayor razón) la que vendió a Unilabs/Centene, entre otras cosas, la gestión del hospital de Torrejón y el laboratorio central de análisis clínicos. Todo esto se enmarcaba en una actuación general de recortes presupuestarios, impositivos, y sobre todo, venta a empresas amigas. Ya entonces se avisaba del peligro que esto supondría en la región, pero al parecer, mientras entrase dinero todo esto era secundario.

Por supuesto hubo protestas de los trabajadores de varios sectores, como los empleados de Telemadrid (un capítulo muy triste, una cadena autonómica ejemplar y con contenidos muy amenos e ilustrativos se convirtió en un órgano de propaganda lamentable y chiringuito de productoras amigas), médicos, profesores… La respuesta siempre era que estos profesionales estaban enganchados al dinero público, eran unos privilegiados y que pocos impuestos y muchas obras, sí, lo han adivinado, creaban mucho empleo. Era un empleo precario y que no garantizaba salir de la pobreza, pero el que tirase con 700 euros mensuales ya pensaba que había ganado con el neoliberalismo. Bueno, al explotar todas las burbujas económicas de la primera década de este siglo, principalmente la de la construcción, la hostia de realidad fue bastante dura.

También se nos decía que esa privatización garantizaría unos mejores servicios públicos, que a fin de cuentas se seguirían prestando. Miren, sólo hay que ver el caos de estas últimas pruebas para darse cuenta de que el sector privado no garantiza en absoluto mejor gestión. Pero esto tampoco era nuevo, ya en 2013 muchos profesionales sanitarios se estaban quejando de los problemas que causaba esta gestión en pruebas como los análisis clínicos. Como pueden ver aquí, ya entonces se hablaba de «vidas en riesgo por las demoras». Pero al parecer, esto sólo preocupaba a los familiares de enfermos crónicos y de personas mayores, el resto tiraba sin darse cuenta.

Otra cosa que solían aducir en su defensa Esperanza Aguirre, Cifuentes,y ahora Ayuso, es el gasto en servicios como sanidad y educación. Sin que nadie preguntara a qué se debían. Ahora, una de las últimas ocurrencias de Ayuso ha sido un nuevo hospital epidemiológico. Entonces muchos se han dado cuenta de que este hospital no puede funcionar mientras no haya personal suficiente ni siquiera para los centros que ya existen. Tampoco este es un problema nuevo. Ya en 2016, el entonces consejero de política social de la Comunidad, Carlos Izquierdo, despachó con un «ladran luego cabalgamos» a los trabajadores de las residencias de ancianos que denunciaban los problemas que ahora se han hecho evidentes. Vean el vídeo. Estaban ahí, pero se prefería fingir que no existían. Era mejor gastar mucho dinero en contratar constructoras amigas.

Los centros de atención primaria de la Comunidad de Madrid muestran su situación real en carteles.

Este último argumento es ya definitivo. No sé lo que ustedes entenderán por gestión, pero en mi opinión, gastar más por menos es exactamente lo que define una mala administración.

Pero eso no es lo que me preocupa. Lo que me parece alucinante, es el hecho de que todo esto que ahora nos parece inadmisible, se ha perpetrado ante nuestros mismos ojos durante años. Y este partido seguía ganando elecciones. Y tampoco pueden decir que no lo supieran, siempre han sido muy claros de lo que piensan de la gestión pública. Medítenlo, conciudadanos madrileños, mientras van en su vagón de metro atestado con temor a contagiarse. Un vagón de metro, por cierto, que ya estaba gestionado del mismo modo, y con los mismos tiempos de espera que ahora les molestan, por la misma persona, el actual componente de Ciudadanos Ángel Garrido, antes en el Partido Popular. Recuerden esta frase de Ayuso: A Madrid vienen las empresas a que las dejen en paz.

Y por cierto, ellos han hecho en su cargo lo que prometieron hacer: nada, que se ocupen otros, previa garantía de sus chanchullos. Pero la izquierda no lo tenía en su programa. ¿Existe la izquierda en Madrid? Porque cuando parecía que hubo un proyecto (Ahora Madrid) este proyecto ganó, pero Carmenas y Errejones mediante, ahora estamos completamente desprotegidos ante la banda del tamayazo.

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Yago Pérez Varela
Yago Pérez Varela (Madrid). Aunque en cierta época se fijó en las ciencias, acabó notando que la historia era su pasión y lo que le gustaba. La historia le ha permitido ejercer labores gratificantes en documentación e investigación, pero al ser un villano también ha conocido empleos precarios. Quiere a su villa natal de Madrid, aunque le preocupa ver que a veces paga el precio de ser capital de un país, y como tal, refugio de oligarcas.

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