En estos días en que las felices fiestas se convirtieron en febriles investiduras. Que el que se autoproclama adalid del No a la navidad se hace fotos posando cual seguidor aférrimo cambiando el nombre de la fiesta o el ritual como símbolo de su abanderamiento o acauartelamiento sin cuartel propio o ajeno…

En estos días una idea se me conforma impaciente e incluso verdaderamente, lo de verdadera en todas sus acepciones, molesta: ¿para cuándo la cultura? pero la cultura no la incultura.
¿Cuántas veces hemos escuchado en estos días hablar de Cultura? nos sobrarían dedos de una mano incluso falanges de un dedo para contarlas.
Y si descartamos la cultura de la incultura, esa que en ocasiones practican los que denominamos los nuestros, cultura que no es más que cultura de la ineptitud, recordando el refrán » no es más ignorante el que no quiere saber….» entonces incluso baja el número.
Nos llenamos la boca de libertad, igualdad, etc… pero apenas dedicamos tiempo a pensar que un vehículo imprescindible de éstas es la Cultura con Mayúsculas.
La cultura transversal y no manejada por los que para saber qué es deberían buscar su significado.
Y si no partimos de que lo primero es acabar con esa cultura de la incultura ya nombrada, hablando más de Cultura y exigiendo su sitio y su carácter transformador, mal asunto.
La incultura es ineptitud deseada en su mayor parte y eso hay que denunciarlo, no queda otra. Así que a ello.
Hasta la próxima chumachos, nos vemos en 15 días.