El error de Unidas Podemos (y 2)

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En un primer artículo hemos analizado los motivos por los que, desde mi menos humilde del que debería punto de vista, Unidas Podemos debería abstenerse de entrar en un gobierno del PSOE. Recapitulo brevemente: con ellos en el gobierno no habrá oposición desde la izquierda. Lo que tendremos será un Unidas Podemos domesticado y amordazado, incapaz de alzar la voz ante las más que previsibles medidas polémicas del ejecutivo de Pedro Sánchez. Aún no se ha formado el gobierno y ya hemos empezado a ver algunos ejemplos de esto, con un Pablo Iglesias advirtiendo a sus bases y electores que los sacrificios y renuncias que tendrán que hacer no serán pocos y no dejarán de ser dolorosos. Aviso a navegantes para que nadie se lleve a engaño. Lo primero será la estabilidad de gobierno. Lo demás, ya se verá.

Este será el panorama durante los cuatro años que puede durar este idilio entre Podemos y los socialistas. ¿Y después? ¿Qué panorama se abre para la izquierda cuando pasen estos cuatro años de legislatura?

Las perspectivas no resultan muy esperanzadoras para quienes con tanto afán se han echado en los brazos de Sánchez. En política existe una realidad incontestable, y es que, quitando al núcleo de votantes que permanecen fieles a un mismo partido cual hooligans que defienden a su equipo contra viento y marea, existe una gran masa de votantes que, partiendo desde la ilusión del día en que acuden a las urnas, desembocan en la decepción cuando los suyos tocan poder. Es una tendencia lógica, aunque triste, habida cuenta de que una cosa son las promesas electorales, gratuitas y siempre exageradas, y otra la política real cuando uno tiene que administrar un presupuesto y tratar con los diferentes poderes fácticos que operan en el mundo. Cuando el votante observa que las promesas se quedan en el aire, que donde dije digo digo Diego, que OTAN de entrada no pero al final sí, que somos republicanos pero de los de mantener al rey en el trono… nace la desilusión.

¿Y qué hace el votante desilusionado? ¿Qué hace cuando este desengaño se apodera de su corazón? En el caso del votante de izquierdas, la desilusión, la profunda decepción con aquellos a los que entregaron su voto y su esperanza, puede tener dos caminos. Uno, el de votar a un partido más a la izquierda, un partido que no haya tenido responsabilidad de gobierno, en la creencia de que ellos sí acometerán las tan ansiadas y tantas veces prometidas reformas. El otro, presente cuando la desilusión se convierte en amargura y cinismo, es entregarse a la abstención y renunciar a participar en el juego de la democracia representativa. Todos los políticos son iguales y demás mantras.

El primer fenómeno, el del votante de izquierdas que huye hacia el extremo, se ha dado durante todo este último periodo democrático: cuando el PSOE cansaba a sus votantes, muchos de ellos se refugiaban en IU. Mas recientemente, con la aparición del fenómeno Podemos, muchos antiguos votantes socialistas desencantados con el zapaterismo se pasaron a la formación morada viendo en ellos todo lo que el PSOE prometía ser pero nunca había llegado ni a rozar.

Con IU absorbida por Unidas Podemos, y Unidas Podemos de la mano del PSOE, el camino hacia la izquierda del votante español desencantado está cerrado. Sencillamente, a su izquierda ya no hay nada ni nadie con posibilidad real de entrar en las instituciones. Si el gobierno copa la izquierda, si no hay más opciones por ese camino, ¿qué harán los votantes que dentro de cuatro años no se sientan representados por ese Iglesias que con tanto afecto abrazó a Pedro Sánchez para convertirse en su fiel escudero? La respuesta es clara: quedarse en casa. La abstención, ese mal que, según los politólogos, golpea a la izquierda con más fuerza que a la derecha, puede ser devastadora dentro de cuatro años si la decepción se adueña del corazón de los hoy votantes de Unidas Podemos. Con el resultado lógico del regreso de la derecha al poder…

No soy tan ingenuo ni tan soberbio como para pensar que desde Unidas Podemos no han valorado esta posibilidad. Sin duda es un escenario que han contemplado y que han tenido en cuenta a la hora de crear su hoja de ruta y de marcar los tiempos de su participación en el gobierno de Pedro Sánchez. O mucho me equivoco o lo que veremos en esta legislatura serán tres años de idilio entre la formación morada y los señores de Ferraz, tres años que se verán coronados por un año de desencuentros y de una oportuna crisis de gobierno, con salida inmediata de todos los ministros y cargos de Unidas Podemos, unos meses antes de la convocatoria de elecciones. Se pondrá en marcha entonces la maquinaria de la política espectáculo, de forma que los votantes de Podemos más desencantados tengan unos meses para volver a enamorarse de un proyecto que será presentado por sus líderes como la única alternativa al PSOE. Un PSOE que para esas fechas volverá a ser el malvado heredero de los mafiosos de la cal viva, aliados de la casta, siempre deseosos de pactar con la derecha. El show continuará y muchos serán los que aplaudirán embelesados bajo la luz de las candilejas políticas.

Pero muchos otros no aplaudirán. Muchos verán desnudo al emperador y decidirán quedarse en su casa el día de las elecciones. Y entonces, Unidas Podemos tendrá un serio problema.

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Luisma López
Luis Manuel López (Madrid). Historiador, filólogo clásico, profesor de secundaria, escritor y ante todo lector voraz y compulsivo. Nació hace más años de los que le gusta recordar y menos de lo que las canas de su barba dan a entender. Su vida en la actualidad es una lucha constante para compaginar su faceta de profesor y escritor con la de padre, intentando sacar algo de tiempo para dedicarlo a su gran pasión: la lectura.

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