El cubano Mijaín López se convirtió el pasado seis de agosto en el primer atleta que consigue cinco medallas de oro en cinco juegos consecutivos. Lo logró en la categoría de más de 130 kilos de peso de la lucha grecorromana.
La historia del cubano comenzó en Atenas 2004, competición a la que llegó a los 21 años. Entonces cayó en cuartos de final y ya nunca en su recorrido olímpico volvió a perder un combate. Ahora, en París 2024, con 41 años, ha completado un logro nunca igualado en ninguna disciplina, dejando por el camino rivales de mucha entidad, incluido el iraní Amin Mirzazadeh, campeón del mundo, y alguno al que sacaba una diferencia de edad nada despreciable.
En la final se encontró con otro luchador cubano, Yasmani Acosta Fernández, pero nacionalizado chileno, en lo que algunos han querido ver una representación sobre el tapiz de la confrontación de dos modelos políticos y económicos de América Latina, ya qua López ha mostrado muchas veces su adhesión a los principios revolucionarios, mientras Acosta desertó en 2015. Lo cierto es que ambos luchadores eran amigos y López consideraba a Acosta su discípulo y pupilo. Además, el chileno de adopción muchas veces ha declarado que amaba a su país natal, que no tenía nada contra Cuba, pero que buscó esa salida porque en el entramado deportivo de la isla no veía el modo en que podía llegar a unas olimpiadas, una decisión discutible, pero no motivada por su rechazo a la revolución.
Tras su logro, el luchador cubano se sacó sus botas y los dejó sobre el tapiz, en un gesto clásico para simbolizar la retirada en esta disciplina. Se va dejando un récord en las olimpiadas de 22 victorias por una derrota y superando con cinco oros a leyendas de la categoría del danés Paul Elvstrom, la japonesa Kaori Icho y, sobre todo, los norteamericanos Michael Phelps, Carl Lewis, Al Oerter o Katie Ledecky, todos ellos con cuatro. Sin embargo nos tememos que por razones obvias no quedará en el imaginario popular occidental fijado con la misma fuerza que los deportistas norteamericanos pese a contar con un oro más que cada uno de ellos.
