¡Por fín cayó Ayuso! La multitud de madrileños sojuzgados y ninguneados durante su mandato salieron a la calle a celebrarlo bañándose en La Cibeles y todas las fuentes de la comunidad ondeando banderas de las siete estrellas, tricolores republicanas y otras enseñas representativas de diversos colectivos, al tiempo que asaltaban la Real Casa de Correos y derribaban el famoso fantasma volante sobre una enorme mierda y todas las meninas y demás adefesios de artistas paniaguados que testimoniaban que la época más oscura de la comunidad había finalizado. Todos los responsables del latrocinio durante la pandemia, de la carnicería de las residencias y de la especulación inmobiliaria fueron arrestados por las autoridades, que se vieron en dificultades para reprimir la ira popular, que amenazaba con ajusticiarlos una vez conocidas sus fechorías. Les gustaría asistir a una crónica así ahora que parece que la presidenta autonómica podría estar en apuros ¿verdad? Pues no será así.
En vista de lo que algunos pregonaron por redes sociales y otros canales de comunicación esta semana hasta que los actos gorrinos y escabrosos de Íñigo Errejón eclipsaron todo, se diría poco menos que una revolución ciudadana estaba a punto de deponer al gobierno más ladrón, neoliberal, sectario y destructivo que ha conocido esta comunidad desde su constitución en 1983 y que después se iba a instaurar aquí la utopía socialista. El affaire Errejón se lo dejaré a mis compañeras de cabecera que hablan de feminismo, que seguro que lo tratarán mejor que yo. Yo no voy a dejar caer en el olvido las nuevas revelaciones sobre Ayuso y su pareja. Siento ser portador de malas noticias. Los rojos estamos acostumbrados a serlo, y los dos o tres rojos que, lo crean o no, aún existimos en esta colonia de ultraderechistas de todo el mundo en que se ha convertido la mencionada autonomía, más que ningún otro. Para empezar, si la actual presidenta no cayó con Avalmadrid, con la gestión de las residencias que se conoció poco después del confinamiento, con sus constantes desafíos a toda institución superior sin olvidar siquiera a la Corona —pero no reclamando una república socialista, como ya se imaginarán—, con la suite de hotel de un amigo en la que se sabe que pasó el aislamiento que se decretó durante la pandemia, con las comisiones en material sanitario de su hermano, con la comida podrida con la que se sabe que ha alimentado a los ancianos de las residencias antes y después del gerontocidio masivo, con los sobrecostes del Zendal o con el lastimoso estado de cualquier servicio público que dependa de ella, no creo que caiga por un delito fiscal de su pareja. Pero supongamos que sí, que así fuera. Voy a describirles lo que pasaría.
En primer lugar, Ayuso no es más que un pelele del aparato mediático, judicial, económico y similar de la gran empresa madrileña. Recuerden cómo llegó allí: eran los tiempos posteriores a la sentencia de la pieza principal de la Gürtel y de la moción de censura que acabó con el gobierno de Mariano Rajoy. Se esperaba una catástrofe para el PP en todas las jurisdicciones, pero en Madrid, sorprendentemente, la izquierda autonómica se fragmentó una vez más por rencillas entre sus diferentes partes —una de ellas, por cierto, encabezada por el ahora caído Íñigo Errejón— . Eso permitió que la niña pija que había cogido el stablishment gangsteril del Partido Popular madrileño para que se comiera el batacazo que esperaban llegara a la presidencia de la Comunidad con los votos de los «moderados» de Ciudadanos y los ultras de Vox, que de ultras solo tienen el nombre, visto que el Partido Popular hace tiempo que se comporta como ellos. Una vez en la presidencia repararon en las formas histriónicas y los discursos absurdos de la pijita que habían escogido y en una cualidad que no debe infravalorarse en la nueva derecha que ha dado en llamarse trumpista: resultaba irritante de puro absurda. De modo que a base de ruido, presencia mediática y de histrionismo llegaron a venderla como una dirigente audaz y con personalidad. Exactamente igual que lo que había pasado con Trump, Bolsonaro y todos esos líderes que han hecho resurgir a la extrema derecha en todo el mundo.
Si ahora Ayuso parece tambalearse y hasta Miguel Ángel Rodríguez, el ventrílocuo que maneja al pelele, dio en los últimos días muestras de nerviosismo, no es porque haya enriquecido a su familia o haya dejado morir a miles de ancianos. Eso ya lo conocía mucha gente, pero el aparato mediático que controla el PP madrileño lo silenciaba. Si en los últimos tiempos se está hablando en medios y redes de estos casos es, a buen seguro, porque alguna otra facción de ese poder mafioso quiere eliminarla. Por tanto la facción que resulte vencedora seguirá controlando los mismos medios, instituciones financieras, etc. Al día siguiente de la hipotética caída de Ayuso y de algún colaborador suyo, ya tendrán otra cabeza de lista para su partido. Visto el modelo de Cifuentes y Ayuso yo apuesto por otra niña mimada, diría que Beatriz Fanjul, la también histriónica dirigente de las Nuevas Generaciones del partido. Sí, esta chica es bilbaína pero la empadronarían o harían lo que fuera para presentarla por Madrid. O si no buscarían a otra de ese modelo, sólo es por ilustrar mi tesis. En cuanto estuviera escogida esta cabeza de lista, el aparato mediático, en manos de la nueva facción mafiosa, vendería la historia que quisiera. En mi opinión, probablemente cargarían sobre Ayuso y quizás sobre algún subalterno suyo que se llevaría por delante en su caída, no sólo las comisiones, sino la masacre de las residencias, sobrecostes y hasta el asesinato de Kennedy si pudieran, y dirían que Fanjul o la nueva chica florero va a limpiar el partido.
Llevarían a su nueva musa por todos los medios que controlan, por los programas que se imaginan y la venderían como la única que puede regenerar la comunidad, además de no parar de dar caña a la izquierda, aunque tal y como está esta en Madrid tampoco es muy necesario, la verdad. De hecho de algún modo cargarían que todo lo que hubiera hecho Ayuso sería culpa de los rojos. Nos dirían algo del estilo de que la nueva pijita es una dirigente muy capaz como demuestra su trabajo en primero de la carrera de Administración y Dirección de Empresas que empezó y no terminó en una privada y la gente de Madrid la volvería a votar en masa. Aquí les dejo una hipotética cabecera de El Mundo o cualquier otro periódico de su cuerda hablando de su victoria:
MADRID DA LUZ VERDE A LA REGENERACIÓN: FANJUL DECLARA QUE AYUSO ES EL PASADO Y PROMETE LIMPIAR LA REGIÓN.
En el portal de Génova donde la nueva líder del Partido Popular madrileño celebra su arrollador triunfo aclaró que sobre el equipo anterior del partido caerá «todo el peso de la ley» al tiempo que avisa a la izquierda madrileña que «cualquier experimento bilduetarra bolivariano en la comunidad está condenado al fracaso». Por último mandó un mensaje directo a ACS y Quirón salud prometiéndoles que sus esfuerzos por limpiar el partido y la comunidad «no interferirán en absoluto en la actividad empresarial».
No es que lo suponga, es que lo hemos visto. Acuérdense de Cristina Cifuentes, el anterior pelele de ese entramado empresarial mediático y político: llevaba tiempo hablándose de escándalos en la comunidad de Madrid y la mantuvieron en su puesto, hasta chuleaba de su tremendo poder y de que era intocable con todos los resortes de la gran empresa madrileña a su favor. Pero, a medida que el escándalo de su máster fraudulento fue complicándose, este aparato decidió que ya no les convenía. Empezó a sacar sus vergüenzas y culminó con aquel famoso video del robo de unas cremas cosméticas en un hipermercado. La misma tarde, Cristina Cifuentes, comprendiendo el mensaje que le lanzaron con aquella cabeza de caballo, presentaba su dimisión. Así van las cosas en la mafia. Por supuesto el aparato siguió, a Cifuentes le buscaron acomodo tras librarla de sus problemas judiciales, pusieron otra pijita, y allí siguen ACS y Quirón trincando.
A esas empresas, no a la niña mimada de turno, es a las que habría que plantar cara si queremos que en Madrid cambie algo, pero no hemos dado con la tecla para ello. Crear algo parecido a una izquierda en la comunidad parece imprescindible para este fin, pero llevamos mucho tiempo que no sabemos cómo hacerlo los dos o tres madrileños de izquierdas que quedamos. Si alguien tiene alguna idea, le rogaríamos que nos la hiciera llegar. Y a ser posible que no la dirija un presunto maltratador ni acosador sexual, por favor.