“[…] prefigurando el movimiento naciente del futuro, se insinúa la abolición de la forma presente de las relaciones de producción. Si por un lado las fases preburguesas se presentan como supuestos puramente históricos, o sea abolidos, por el otro las condiciones actuales de la producción se presentan como aboliéndose a sí mismas y por tanto como poniendo los supuestos históricos para un nuevo ordenamiento de la sociedad”
K.Marx. Grundrisse
La humanidad está sumergida en el proceso de enajenación y fetichización del consumo que mantiene incólume el maquillaje del mercado como único garante y protector de las libertades. El surgimiento del capitalismo de plataformas desde el punto de vista de la historia económica del capitalismo advierte sobre la profunda transformación de la reproducción del capital por la economía digital.
La reproducción del capital se entiende como el proceso social que permite la existencia y expansión del capital; es el proceso continuo de la manifestación periódica y cíclica que expresan las transformaciones, metamorfosis o cambios periódicos y regulares que garantizan su permanencia y dominio, al analizar su movilidad en los dos espacios que actúa, tanto en la producción como en la circulación de mercancías nos indica que es un proceso sujeto a ruptura e interrupciones, determinadas por las contradicciones inmanentes e internas del propio proceso de reproducción.
En las tres secciones del tomo II de El Capital, Marx expone el proceso de cómo el capital opera cíclicamente:
A) Relaciones sociales entre el capital y el trabajo asalariado (capital dinero, capital productivo y capital mercancías)
B) La forma de capital desembolsado en su transición en el espacio y en el tiempo.
C) A partir del ciclo del capital mercancías, se incorporan las relaciones sectoriales de la producción y su expresión en el intercambio.
D) Las condiciones que permiten la existencia del sistema capitalista como forma orientada a la acumulación.
La historia de la implicación entre capital y tecnología, se hace evidente que la automatización ha evolucionado distanciándose del antiguo modelo de la cadena de ensamblaje industrial hacia las redes diseminadas del capitalismo contemporáneo. Como dice Marx en “Fragmento sobre las máquinas”, comienza cuando el capitalismo adopta la tecnología como capital fijo y la impulsa a través de varias metamorfosis, “la última de las cuales es la máquina o más bien un sistema automático de maquinaria […] puesto en movimiento por un autómata, por fuerza motriz que se mueve a sí misma”
El papel del conocimiento en la instancia de realización del valor.
Nick Srnicek en “Capitalismo de plataformas” (2018) nos muestra como el capitalismo con la economía digital se volcó hacia los datos para recobrar potencial y dinamismo tras las prolongadas crisis de sobrecapacidad que acechaban la producción fordista de bienes y su régimen de empleo desde la década de 1970. “Los datos son el recurso básico que impulsa a las empresas de plataforma, y son los datos que les dan su ventaja sobre sus competidores. Las plataformas, a su vez, están diseñadas como un mecanismo para extraer y usar esos datos.”
El capitalismo del siglo XXI se centra en un tipo particular de materia prima, que también opera como mercancía: los datos. Desarrolla estrategias comerciales con el objetivo de concretar lo que se llama monetarizar las interacciones en redes, esa información que dejamos registrada al utilizar dispositivos digitales conectados a internet y que gracias a los avances tecnológicos recientes es posible detectar, almacenar y analizar en cantidades realmente masivas y a una velocidad creciente, lo que se conoce como “Big Data” o flujo de datos.
Dicho modelo encarnado por Google y Facebook, Apple y Microsoft, Siemens y General Electric, Uber y AirBnb, con la datificación y plataformas realizan una serie de funciones capitalistas claves, entre las que se destaca su capacidad para impulsar la deslocalización y la precarización de la fuerza de trabajo.
El capitalismo digital asienta su dominio direccionando la creciente centralidad de los algoritmos en las prácticas organizativas provocadas por la centralidad de las tecnologías de información y comunicación en todo lo que va desde la producción a la circulación, de la logística industrial a la especulación financiera, de la planeación y el diseño urbanos a la comunicación social.
Los estructuras algorítmicas se manifiestan como tecnologías propietarias de captura y control, en términos marxistas constituyen una forma de capital constante [1] análoga a otras inversiones capitalistas en tecnologías y máquinas.
El capital no sólo consigue apropiarse de los procesos productivos de manera formal, sino que los funda materialmente. Contemporáneamente asistimos al reemplazo de la “subsunción real del trabajo en el capital” por la “subsunción real de la vida (de la existencia humana) en el capital” que se presenta en un mundo donde los procesos de producción se dan en la totalidad del espacio social, el capital ha subsumido todas las facetas del vivir. El sujeto es atravesado por una infinidad de imágenes, comunicaciones y dispositivos tecnológicos que penetran en lo más profundo de su conciencia con la finalidad de la reproducción del dominio y de la valorización capitalista.
La biohipermedia
Un proceso bulímico destinado a atravesar y modificar los mil planos de la naturaleza humana en un intento de hacerla homogénea con el capitalismo que comparte una similitud con lo que hace el capitalismo industrial en la fábrica, operando la subdivisión entre el trabajo vivo de los trabajadores y el trabajo muerto de las máquinas, Giorgio Griziotti acuña el término que identifica la relación mediante dispositivos entre cuerpos y espacio, es parte de la difusión de los smartphones, las tabletas y la computación ubicua. Las redes digitales abandonan la centralidad de las máquinas de escritorio y las laptops en favor de dispositivos más pequeños y portables, emerge un nuevo paisaje social y técnico alrededor de las «aplicaciones móviles» (apps) y las «nubes» que directamente «influye en el modo en que sentimos, percibimos y entendemos el mundo»
El término computación ubicua [2]o computación omnipresente (ubicomp) implica tecnologías de redes y comunicaciones inalámbricas, dispositivos móviles, sistemas integrados , computadoras portátiles, etiquetas de identificación por radiofrecuencia ( RFID ), middleware y agentes de software, con ejemplos como los sistemas de peaje electrónico en las autopistas; aplicaciones de seguimiento, como Life360, que puede rastrear la ubicación del usuario, la velocidad a la que conduce y cuánta batería le queda a su teléfono inteligente; Apple Watch; Amazon Echo; semáforos inteligentes; Fitbit.
Como describe Griziotti, el capitalismo cognitivo extiende una separación similar al espacio y el tiempo de la vida, gracias a algoritmos que implementan esta división esterilizando la riqueza de las relaciones, orientando compulsivamente el deseo, saturando artificialmente nuestros sentidos y estados emocionales. Silicon Valley lidera la carrera para formatear a los propios seres humanos para convertirnos cada vez más en función del capitalismo cognitivo y de la transformación de nuestras vidas en mercancías facilitando la adopción voluntaria de los instrumentos de control a cambio de la ilusión de libertad individual.
Las narrativas transmedia están realizando la transformación mutua entre la realidad virtual y material, para que el capital económico pueda aumentar de manera rápida su valor. En el libro: “La sociedad de plataforma” [3] (2018) se considera que las plataformas están orientadas hacia la recolección sistemática, procesamiento algorítmico, circulación y monetización de datos de los usuarios. Significan una tendencia natural a la monopolización. Para garantizar estos efectos de red, las plataformas utilizan “subvenciones cruzadas” para captar usuarios, es decir, la prestación gratuita de algunos servicios se compensa con el cobro de otros: por ejemplo, Google contrabalancea la gratuidad de su servicio de Gmail con el dinero que genera por publicidad.
Srnicek propone diferencias entre las plataformas, postula cinco tipos de infraestructuras digitales: a) plataformas publicitarias (Google, Facebook), que extraen información de los usuarios, la procesan y luego usan esos datos para vender espacios de publicidad; b) plataformas de la nube (Amazon Web Services, Salesforce), que alquilan hardware y software a otras empresas; c) plataformas industriales (General Electric, Siemens), que producen el hardware y software necesarios para transformar la manufactura clásica en procesos conectados por internet, lo que baja los costos de producción; d) plataformas de productos (Spotify, Rolls Royce), que transforman un bien tradicional en un servicio y cobran una suscripción; e) plataformas que operan a través de un “modelo hipertercerizado” y deslocalizado (Airbnb, Uber, Glovo, Rappi). Uber no tiene una flota de taxis, Airbnb no tiene departamentos y Rappi no tiene bicis. El único capital fijo relevante es su software.
3 ejemplos de control y direccionamiento:
Edgerank, el algoritmo de Facebook es el conjunto de cálculos que utiliza Facebook en su feed de noticias para decidir qué contenido ves. Está constantemente ajustando y actualizando el algoritmo para asegurarse en mantener a los usuarios conectados y navegando más tiempo en la plataforma.
El algoritmo de PageRank de Google clasifica los resultados de nuestras búsquedas, consigue producir un valor añadido de nuestras actividades en red y revela el potencial de los modelos matemáticos capaces de aproximarse al comportamiento humano hasta el punto de moldearlo.
El algoritmo de Instagram se basa en señales como la calidad de las imágenes, la popularidad de los hashtags utilizados y la frecuencia de interacción del usuario con determinados tipos de contenido. Recoge la información sobre el comportamiento de los usuarios para después definir o priorizar qué va a mostrar: el orden de las publicaciones en el feed (flujo de contenido por el que se puede desplazar), los usuarios que muestra de antemano en stories o el contenido para explorar.
Otros algoritmos menos conocidos (Appinions, Klout, Hummingbird, pkc, Perlin Noise, Cinematch, kdp Select y muchos más) modulan nuestra relación con los datos y con los dispositivos digitales.
General intellect
Marx introduce el célebre concepto del general intellect, referido al saber abstracto, una inteligencia social, colectiva, creada por conocimientos, técnicas y saberes acumulados, la
“capacidad científica objetivada” en el sistema de máquinas.
“La naturaleza no construye máquinas, ni locomotoras, ferrocarriles, telégrafos eléctricos, hiladoras automáticas, etc. Son éstos productos de la industria humana: material natural, transformado en órganos de la voluntad humana sobre la naturaleza o de su actuación en la naturaleza. Son órganos del cerebro humano creados por la mano humana; fuerza objetivada del conocimiento. El desarrollo del capital fijo revela hasta qué punto el conocimiento o knowledge social general se ha convertido en fuerza productiva inmediata, y, por lo tanto, hasta qué punto las condiciones del proceso de la vida social misma han entrado bajo los controles del general intellect y remodeladas conforme al mismo”
Como capital fijo, la ciencia y la tecnología encarnan el poder del capital en el proceso material de trabajo, depende, en definitiva, de este conocimiento teórico-práctico generado por la especie humana; conocimiento que no está petrificado como algo “ya dado” sino que se encuentra en constante desarrollo. La producción del general intellect, se refiere al nivel general de conocimiento alcanzado por la humanidad (ciencia), así como a los desarrollos tecnológico-prácticos vinculados a la misma.
Según Marx, el desarrollo del general intellect se manifiesta en una sociedad capitalista en el control del proceso de vida social. Designa un cambio radical de la subsunción del trabajo al capital e indica una tercera etapa de la división del trabajo, el intelecto general caracteriza sistemas económicos como el capitalismo tardío: caracterizado por la expansión del proceso de acumulación, la internacionalización y centralización del capital, la introducción de la automatización en la producción y la reducción del tiempo de rotación del capital.
Los tiempos telemáticos actuales, los mundos virtuales, Internet con su globalización, la informática en general, los videojuegos y la televisión forman nuevas escrituras que modifican nuestros modos de representación, Ray Bradbury, publica 5 relatos distópicos reunidos en 1953 bajo el título “Fahrenheit 451” nos estaba explicando el mundo en el que vivimos hoy, el más convincente de todos los infiernos conformistas: pantallas de televisión que ocupan paredes, una población que no escucha otra cosa que música y fake news transmitidas por auriculares.
«Has de comprender que nuestra civilización es tan vasta que no podemos permitir que nuestras minorías se alteren o exciten. Pregúntate a ti mismo: ¿Qué queremos en esta nación, por encima de todo? La gente quiere ser feliz, ¿no es así? ¿No lo has estado oyendo toda tu vida? «Quiero ser feliz», dice la gente. Bueno, ¿no lo son? ¿No les mantenemos en acción, no les proporcionamos diversiones? Eso es para lo único que vivimos, ¿no? ¿Para el placer y las emociones? Y tendrás que admitir que nuestra civilización se lo facilita en abundancia»
La modalidad capitalista promueve un determinado tipo de vínculo social, precisamente aquel que supone el —no establecimiento— de vínculos, la búsqueda de lo individual del propio placer, en realidad por tanto, «la desvinculación social». Produce una ciudadanía digital, individuos adaptados a «los circuitos integrados del capitalismo global», cuerpos conectados de forma ávida, ansiosos, sintonizados que redefinen las certezas que conforman su modo de interpretar el mundo.
[1] la parte de capital que se invierte en medios de producción, es decir, materias primas, materias auxiliares e instrumentos de trabajo.
[2] procesamiento de la información que conecta dispositivos y procesadores que permite tener disponibilidad constante, de modo que la computación y el procesamiento puedan aparecer en el momento y lugar en que se necesiten mediante cualquier dispositivo conectado.
[3] Van Dijck, J., Poell, T., & De Waal, M. (2018). “The platform society: Public values in a connective world” Oxford University Press.