El Leviatán liberal

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El Nuevo Orden internacional occidental adquirió un carácter global hegemónico, liderado por Estados Unidos a partir de la construcción de un sistema de instituciones multilaterales para sostener y expandir los principios, reglas y valores del liberalismo, que reflejasen los intereses de las potencias occidentales capitalistas a nivel mundial.

Las raíces de los cambios económicos a nivel mundial (1944-1980)

John Ikenberry[1] narra cómo durante la IIª Guerra  Mundial los EEUU se convirtieron por primera vez en un “Leviatán liberal” que pilotó a sus aliados occidentales a partir de una arquitectura de declaraciones y acuerdos consensuados en el periodo 1941-1949 como: The Atlantic Charter (1941), la Conferencia de Bretton Woods[2], la Carta de las Naciones Unidas (1945) el Plan Marshall de 1948 (European Recovery Program) y el Tratado Atlántico Norte que constituyó la OTAN (1949).

Se crean una serie de Organismos Internacionales tendientes a garantizar equilibrio en el mercado financiero internacional: el Banco Mundial  (1944), el FMI y el BIRF (Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento) en diciembre de 1945 y el GATT, Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio en 1947. Para facilitar los pagos más rápidos, fáciles y seguros de país a país en 1973 se crea la red SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication).

Tras el final de la 2ª GM, EEUU adquiere el estatus de superpotencia mundial, comienza la Guerra Fría en contra de la URSS y su modelo social y el “excepcionalismo norteamericano”, —la narrativa de ser una nación excepcional, diferente al resto del mundo— se convierte en un instrumento ideológico-discursivo preferente para justificar, legitimar y tratar de perpetuar la acción global y la hegemonía estadounidenses, encarnada en la idea del “siglo americano”, reconociéndose a sí mismo como «el defensor del mundo libre” frente al modelo soviético.

Con la implosión de la URSS en 1991 y el fin de la Guerra Fría y la unipolaridad resultante, la economía toma un alcance global con la conformación de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en enero 1995, con los 75 países miembros del GATT y la Comunidad Europea como miembros fundadores, una esfera económica referida a la apertura comercial internacional basada en la conformación de un sistema de comercio multilateral, el modelo económico resultante se caracteriza con la integración de las economías locales a una economía de mercado mundial donde los modos de producción y los movimientos de capital se configuran a escala planetaria cobrando mayor importancia el rol de las empresas multinacionales y la circulación libre de capitales junto con la implantación definitiva de la sociedad de consumo.

En su “National Security Strategy” de 2002, el presidente George W. Bush se hizo eco de la opinión de Fukuyama: «Las grandes luchas del siglo XX entre la libertad y el totalitarismo terminaron con una victoria decisiva para las fuerzas de la libertad, y un único modelo sostenible para el éxito nacional: libertad, democracia y libre empresa».

Desde el comienzo de la Guerra Fría, en las relaciones internacionales la identidad estadounidense no ha podido existir sin un enemigo contra el que definirse. La narrativa actual de la «amenaza china» le sirve como parche para la crisis existencial de EEUU.

Reflejo de la situación el historiador Alfred McCoy en su libro “In the Shadows of American Century” ( 2017) analiza los principales instrumentos de la hegemonía estadounidense: intervención encubierta, élites clientelares, tortura psicológica y vigilancia mundial.

A menudo irracionales incluso desde un punto de vista imperial, estas microoperaciones militares pueden generar gastos sangrantes o derrotas humillantes que sólo aceleran el proceso que ya está en marcha”, presentando audazmente una serie de escenarios que podrían conducir al fin de la dominación mundial de Washington para 2030.

En el mismo sentido, el periodista de investigación Matt Kennard mientras trabajaba para el Financial Times, tuvo un acceso sin restricciones de la crème de la crème de la élite global, en su libro “The Racket. A Rogue Reporter vs The American Empire” (2015) escribe: «Mientras que los imperios en ascenso son a menudo juiciosos, incluso racionales en el uso de la fuerza armada para la conquista y el control de dominios de ultramar, los imperios en decadencia se inclinan a exhibiciones de poder imprudentes, soñando con audaces golpes maestros militares que de alguna manera recuperarían el prestigio y el poder perdidos”,

y apostilla: “Reemplazan la diplomacia, el multilateralismo y la política con amenazas unilaterales y con instrumento contundente:la guerra. Se convierten en los ciegos arquitectos de su propia destrucción»

Kennard ofrece otra muestra de los efectos del Leviatán neoliberal en la sociedad norteamericana, el “workfare”o sistema de trabajo en los presidios norteamericanos que albergan un asombroso 25% de los prisioneros del mundo, aunque los estadounidenses representan sólo el 5% de la población mundial.

Analistas de estas estadísticas hablan de esclavitud en el siglo XXI o cuanto menos de explotación, según el informe anual que difundió Human Rights Watch en 2017, hay 2,3 millones de detenidos en EE.UU. De esa cifra, 211 mil en cárceles federales y el resto en prisiones estaduales. Pero si se ampliara el universo a quienes están en libertad condicional o bajo alguna restricción de movimientos, habría 5 millones de personas más en cuarentena. Las cifras de presos en Estados Unidos, —el defensor del mundo libre— superan con amplitud a las de China, Rusia y Brasil, que le siguen en orden y rondan entre los 600 y 700 mil cada uno.

 Microsoft, TWA, Konika, Boeing, Wal-Mart, Chevron o IBM, obtienen inmensos beneficios al recurrir a un trabajo que se paga muy barato: los presos perciben entre 1 y 3 dólares al día, el trabajo masivo, que en términos más adecuados debería de calificarse como «esclavo» o, cuanto menos, «forzoso y explotador».

La crisis económica de 2008, acompañada de una severa crisis social, les dio nuevas oportunidades de «mejorar en el negocio», incorporando de paso a pobres y a personas con enfermedades mentales. Como dice Eric Schlosser: “la materia prima del complejo industrial penitenciario son sus internos: los pobres, las personas sin hogar y los enfermos mentales; traficantes de drogas, drogadictos, alcohólicos”

Según el periodista Matt Taibbi, los bancos de Wall Street se dieron cuenta del influjo de dinero y actualmente son unos de los mayores inversores de la industria de prisiones. Estrategias que se relacionan con la visión neoliberal, la irrupción masiva de empresas privadas en el negocio del encarcelamiento, Wells Fargo tiene invertidos unos 100 millones en GEO Group y 6 millones en la CCA. Otros grandes inversores incluyen al Bank of America, a Fidelty Investiments, General Electric y The Vanguard Group.

Multipolaridad

El actual Orden Internacional se encuentra en un proceso de transición de un orden unipolar con hegemonía de Estados Unidos y del G7 hacia otro mundo multipolar que modifique las asimetrías Norte-Sur. Factores como  el crecimiento y la importancia del desarrollo económico exponencial de China  y el desarrollo de la Ruta de la Franja y la Ruta como un eje de paz y desarrollo inclusivo, la conformación de los BRICS, eje de la construcción de un nuevo orden internacional con un mayor peso económico tras su ampliación superando al G7, y el progresivo fenómeno de “desdolarización” por la alternativa para comerciar entre países con monedas nacionales que está quebrando los parámetros del poder hegemónico de EEUU y del Occidente colectivo asociado. Un cambio del relato de subordinación a la agenda hegemónica de EEUU, la pérdida de “poder blando” de EEUU bajo los ideales de democracia, libertad y el “mundo libre” que ocultan los verdaderos fines económicos de un imperio con disposiciones neocoloniales.


[1] codirector del Princeton Project on National Security que examina el carácter cambiante del entorno de seguridad internacional de EEUU

[2] Conferencia de Bretton Woods (1944), conocida como la Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas

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