¿Y mi libertad de elección?

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Por Sonia Mauriz Pereira

Necesitábamos la complicidad de la ciudadanía ,convencerles de que la prostitución era un trabajo como otro cualquiera donde las chicas llegaban por voluntad propia ,eran libres para marcharse en cualquier momento y ganaban mucho dinero.¿Cómo alguien en su sano juicio podía dejar sin trabajo ,sin pan ,a todas esas mujeres y sus hijos ,cuando ellas de manera voluntaria habían elegido ser prostitutas?

¿Donde quedaría los más importante ,la libertad del individuo? “

Estas son las palabras de un proxeneta real, de los primeros en crear ANELA ( Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne) en el libro con Mabel Lozano “ El proxeneta” donde habla con total frialdad mercantil de su ‘“producto”, de su trazabilidad, nicho de mercado y target. Como quien vende zapatillas.

En este fragmento expone la necesidad de convencer a la sociedad de que la prostitución es un trabajo y, por tanto, debe ser regulado como tal. En los capítulos anteriores explica cómo destruir al ser humano, a la mujer para que no solo lo crea, para que también lo defienda y permanezca atrapada creyéndose libre.

Nos espantaría en pleno siglo XXI con toda razón, semejantes declaraciones de la CEOE sobre los obreros y lo llamariamos como lo que es, “esclavitud”.

Se dice que la esclavitud desapareció de la civilización europea, pero no es cierto. Existe aún; solo que no pesa más que sobre la mujer y se llama prostitución” ,esto decía en 1862 ,Víctor Hugo en “Los miserables” (como descubrí en un artículo de la gran feminista María Xosé Porteiro) .

El progreso habitualmente se relaciona con la linealidad cronológica pero las feministas de este lustro estamos viendo y comprobando como sin máquinas del tiempo se puede retroceder incluso siglos en avance moral y en derechos que dábamos ya por sentados.

 “El Proxeneta” (llamémosle así para deshumanizarlo como a él le gusta hacer con otras y por practicidad) describe también a los puteros como lo que son, seres sin conciencia, cobardes que no buscan sexo, buscan ejercer violencia y sentir poder, disfrazarse  incluso de buenos samaritanos.

Cualquiera que acceda a un foro de puteros no sentirá más que arcadas al ver como pueden puntuar a seres humanos, cómo valoran la sumisión, la capacidad para ser humillada, óomo se alegran de guerras y crisis porque las mujeres son las primeras víctimas de la pobreza y, sin salida, muchas “escogerán” la prostitución. (Véase cómo en con el conflicto de Ucrania ,estos sociópatas estaban felices por las refugiadas desprotegidas y la inminente crisis que aumentaría la oferta de “mercancía”) 

También en estas webs valoran positivamente que sean muy jóvenes, incluso menores, y en sus filias pueden incluir embarazos o discapacidades. Porque no son seres humanos, las mujeres son consumibles.

Creo que a nadie con dos dedos de frente le queda duda ya de que el mito de la puta feliz es como el mito del esclavo feliz y si te queda duda es que has visto muchas series, eres muy ingenuo/a o un o una hipócrita que prefiere mirar para otro lado o un putero,claro. 

Proxeneta dixit :” Para apoyar todo el discurso de nuestro representante necesitábamos también la voz de algunas mujeres que lo ratificaran y aportaran veracidad a sus afirmaciones; pero era una tarea sencilla para nosotros, que éramos sus dueños y explotadores, conseguir que hablasen delante de las cámaras de lo bonita y fácil que era esta vida “

(¿A quién no le suena esa violencia que te atrapa y a la que no ves salida? Pero ya se sabe “De los creadores de “¿Y ella por que no lo deja?”, ahora llega “Pero lo son porque quieren que pueden fregar escaleras “… Para mucha gente las escaleras son como de Moebius ,infinitas) 

Pero ¿Y la libertad de todos y todas a escoger qué sociedad queremos construir y ,sobre todo, con quién compartirla? Yo no quiero vivir en un mundo, en un estado que permita que existan puteros y proxenetas. No quiero avalar con mis impuestos que a señores que destruyen mujeres y las venden se les trate como empresarios. Y si denomino jurídicamente, legislativamente a una prostituta como empleada directamente el tipo que la explota, cohíbe y maltrata pasa a ser empresario.

Para mi asombro a veces escucho a gente opinar que con la regularización se acabaría tal explotación y maltrato, como si el mercantilizar el cuerpo y el deseo no fueran ya violencia en sí.

En esto los proxenetas fueron muy listos (remito al párrafo al comienzo del artículo) porque al pasar a convertir sus agrupaciones en autodenominados, que no legales, sindicatos, la masa social entiende que van a luchar por los derechos laborales de las prostitutas. Más listos aún cuando se quitaron del foco y pusieron a las mujeres delante como si ellas llevaran la voz cantante. Y la sociedad, los trabajadores, compraron la idea. Si es un trabajo, ellas son obreras y hay que legislar el oficio como tal, en una burla al Estatuto de los Trabajadores  a la que ni Franco se habría atrevido.

Vamos a ver José Antonio, Maricarmen, si a ti tu jefe en la cafetería o en la obra te tienen ninguneado y las reformas laborales se lo van poniendo cada vez más fácil y lo hacen ante testigos como tus compañeros  y antes ves un unicornio que un inspector de trabajo, ¿Cómo puedes creer que una prostituta entre cuatro paredes con un putero puede ser protegida de algún modo? Y encima el encargado de tal protección será un tipo como el del libro mencionado que te explica con todo detalle cómo destruir mentalmente a una mujer para que acepte prostituirse. Si acaso ponemos maltratadores a luchar contra la violencia machista siguiendo esta línea de pensamiento.

El proxeneta es un tipo que decide aprovechar la necesidad de otro ser humano para enriquecerse a costa de su humanidad. No, Manolo…tu jefe en el taller no hace lo mismo. Uno no necesita drogarse para trabajar en un taller, uno puede arreglar el coche de su padre, uno no se embaraza con un cambio de aceite y debe escoger entre abortar o tener al hijo de un desconocido despreciable, uno no adquiere ETS usando una llave inglesa, uno no debe despersonalizarse con cada tarea mecánica hasta el punto de sufrir consecuencias psicológicas crónicas, uno no sufre violencia física y psicológica cambiando un embrague, uno no teme a un prolapso anal o a un daño en la matriz en “Talleres y recambios López” , uno no recibe una paliza si no quiere trabajar.

En palabras del Proxeneta sobre ANELA:

 “ Todo su alegato se mantenía con la defensa de la prostitución como un trabajo cualquiera, de libre elección. El pequeño detalle que olvidaba en sus argumentos era que estas mujeres no llegaban a la prostitución por voluntad propia ni en libertad, si no por la precariedad en la que vivían, por la necesidad de sus familias y porque nosotros, conociendo su vulnerabilidad, les dábamos caza como si fueran animales indefensos”

En este punto me remito a Anguita y su definición de libertad que tomo como mía:

“Es algo muy grande, es asumir que se tiene la conciencia libre, que no es lo mismo que libertad de conciencia. La conciencia libre significa que yo puedo decidir si tengo todos los elementos para tomar mi decisión.

Estoy bien informado, estoy bien formado, me alimento todos los días, tengo un techo donde guarecerme, una ropa que ponerme y, una vez que tengo mis necesidades más elementales satisfechas, ya puedo empezar pensar a ser un hombre libre”.

Creo que no hay más preguntas señoría, no hay mujeres así dedicadas a la prostitución más que en Netflix.

Por tanto, el proxeneta es el negrero de este siglo, es traficante de seres humanos aunque su víctima se llame Begoña y sea de Burgos.

El focalizar el problema en la trata es utilizar el racismo y la aporofobia social para distraer del verdadero problema, que vender seres humanos es violencia, sea de otro país o de kilómetro cero ( así le llaman proxenetas y puteros a las mujeres patrias en prostitución, porque que no pare la deshumanización).

Si crees que lo condenable es la trata internacional y no la de tu barrio es porque asimilas prostitución a algo que les pasa a otras, a las que no son de tu etnia o de tu clase. Pero la violencia sexual y la precariedad es patrimonio femenino globalmente y toda mujer vive a un revés de estar ahí, Concha. Todas. Ahí estará el carroñero del proxeneta pronto a atraparte y, como en documentales de la 2 cuando los carroñeros se reúnen a despiezar a una víctima tras los primeros van los que aún tienen menos escrúpulos, los puteros.

En el libro que hoy uso de referencia también el Proxeneta hace un dibujo de los puteros. Hasta él que convirtió en producto a seres humanos y lo compró y vendió como quiso se declara asombrado por el cinismo e hipocresía que veía en estos seres infrahumanos 

Porque todos los puteros sin excepción, piensan que la prostitución es un trabajo normal, pero ninguno de ellos aceptaría que sus hijas, que sus mujeres o sus hermanas fueran putas, como ninguno de ellos reconocería a una puta como alguien cercano. Las putas no tienen ni madre, ni padre, ni hermanos, ni amigos. Todos las expulsan de sus vidas, pero todos las utilizan”

En mi ciudad hay una estatua a un negrero, dedicada como prohombre porque una fundación en su nombre ayudaba a familias necesitadas. Era en su tiempo un honrado empresario, intachable, parte importante de la sociedad y preocupado por el bienestar de sus conciudadanos, un buen cristiano. En alguna parte del mundo familias igual de honradas y pilares de sus sociedades compraban su mercancía. La mercancía era feliz , esto se sabía porque cantaban, estaban hechos para el trabajo y gracias a sus captores salían del estado salvaje y conocían a dios. Incluso algunos se encargaban de que algunos desagradecidos trabajaran sin huir. Pasamos por delante de esta estatua todos los días dando por hecho que ya no sucede y ya no defenderíamos el derecho o libertad individual de vender un ser humano, venderte tú o que tu vecino compre servicio doméstico.

Yo hoy defiendo las leyes que penalizan y castigan que se pueda tratar a otro ser humano como mercancía, como objeto de consumo. Si me revuelven el estómago los anuncios de otros siglos sobre venta de mujeres negras, me revuelven también los folletos en Alemania que ofrecen menús de fastfood y prostituta, en un combo nauseabundo de deshumanización.

El contrato social que cimenta las sociedades democráticas, que avala que el poder emana del pueblo por el interés general para vivir en sociedades igualitarias y justas no puede ser utilizado para degradar seres humanos y convertir a sus explotadores en dignos ciudadanos y a sus compradores en clientes inocentes que buscan ocio.

Y ahí está mi libertad, la de defender este tipo de sociedad que repulsa cualquier tipo de esclavitud, son los valores que me hacen persona de izquierda. Poner la convivencia en libertad de todos los seres humanos por encima de todo, la libertad real que decía Anguita, libertad de la conciencia. Porque ni el proxeneta tiene derecho a poseer seres humanos, ni el putero a comprarlos.

Si en su momento decidimos desregularizar y desnormalizar el esclavismo e incluso penalizarlo, no podemos normalizarlo ni aunque un solo esclavo se muestre conforme.

Si en su momento decidimos que la violencia machista no era un asunto privado y que sus víctimas vivían bajo un ciclo de violencia que las enjaulaba psicológicamente desarmando sus posibilidades de huida no podemos mirar a otro lado ni aunque una sola víctima niegue serlo.

Y con las prostitutas lo mismo.

Por tanto, ejerzo mi libertad individual en aras del bien colectivo de no querer convivir y luchar activamente contra la existencia de proxenetas y puteros.

Como los defensores de la prostitución se nombran a sí mismos defensores de la libertad entiendo que me apoyarán en el ejercicio de este derecho

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