La ideología de género es reaccionaria

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Artículo de John McInally traducido por Sara Juárez

La credibilidad de la “reseña” hagiográfica de Cal McBride del último libro de Judith Butler se desintegra bajo su propia falta de escrutinio partidista. 

Butler afima que la oposición a la “filosofía cultural orientada al género” está impulsada por una reacción desde la derecha, y si no estás de acuerdo, eres un fanático o un fascista. Pero fueron mujeres feministas socialistas quienes expusieron que la “teoría” de Butler refuerza, en lugar de desmantelar, los estereotipos de género. El método de caza de brujas, inquisitorial, de culpa por asociación de Butler al unir a Joseph Ratzinger con JK Rowling y Kathleen Stock en unidad ideológica y de propósito es risible y desesperado.

McBride exhibe su falta de curiosidad acerca de la creación por parte de las Grandes Farmacéuticas de una industria multimillonaria basada en la mercantilización de cuerpos jóvenes desesperadamente alienados bajo el capitalismo, o de por qué la ideología de género es abrazada por bastiones de la clase dominante como la policía, la élite artística, la academia, la BBC y la rama liberal de la aristocracia gobernante. Silencio total sobre los políticos en nómina de compañías que venden bloqueadores de la pubertad.

McBride desprecia arrogantemente los argumentos del Informe Cass, incluida la protección de los niños, haciéndose eco de la cínica metodología de Butler que evita el pensamiento crítico y el escrutinio científico en favor de la afirmación ideológica.

La ideología es una cuestión de clases. Marx liberó a la filosofía del idealismo subjetivo; el concepto de que la realidad se construye a través de las ideas independientemente de la realidad material y armó a la clase trabajadora con una base ideológica materialista consistente sobre la que luchar para liberarnos del miedo, la superstición y la opresión.

Cada período de reacción trae consigo una nueva y degradada iteración del idealismo subjetivo, en nuestro tiempo es el posmodernismo y su descendencia bastarda, la teoría queer, que esencialmente afirma que no puedes cambiar el mundo, pero puedes cambiar la forma como lo describes, y también a ti mismo, adoptando una variedad interminable de identidades.

Los comunistas se oponen a la ideología deprimente, irracional y reaccionaria de Butler, que solo podría prosperar en una época de reacción neoliberal.  Es hiperindividualismo con esteroides, una negación de la solidaridad colectiva de la clase trabajadora que no explica nada y ofrece menos.

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