Ecuador y Argentina, la disonancia del Sur Global

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Isidro Páez

Sur Global

Término académico que representa la creciente disposición y capacidad de países para actuar como actores soberanos e independientes en el escenario mundial, una colección amplia y suelta de naciones —la mayoría de África, Asia y América Latina que se niegan a doblegarse a la voluntad de los países occidentales a la luz de las transformaciones fundamentales que se están observando en el orden político, militar y económico mundial como son la ampliación de los Brics, la desdolarización en el comercio internacional y la distribución multipolar del poder económico.

Ecuador y Argentina, dos países con nuevos  presidentes, se han convertido en dos voces disonantes dentro del Sur Global, se transmutan en referentes de la economía libre en Latinoamérica y apoyan el llamado “orden internacional basado en reglas”, cimentado en la desigualdad soberana, que introduce privilegios especiales bajo la apariencia de valores democráticos liberales universales.

Como explica el diplomático John Lander, ex embajador adjunto en China en una entrevista: “El orden basado en reglas es un conjunto de reglas siempre variables y en constante vacilación, ideadas por EEUU para beneficio de EEUU y sus aliados occidentales”

En Ecuador, Daniel Noboa asumió la Presidencia tras los comicios extraordinarios luego que G. Lasso decretara la «muerte cruzada«, mecanismo que permite al jefe de Estado disolver la Asamblea Nacional si considera que está obstaculizando su capacidad para gobernar, así se daba paso a  la continuidad del modelo de economía empresarial-neoliberal revivida por L. Moreno (2017-2021) y afirmado por Guillermo Lasso (2021-2023).

No se hicieron esperar, raudos y veloces del 22 al 25 de enero Ecuador recibió en Palacio de Carondelet, en Quito, la visita de una comitiva compuesta por el asesor especial del presidente Biden para las Américas, Christopher Dod junto con el Subsecretario adjunto de la Oficina de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley, Christopher Landberg y la misma Laura. Richardson  Jefa del Comando Sur de EEUU (SOUTHCOM) acompañados por sus respectivos equipos técnicos para allanar el camino de entendimiento con el gobierno ecuatoriano

Se estableció la hoja de ruta de un plan de seguridad para Ecuador con duración de cinco años teniendo como base a un previo Acuerdo de cooperación marítima firmado entre ambas naciones, además de la entrega de equipamiento y financiamiento para las fuerzas del orden por parte estadounidense.

En Argentina, la irrupción de Javier Milei como Presidente impulsó de entrada una estrategia maximalista del poder, a los 10 días de haber jurado el cargo de presidente firmó el DNU 70/23, con el que pretendía modificar más de 200 leyes, y luego siguió con la Ley Ómnibus, con más de 600 artículos con la intención de dar vuelta la estructura jurídica de la Argentina de un plumazo. La finalidad es convertir la Nación en Factoria al servicio occidental.

Llevar al país por la senda del «Consenso de Washington», término utilizado de forma genérica para referirse al fundamentalismo de mercado, acuñado en el año 1989 por el economista John Williamson para describir un paquete de reformas «estándar» recomendadas por instituciones bajo la órbita de Washington: el FMI, el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de EEUU.

El Gobierno argentino lleva a cabo un alineamiento político estratégico en términos bélicos muy irresponsables apoyando a aquellos países como Israel y Estados Unidos, que son los que votan en contra de Argentina en los foros internacionales relativos a Malvinas  y en un gesto más de “adulación” al imperio presentó este 18 de abril la solicitud para ser «socio global» de la OTAN.

Cualquier vinculación estratégica bélica tiene que ser decidida por el Congreso según estipula la Constitución Nacional, Milei sobreactúa invitando al representante diplomático de Israel a presenciar una reunión de gabinete. El país ha sido un ejemplo de no alineamiento a lo largo de su historia salvo en la época de Menem (1989-1999), justamente cuando tuvieron lugar los atentados contra la embajada de Israel (marzo de 1992) y la AMIA (julio de 1994).

Recicla a economistas menemistas de la galera colonialista entre los Chicago boys [1] de la Argentina provenientes del CEMA (Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina) hoy convertida en universidad privada UCEMA. Economistas graduados por la Universidad de Chicago, cuna del monetarismo y referente del liberalismo de Milton Friedman, como Roque Fernández, doctorado gracias a una beca de la Fundación Ford, ex ministro de Economía (1996 -1999) y Carlos Rodríguez, exsecretario de Política Económica de Menem (1996-98). Eso ya serviría de referencia de su actitud servil ante el gran capital, con el pretexto de que los mercados deben asignar los recursos y decidir si “se produce caramelos o acero”, como decía A. Estrada, funcionario de Martínez de Hoz, ministro de Economía en la dictadura argentina, impulsor del plan de reformas liberales que marcaron a fuego a la Argentina: la

 “Tablita”, un símbolo atroz de la época: los precios minoristas crecieron el 9.095% y la cotización del dólar en pesos aumentó un 635%.

Como Diana Mondino, designada ministra de Relaciones Exteriores, profesora de Finanzas en los Master en Dirección de Empresas y Master en Finanzas de la UCEMA, una señora “de bien”, banquera por herencia, ultraderechista por decisión propia, carente de empatía, a sus 65 años quiere explicar por qué es absurdo que los jubilados tengan acceso a un crédito: “Por definición todos algún día nos vamos a morir y si sos un jubilado de determinada edad casi seguro que te vas a morir”

El gobierno de Javier Milei está desmantelando el debilitado sistema de precios internos, cuya liberalización sólo favorece el incremento exponencial de las ganancias de los grandes conglomerados empresarios, yendo a un esquema mundial de precios definido por estos.

Voces latinoamericanas se oponen

En el encuentro entre el presidente colombiano, Gustavo Petro y presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, abordaron varios temas de interés común, como cuestiones ambientales relacionadas con la protección de la Amazonia, además de la «prosperidad de América del Sur«.  Lula da Silva, manifestó que, históricamente, los países latinoamericanos no tuvieron asociaciones comerciales entre sí, ni con naciones africanas, pero que esa lógica ha cambiado con el concepto de Sur Global y criticó la ofensiva de EEUU contra los latinoamericanos y defendió la búsqueda de la soberanía de América del Sur, a través de la unión y la estabilidad entre los países.

El presidente de Bolivia, Luis Arce, declaró: “siempre nos ha inquietado cuando hay países que creen que las reservas de un país son las reservas de ellos. Ya en su momento, la señora del Comando Sur [Laura Richardson] manifestó que hay tres cosas que le interesan: las tierras raras, el agua dulce y el litio.”

Los países de América Latina han intentado integrar sus políticas y mercados por medio de mecanismos multilaterales como el ALBA-TP,  ahora, varios Estados del continente han enviado una solicitud de ingreso al BRICS.

En la XXIII Cumbre del ALBA-TCP [2] que se realiza en Venezuela este 24 de abril, Arce cuestionó el financiamiento económico de EEUU: “Aprobó 95.000 millones de dólares para apoyar a Ucrania, Israel y Taiwán, esa es una clara señal de que se seguirá buscando la desestabilización de Europa del Este, de Oriente Medio y Asia, con la violencia como principal herramienta”.

Mientras queel presidente venezolano, Nicolás Maduro manifestó: «El cambio de la geopolítica es el cambio del poder mundial, cambia el poder, surge un nuevo mundo, mundo pluripolar, multicéntrico (…) Surgen los BRICS como gran polo integrador de la diversidad de los continentes y las regiones: Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, y ahora se integran otros países».


[1] Chicago boys: grupo de jóvenes entusiastas que tomaron en sus manos la economía de Chile bajo la dictadura de Augusto Pinochet. Eran jóvenes educados por Milton Friedman, uno de los padres del neoliberalismo y talibán de la política monetaria ortodoxa.

[2] ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos) organización internacional de ámbito regional, fundada en 2004, formada por países de América Latina y el Caribe con énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social con base en doctrinas de izquierda frente a las políticas del FMI

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