Desmontando a Israel (Parte I)

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¿Como funcionan las Redes de Desinformación Israelíes? Analizamos La Hasbara, la Red Mundial de Propagandistas al servicio de Netanyahu 

Por Emmanuel Moya

       La guerra del Líbano supuso un punto de inflexión dentro de la historia moderna de Israel: a la derrota ante las milicias de Hezbolá se sumó la derrota mediática. Los hebreos perdieron la guerra al no conseguir cumplir ninguno de sus objetivos estratégicos, y encima el conflicto se saldó con numerosas bajas civiles y una invasión brutal del país de los cedros que arrojaba estampas desoladoras de ciudades reducidas a escombros. La opinión pública fue muy crítica con Tel Aviv, tanto dentro como a nivel internacional, e Israel se vio obligado a replantear sus estrategias de comunicación: la imagen del país, secuestrado por la ideología sionista, había quedado por los suelos, y el nivel de apoyo que suscitaba su causa entre ciertos sectores del conservadurismo anglosajón estaba en su umbral más bajo.

Así pues, el gobierno israelí y sus agencias entendieron que ya no bastaba la supremacía militar ni controlar políticamente a sus aliados para vencer: necesitaban ganar la batalla cultural, la mediática y la de las ideas para imponer sus tesis y rebajar el nivel de presión que los ciudadanos de todo el mundo ejercían sobre sus gobiernos, y que se trasladaba a las instancias internacionales, pero también se traducía en campañas de boicot contra empresas que tradicionalmente han colaborado con Israel.

Por todo ello, a partir del 2006 la Hasbara recibiría un impulso definitivo: se trata de una estrategia de propaganda a nivel mundial para mejorar la visión sobre Israel en el exterior, que antes de la guerra del Líbano solía centrarse más en medios convencionales, pero que a raíz de este conflicto recibiría un apoyo institucional decidido y se volcaría en las por entonces incipientes redes sociales y el entorno digital, siempre sin descuidar prensa y televisión. 

La Hasbara está por tanto destinada a cambiar la percepción de Israel en el mundo, dando una versión claramente partidista y notablemente distorsionada de la realidad en Oriente Medio que romantizaba la causa sionista y convertía en víctima al victimario a la vez que criminaliza a menudo a los palestinos. El término no tiene una traducción concreta al inglés, pero podría asimilarse como “explicación” y ya fue ensayada por el sionista judío-polaco Nahum Sokolow, uno de los pioneros de la construcción de la leyenda rosa del sionismo.

Ya en 2007, organizaciones que recibían financiación del gobierno hebreo formaron un equipo de voluntarios para modificar contenidos en Wikipedia, y en 2008 se nombró un coordinador general para la política de medios nacionales y extranjeros. Para 2009 el Ministerio de Asuntos exteriores financiaba un equipo que que ponía comentarios en línea: la Hasbara 2.0 estaba en marcha.

Esta estrategia cristalizó con la consolidación de las Redes Sociales. La interacción personalizada con los usuarios y la capacidad de volver masivos mensajes en muy poco tiempo gracias a la viralización centró los esfuerzos de estrategia comunicativa de Israel. Como resultado, casi todos los perfiles relevantes y no tan relevantes que usted encuentra hoy día en redes sociales compartiendo una visión proisraelí trabajan en realidad coordinados desde organismos dependientes o vinculados a Tel Aviv, apelando a menudo a la visceralidad y la manipulación emocional y recurriendo mayoritariamente a burdos bulos y desinformación pura y dura que, sin embargo, ha sido cuidadosamente pensada; porque aunque usted no lo perciba así, para ellos esto es una guerra, la guerra por ganar la Opinión Pública, usuario a usuario, persona a persona. Es una batalla por manipular su percepción y ganar su simpatía.

Muestra de que la Hasbara es una cuestión de Estado es que dispone de una infraestructura propia en el gobierno de Israel, y cuenta con sedes en la oficina del Primer Ministro, en los ministerios de de Defensa, Relaciones Exteriores, Turismo o la Agencia Judía para la Tierra de Israel. 

La Hasbara mantiene un contacto permanente con individuos y organizaciones proisraelíes locales y del mundo entero, coordinándolos y aportándoles argumentarios, material gráfico e incluso soporte, contando incluso con Apps descargables por cualquiera, lo que facilita también el trabajo de los denominados tontos útiles, que son aquellos que toman postura y se radicalizan consecuencia de la influencia generada en ellos por los propagandistas más carismáticos. Los israelíes entienden la importancia de los streamers e influenciadores en redes sociales de cara a generar tendencias de opinión, como muestra que hayan invitado regularmente a muchos de estos a eventos con los gastos pagados con el único fin de ganarse sus simpatías o que emplearan a jóvenes como Alina Rubinovich o Maya Keyy para pasearlos por los escenarios posteriores del 7-O.

Y es que esta copiosa red de propaganda, aunque con centro en Tel Aviv, se nutre de todo potencial simpatizante de Israel que encuentre, sea judío o no, y quiera defender los postulados sionistas ya sea en redes, blogs o prensa. Usted mismo, si lo desea y a nada que tenga un mínimo impacto en redes, puede probar a iniciar esa andadura, porque lo único que se necesita es tiempo libre y voluntad de convertirse en un amplificador de la desinformación israelí, amén de tener una firmeza fanática para blanquear de las formas más rocambolescas posibles operaciones militares devenidas en limpieza étnica o un régimen de apartheid: Israel facilita toda la información necesaria para que usted opere como propagandista desde su propia casa, y hasta sin necesidad de contacto directo, porque hay canales de Telegram, foros en internet, webs y Aplicaciones que contienen las directivas, explicaciones, targets de ataque, preguntas y respuestas, estrategias informativas y material multimedia necesario para que se autoinstrumentalice usted solito.

Es importante entender que para revestir de legitimidad a la Hasbara y esconder el interés de parte y el sesgo de sus argumentos es crucial para ésta su internacionalización; cuenta con material en los idiomas más importantes e implantación regional, con perfiles, organizaciones, periodistas, activistas y medios en Argentina, España, México, Colombia, Reino Unido, Canadá, USA… esto ayuda a ocultar de cara al lector que, en realidad, la información que le está llegando es, de facto, propaganda de guerra. 

Como señalamos antes, los israelíes se han afanado en que, por ejemplo en redes, cuentas con cierto recorrido y eco dentro de sectores liberales, evangelistas y conservadores actúen como esparcidores de su desinformación; estos perfiles ya están consolidados dentro de la ecoesfera digital de la derecha, y suelen tratar temas locales, así que su postura respecto a Israel coge a sus seguidores con la guardia baja. Para hilarla, aprovechan el rechazo que generan el islam o los inmigrantes entre sus seguidores, para canalizarlo contra los palestinos.

A nivel estructural, la estrategia en redes es sencilla: una serie de cuentas originarias de Israel marcan el ritmo, las cuentas locales vinculadas mayoritariamente a la Alt Right lo amplifican en cada uno de los países y por último, los tontos útiles y las cuentas automatizadas se encargan de viralizar los contenidos, generándoles posicionamiento. 

Esto se completa con las redes propias de los Think tanks sionistas desplegados en cada país, que a su vez controlan sus propias redes de bots. Estos no solo son usados con el fin de generar interacciones, también se emplean para realizar ataques en masa coordinados contra las cuentas propalestinas o que simplemente denuncian el genocidio en curso, con el fin de perjudicar su posicionamiento y forzar su baneo, su invisibilización, su censura y finalmente, su suspensión. Las redes de la Hasbara son conscientes de que su alcance tiene límites, porque las hipérboles que tienen que trazar para justificar lo injustificable en muchas ocasiones se vuelven ridículas y delirantes, de ahí la importancia de fomentar la censura de cualquier contenido que pueda contrastar sus bulos grotescos.

Los Think tanks prosionistas por su parte son mucho más que un elemento activo en redes; su implantación territorial les lleva a medrar en la política y a presionar eficazmente en los medios de comunicación convencionales. Friends of Israel, por ejemplo es una organización que ha estado vinculada desde su fundación a políticos del PP y también de Vox, casos de Barjadí, José María Aznar o Pablo Casado. La organización dice buscar promover entre líderes y medios de comunicación de todo el mundo la convicción de que Israel forma parte de Occidente, además de contrarrestar la “crítica antisemita” y “defender a Israel de sus principales amenazas”. Huelga decir que la postura de los políticos y medios de comunicación conservadores ha sido muy generosa con Netanyahu.

En EEUU, por su parte, la Hasbara dentro de los medios de comunicación es añeja, y se articuló en torno a una postura abiertamente proisraelí que es también tradicional en Reino Unido y otros países de la angloesfera. Es insoslayable el hecho de que muchos de estos medios tienen a altos ejecutivos y son propiedad o están participados por Fondos cuyos CEOs tienen una postura abiertamente sionista, así como la relevancia crucial que, en el caso de Washington tiene AIPAC, el celebre lobby proisrael. 

Entre 2002 y 2019  Israel desarrolló el TIP Project (The Israel Project) con oficinas en EEUU y Jerusalén. Este proyecto era integral a nivel de imagen y mensaje y medró de cara a la opinión pública de occidente, incluyendo el asesoramiento de políticos de cara a presentar cuestiones relacionadas con Israel de cara a la visión de sus ciudadanos. TIP ofrecía becas para los mejores estudiantes de periodismo, influía y también contrataba espacios y publicidad en los medios. Este proyecto fue determinante para configurar la percepción y opinión actual que muchos diplomáticos, políticos y medios a nivel global exhiben respecto de Tel Aviv hoy día, y aunque decían no estar oficialmente afiliado al gobierno israelí, recibían fondos de este e incluían a oficiales de inteligencia, analistas gubernamentales y expertos en medios entre sus filas.

Este es un repaso breve de lo que es la Hasbara, y solo abarca la punta del iceberg de lo que es toda una estrategia sistemática a nivel Mundial por mantener una opinión favorable a Israel a todos los niveles, incluso cuando sus actos alcanzan cuotas de crímenes de lesa humanidad. Mientras los ciudadanos de Occidente reciben esta información deliberadamente sesgada y manipulada, sus propios periodistas y políticos conocen y consienten esta manipulación informativa, unos por miedo, otros por interés.

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