El odio de Schrödinger

0

Parece evidente, si leemos la prensa, vemos televisión o nos movemos por las redes sociales, que “todos los hombres” perciben el feminismo como un pozo de odio. Por motivos no solo diferentes sino opuestos, pero eso no les hace cuestionarse unos a otros, no, faltaría más (entre bomberos no se pisan la manguera), eso les une más si cabe en la fratría de su justísima causa contra las malas mujeres. 

Los machistas clásicos creen que los hombres dominan el mundo por pura meritocracia, porque son más inteligentes, fuertes, decididos, vaya, porque el orden natural lógico es que los machos manden y las mujeres obedezcan, porque se lo han ganado. Y por ello perciben el feminismo como una amenaza a sus derechos (no privilegios, porque de eso no tienen). Que las mujeres no queramos servirles, criar a sus hijos, ponerles la cena, lavarles los calzoncillos, ser sus subordinadas, darles la razón en todo, follar cuando ellos quieren, tiene que ser porque odiamos a los hombres porque no le encuentran otra explicación. Es decir, se quejan cuando nosotras no hacemos cosas para ellos y lo llaman odio. Además, ellos pueden hablar impunemente de otros hombres. Cuántos les dirán a sus hijas: “no te vayas con cualquiera”, “ten cuidado con los tíos”, etc. Es lógico, ellos son los que mejor saben cómo son. Sin embargo, si nosotras decimos que cualquier hombre puede ser un violador o un maltratador, saltan inmediatamente como resortes: #notallmen, ¿me estás llamando violador?, qué pena que solo hayas conocido cerdos en tu vida, hembrista odiadora de hombres…

Y ¿qué pasa con los machistas modernetes? Exactamente lo mismo. Ellos también esperan de nosotras que aceptemos y validemos su fetiches. Si quieren tener hijos biológicos han de poder comprarlos, si quieren matarse a pajas viendo porno están en su derecho, y si quieren ser mujeres lo son y punto. ¿Que el feminismo lo considera explotación sexual y reproductiva? Somos unas monjas retrógradas que pretendemos decirles a las mujeres lo que tienen que hacer. ¿Si las mujeres pretendemos definir lo que somos (hembras humanas adultas) y lo que no somos (estereotipos sexistas)? Somos unas retrógradas al nivel de Vox, llenas de odio y transfobia.

Cuando se aprobó la ley trans y desde entonces nos hemos hartado de denunciar por activa y por pasiva que nos pone en riesgo a todas las mujeres: nos quedamos sin espacios seguros como baños o vestuarios, sin deporte, las mujeres encarceladas están obligadas a convivir con hombres (un 70% de los presos trans en cárceles de mujeres en UK lo son por delitos sexuales), maltratadores que se cambian el sexo en el registro… Nada de eso les ha importado, es más, consideran nuestras reivindicaciones como simple odio. Pero lo que a nosotras no se nos permite decir, a ellos sí. Ahora que están saliendo casos de abogados, militares, ertzainas, maltratadores que se cambian de sexo registral ante el estupor de la sociedad, ahora salen un montón de voces masculinas a cuestionarlos, a decir que están cometiendo fraude. ¿Quizá es que ahora les preocupan nuestra seguridad o derechos? No, en absoluto. Les preocupa su imagen, que por unos “aprovechados” se les juzgue a todos. Ellos sí tienen el detector de auras femeninas, ellos sí pueden saber quién se siente mujer y quién no. Nosotras no podemos decirlo, ellos sí. Deberían leerse la ley que tanto han defendido y celebrado, la ley que dice que es un sentimiento íntimo que NADIE puede cuestionar porque “terapia de conversión” u odio, la ley que votaron casi todos los partidos políticos. No hay fraude posible con esa ley, está blindada. Y preguntar siquiera por qué el soldado Paco comete fraude cuando se dice mujer y un asesino y violador como Jonathan Robaina no, también es odio. Porque al parecer es muy evidente que Paco es un misógino pero no que lo sea un violador y asesino. 

Nosotras no tenemos derecho a nada que no sea asentir y aceptar, y con una sonrisa no nos vayan a llamar amargadas. Las “feministas” modernas tenemos que ser mujeres sonrientes y complacientes, antipunitivistas con quienes nos violan y nos asesinan y muy punitivistas con quienes osen decir que los hombres no son mujeres. Han convertido el feminismo en delito de odio mientras nos siguen violando, asesinando, maltratando, explotando. Y con la complicidad de miles de mujeres “feministas” por todo el país.

La diferencia fundamental es que nadie pensaba que la Sección Femenina era feminista. Ahora tenemos que ir a las asambleas feministas de nuestros pueblos y ciudades a escuchar que los hombres están mucho más oprimidos que nosotras, que el género es identidad y que el feminismo es odio que daña a los hombres. Tenemos que vivir que en nuestras propias manifestaciones nos insulten y agredan. Tenemos que tragar que llamarnos zorras se considere un himno feminista. Exigir nuestra sumisión y odiarnos si no se obtiene está normalizado y legalizado. Y todo esto se está haciendo por todo el país al grito de que las odiadoras somos nosotras. 

De los hombres hace tiempo que no espero nada, pero os confieso que ver a tantas mujeres tan vendidas, tan alienadas, tan sumisas, tan serviles, tan arrastradas, me pone el cuerpo del revés. Menos mal que los hombres han tardado trescientos años en descubrir el abracadabra de que decirse mujeres es el comodín que les permite hacer lo que quieran con nosotras. Menos mal que todavía estamos a tiempo de aprender de las que nos precedieron. Menos mal que no odiamos. 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.