Por Soledad Granero Toledano
Según el progre de los progres, el presidente Sánchez, el feminismo no sólo es justo, sino que es divertido.
Que nos lo digan a nosotras, las feministas, lo contentas que estamos de llevar siglos luchando por la igualdad y contra todo tipo de violencia y que esto no tenga fin. Que nos lo digan a nosotras lo divertido que es que cuando accedes a un puesto de trabajo te mangoneen y te paguen menos, que te infravaloren y que no puedas ascender para que ellos no se sientan amenazados.
Que nos lo digan a nosotras lo gozoso que es salir a la calle de noche con miedo porque no sabes si cualquier desaprensivo y violento, de los miles que te encuentras por el camino, le da por agredirte. Que nos lo digan a nosotras la broma de lo más divertida que es ser invisible en todos los ámbitos culturales e intelectuales. Que nos lo digan a nosotras la guasa con la que te tronchas cuando te golpean psicológica y físicamente y, no te digo nada, cuando te asesinan….
Una cosa es que las feministas seamos las personas, las mujeres, con más optimismo del mundo, porque, a pesar de los avatares, no hay nada que nos pare en nuestra lucha, y, otra cosa, es que tengamos que tragar con ruedas de molino. No es baladí que en una sociedad que está perdiendo a marchas forzadas valores de referencia como son la ética, la honestidad, el respeto, la igualdad y la reflexión crítica, aúpe conductas que, por su aparente ligereza, parecen inocuas.
Pero no es inocuo llamarnos zorras. Llamarnos zorras no es inofensivo porque zorra es un insulto machista que le encanta utilizar al patriarcado y porque si además te coreografían con maromos barbudos embutidos en un corsé simulando torpemente lo que ellos entienden que es la sensualidad femenina, lo que trasladan es que somos innecesarias hasta para bailar, porque ellos son los que mejor nos representan.
Que el progre de los progres, el presidente Sánchez y demás progres descriteriados que hoy nos gobiernan, jaleen este tipo de cosas como un avance feminista, nos divierte mucho a las feministas, porque vislumbramos cuánto importamos a nuestras y nuestros parlamentarios. Sólo les falta, al igual que el fascista Milei, que saquen una motosierra y nos muestren hasta qué punto están dispuestos a destruir todo lo que las mujeres hemos alcanzando con tanto esfuerzo.
