Las condiciones del mercado de emigrantes

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Lidia Falcón, presidenta del Partido Feminista de España

En los reportajes televisados sobre el resumen de las vicisitudes que han plagado este año concluido de 2023, las imágenes de barcazas de todos los tamaños y carencias tambaleándose o volcándose por el peso de decenas y hasta cientos de personas, que en ellas se lanzaron al mar amontonándose como animales mal transportados, son las más desgarradoras después de los bombardeos de Gaza por el gobierno israelí. Cientos de esos seres humanos cayeron al mar en el curso de ese fatídico año y se ahogaron, más de tres mil han muerto solo en el Mediterráneo que nos pertenece y otras tantas en el Atlántico que compartimos con las islas canarias.          

Ante la incomodidad que les supone a los ministros de interior e inmigración europeos las críticas que se les acumulan por parte de las autoridades de los territorios donde los supervivientes desembarcan, que no saben qué hacer con ellos – en Canarias estuvieron decenas de ellos varios días tirados en el muelle al sol, en pleno verano-, para quitárselos de encima, ya que no tienen donde alojarlos ni como darles de comer, acaba de aprobarse en la Unión Europea, con gran entusiasmo por los Estados implicados, el pacto sobre inmigración.

Los cinco reglamentos de que consta afectan a todas las fases de la gestión del asilo y la migración: el control de las llegadas irregulares; la toma de datos biométricos; los procedimientos para presentar y tramitar las solicitudes de asilo; las normas para determinar qué Estado miembro es responsable de tramitar una solicitud de asilo; la cooperación y solidaridad entre Estados; y la gestión de las situaciones de crisis.

Aseguran que las nuevas normas, una vez adoptadas, “harán el sistema europeo de asilo más efectivo e incrementarán la solidaridad entre los Estados miembros, reduciendo la carga de aquellos Estados de primera entrada en los que se concentra la mayor parte de la migración”.

Cuando repaso las condiciones de que consta ese pacto me faltan respuestas. ¿Cómo se hará el control de las llegadas irregulares? ¿Como se hizo en la valla de Melilla o en el Tarajal? ¿Disparándoles La Guardia Civil pelotas  y bombas de humo que acabaron con la vida de al menos 18 migrantes en el estrecho de Gibraltar, cuando no interese que alcancen la orilla? ¿o a patadas, empujones y golpes contra la valla de Melilla, que provocaron 37 víctimas mortales? ¿Y bajo qué normas se les controlará antes dejarles posar sus pies en nuestra bendita tierra? ¿Pasarán una inspección ocular o sanitaria como se hace con las vacas, las ovejas, los cerdos? Y, los dirigentes europeos ¿ya han acordado los parámetros que deben cumplir esas personas para no ser devueltos como apestados?

Y, suponiendo, lo que es mucho suponer, que se trate a los emigrantes con respeto, ¿qué condiciones son las que deben respetar para que se les permita la entrada en los democráticos países de la Unión Europea? ¿Ser blancos, ser ricos, estar bien educados, tener una documentación legal? ¿Con qué criterios seleccionarán las llegadas irregulares? ¿los que se denieguen serán los hombres o las mujeres, los mayores o los niños, los jóvenes o los adolescentes?

¿Los negros serán aceptados? Pero, ¿hasta que grado de negritud? ¿serán mejor puntuados los mulatos, con un tono de piel menos oscuro, los africanos del norte que no son considerados negros pero tampoco blancos? ¿Con qué baremo se medirá el color de la piel para los asiáticos y los latinoamericanos?  En definitiva, qué condiciones son las que tienen que cumplir esas personas para que se consideren dignas de que se las deje habitar la sagrada tierra española, que solo a nosotros nos pertenece?

Seleccionados como los animales, ¿se tendrá en cuenta su sexo, su edad, su estado de salud, su fuerza física, sus conocimientos prácticos o teóricos para ser considerados dignos de cohabitar con nosotros? Y en función del baremo que se apruebe, que no conocemos, ¿se les distribuirá por las regiones españolas y los demás países europeos, enviados como mercancías según la decisión que se haya adoptado de dejarlos pasar o devolverlos, si están averiados? ¿Y cuántos ejemplares aceptarán las regiones españolas y los países europeos? ¿Y cuánto dinero se presupuestará para cada uno, o será por contingentes: decenas, centenares? ¿De qué forma se transportará a los supervivientes: en vagones de ganado como lo hicieron los nazis, o en trenes y autobuses especiales, para que no se mezclen con nuestros nativos que se merecen más respeto?.

Y esos procedimientos para presentar y tramitar las solicitudes de asilo, ¿cómo se regularán? ¿en qué idioma se les presentarán los impresos, se les interrogará sobre sus condiciones y vida de modo comprensible para ellos? ¿hay suficientes intérpretes, al menos de dos o tres lenguas africanas y asiáticas? ¿Y cómo se comprobará que la historia que narren los interesados es cierta? ¿Será preciso pedir información a los países de procedencia y la historia administrativa y policial o los antecedentes penales? ¿Y todo ello cuánto tiempo supondrá? ¿Y mientras tanto donde estarán estabuladas esas personas? ¿De cuántos funcionarios, sanitarios, policías, asistentes sociales, abogados, intérpretes, dispone el sistema, para atender a miles de migrantes, como los  que han llegado este funesto año 2023?

Y, esos dirigentes europeos, ¿cómo han decidido qué Estados son los responsables de tramitar las solicitudes para repartirse los contingentes de emigrantes? ¿Por el tamaño de los países, por la cantidad de población, por su PIB, por la cercanía de la playa donde hayan arribado?

La declaración que me parece más indefinida es la que dice: “la cooperación y solidaridad entre Estados”. ¿Entre qué Estados? ¿los Estados europeos entre sí o con los Estados de donde provienen los visitantes? ¡Y yo que creía que se referirían a la cooperación y la solidaridad con los emigrantes!

Para concluir de analizar ese resumen oficial del pacto alcanzado entre el Parlamento y el Consejo, ¿cómo piensan los dirigentes europeos realizar la gestión de las situaciones de crisis? ¿Como el Reino Unido enviándolos a Ruanda, sean de donde sean? No podemos rechazar indignados semejante solución ya que no debemos poner en duda la democracia británica, que se instaló en las islas hace varios siglos y su escrupuloso respeto para cumplir con los derechos humanos. Pero no sé si Ruanda podrá hacerse cargo de tantos viajeros, sobre todo si no son de su país. Habrá que negociar con algunos más igualmente deseosos de contribuir a la cooperación y la solidaridad con otros Estados, como Ghana, Guinea, República Centro Africana, Burkina-Fasso, Angola, Mozambique, por citar solo unos cuantos países africanos deseosos de ayudar a los europeos. Suponiendo que todos los migrantes son africanos, en este plan no sé si se ha contado con los asiáticos.

El envío se realizará naturalmente a cambio de dinero, siempre tan necesario, pero tampoco nos han informado de cuánto será el montante por persona ni cómo se valorarán los distintos tipos de emigrantes ni a quienes se entregarán las cantidades pactadas. Creo que las vacas y las ovejas tienen ya señalado su valor.   

También se anuncia imponer contribuciones, o multas según se vea, a los países europeos que se nieguen a aceptar a los emigrantes, pero no nos han contado a cuánto ascenderán esas contribuciones, ni cómo se evaluarán, ¿por cabezas, como el ganado, por grupos, sobre todo si son familiares, por la contribución que puedan aportar a la economía de cada país según su sexo, su edad, su estado físico, su fuerza, sus conocimientos, como hacían con los esclavos?

Cómo ven me hago muchas preguntas porque soy una pelmaza desde siempre, y lo peor es que la mayoría de las veces no me contesta nadie, o me insultan por molestarles con cuestiones que no importan.  No importan a los dirigentes de los países europeos, este continente que es el más rico, avanzado, industrializado, moderno, democrático y respetuoso con el cumplimiento de los derechos humanos, del mundo.

No importan tampoco a los partidos políticos, la mayoría de los cuales basa sus campañas electorales en repudiar a los emigrantes y prometer a sus votantes que les librarán de ellos por el sistema que sea. Porque tampoco importan a los votantes más que para estar seguros de que su partido tomará medidas eficaces a fin de impedir que esos seres extraños entren en nuestra sagrada tierra, aunque sea a pelotazos, bombas de humo, empujones y palos, y para que si la pisan los detengan y los devuelvan inmediatamente a donde han venido o a cualquier otro sitio del mundo, como se devuelve un envío equivocado. 

Y estas son las normas que se han aprobado en el final de 2023. ¿Qué traerá 2024?   

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