¿Qué es ser feminista?

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Por Elena Santana

Aquí me hallo, frente al ordenador intentando escribir un artículo sin dejarme llevar por el síndrome de la impostora. Llevo mucho mejor leer que escribir, las cosas como son. Me falta disciplina para ordenar mis pensamientos y plasmarlos en un papel. Ahora mismo mi mayor síndrome de la impostora no es como posible escritora, sino como feminista -en mi cabeza lo estoy diciendo con la boca pequeña, con miedo-, porque siendo sinceras ¿qué es ser feminista?

Ser feminista es tomar conciencia de cómo el patriarcado te oprime por el mero hecho de nacer mujer. Una vez tomas conciencia de tu propia realidad, observas las de otras mujeres igual de oprimidas que tú; en ese momento llega la empatía y velas por el bien de todas. No puedo estar a salvo si el resto de mujeres no lo están, porque esto es como la mala hierba: o lo cortas de raíz o vuelve a crecer.

El patriarcado es un árbol, de profundas raíces milenarias, como bien sabemos. Su tronco es sólido, robusto, del que emanan unas ramas que dan cobijo a toda una sociedad: capitalismo, división sexual del trabajo, homofobia, misoginia, lesbofobia… Ojalá las musas de Hesíodo lo hubiesen descrito en su Cosmogonía, y quien dice Hesíodo cualquiera que hubiese dejado por escrito cualquier mitología (religión). El patriarcado le dice, tanto a hombres como a mujeres, cómo deben ser, cómo pensar, cómo actuar: o cumples o serás expulsado del reino de los cielos. ¿Quién no quiere llegar al Edén?

“Lo personal es político”, esto es así. No obstante, este dixit se manipula a placer, o al menos esto me lo parece. Que a mí personalmente no me haya pasado, no significa que no le esté pasando a miles de mujeres. Seamos empíricas, científicas, ponderemos las cosas. A ellos se les trata como a dioses mientras y cuando cumplan los mandatos del patriarcado, si no los cumplen los colocan en la categoría de “al rincón de las mujeres hasta que seas un hombre”. A nosotras como a las sirvientas de los dioses ¿quién si no va a cuidar del ser divino? Así que da igual lo que hagas, estaremos siempre subordinadas ante sus ojos ¿cómo esperas que se comporte como un humano si siempre lo han tratado como a un dios? ¿Cómo esperas que te vea como a una igual, si siempre te ha tenido de esclava de sus deseos?

Por no extenderme mucho más, ya veré si me atrevo a escribir algo más, algo me dice que ser feminista es tomar conciencia de todo esto. Descubrir las ramas del patriarcado, sus hojas, es un proceso doloroso a la par de liberador. No todas llegamos en el mismo momento, ni por la misma realidad, cada una tiene su propio árbol: el patriarcado ni se crea ni se destruye, simplemente se adapta al medio, cual cucaracha a su entorno. Voy a escribir el famoso “no todos los hombres”, el problema es que no tenemos una varita mágica para saber qué hombre es el que te va a someter, o detectar que te somete. Esto funciona como los virus, no los ves venir, cuando te das cuenta ya te han infectado. Lo mejor es vacunarse contra ellos, tomar precauciones, mientras intentamos implementar la abolición del género con coeducación. ¿Van a pagar justos por pecadores? Probablemente, lo que nos debe importar en esta quema de brujos es ¿cuántas vamos a salvar de este dichoso virus? 

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