Braulio Moreno Muñiz, @BraulioMoreMu
Dicen que hubo un hombre
que caminaba sobre el mar apaciguando potros desbocados,
acariciaba sus crines de espuma,
y abría caminos para que otros
seres menos sagrados que él
se deslizaran sobre un mar de aguas amigas.
Pero hoy eso ya no es suficiente,
y hay personas que cruzan esos mismos mares
cambiando la mitología por otros dioses,
haciendo que garrapatas asesinas
liben su sangre, siempre roja,
pero con distintos tonos de piel;
Aquellos parásitos,
son Carontes invertidos
que los transportan del submundo
donde todos los días
se rozaba a la muerte
al lado de cualquier árbol seco.
Vivían pesadillas y soñaban mundos luminosos
donde el maná aguarda en cualquier cubo de basura.
Porque hay vida en este paraíso difícil de entender
¿Paraiso? O naufragio
donde triunfa el sálvese quien pueda,
tal vez me exceda y no estemos en el naufragio,
pero sí horadando nuestro Titanic,
ese que nos mantiene en un paraíso
efímero y urgente,
así que cuando queramos darnos cuenta
estaremos tiritando sobre témpanos
de hielo candente convertidos en balsas.
Entonces necesitaremos todas las manos para remar
hasta llegar al puerto maravilloso de la libertad
y el respeto,
tan necesitados como aquel maná
que nos daba energía para adelantar
nuestro propio fin responsabilizando
a aquellos que solo nos pedían compartir
un poco de pan y un poco del neón
del centro de nuestras
bellas ciudades burguesas.