El tránsito del cielo. Mi pequeño diario: Mar y la librería Margen

En los últimos días no me estaba sintiendo, diríamos, demasiado bien. Arrastraba una especie de angustia existencial, una incomprensión de las formas que aparecen en mi entorno, hombres-masa, concepto muy orteguiano, me rodean sin piedad y no me aportan nada, no me revelan, en última instancia, ninguno de los sentidos que propician e iluminan la vida.

Pero, hoy, todavía no sé cómo ni por qué, en esa cabeza de chorlito y ectoplasmática mía, se cruzó un pensamiento, un lugar, una figura, una fisonomía muy concreta, y como a mí siempre me gusta decir, alabada. Ese lugar es la librería Margen, en la cuidad de Valladolid,-otrora capital de un imperio – al que considero un oasis cultural en medio de la total y voraz desidia de una sociedad que desciende a profundidades nunca vistas. Pero siempre hay excepciones y Mar es una de ellas, puesto que cada vez que arrastro mi alma bohemia por aquellas estanterías repletas de libros y de arcadias, Mar me saluda con una samaritana sonrisa hasta alcanzar mi pecho sedado, el de éste humilde poeta de provincias.

Ya no pululan por acá los Pepe Jiménez Lozano o los Miguel Delibes, pero les hemos sustituido unos seres que susurran poéticas bohemias, de soledad, de ausencias, seres con grandes dones artísticos, pero del todo incapaces de tragar con el poder establecido. Luces de bohemia es aquí un sucesión continua , el cuerpo material de lo cotidiano, el cordero de Dios a punto de ser sacrificado.

El caso es que esta tarde me sentí muy reconfortado al ver a Mar, intuyendo en su semblante una adoración perpetua por los libros. A Mar no le importa el malditismo de un Max Estrella de provincias, es más, hoy crucé una mirada de tragedia griega con ella, muy sólida y exorbitante, profunda como una fosa marina en el Egeo, escudriñadora. ¿Me gustaría tanto saber lo que pensaba en esos momentos?

El pensamiento genera realidades, me advirtió sobre ello mi querida amiga Celia, naturópata y escrutadora de los corazones afligidos. Es posible que si yo cambiara mi pensamiento, se abrieran ante mi las puertas del Elíseo, se desprendieran de sus goznes todos los obstáculos, demasiadas sombras.

Mar y la librería Margen son paso obligado para un perpetuo aspirante a la bohemia, a la cultura, al templado sentido vital, a la palabra sacra.

Esta tarde, la lectura de un soneto de Don Luis de Góngora y la grácil voz de Mar me hicieron sonreír, me arrebataron y sacaron de un solipsismo inconsciente,del hábito cruel de rodearme de un círculo invisible.

Querida Mar, ¿sabías que muy cerca de la librería nació el rey Felipe IV?, ¿o qué en sus proximidades existe un lugar donde fabrican delgadas hojas de pan ácimo, que luego serán consagradas en un misterioso ritual entre mitraico, órfico y ni se sabe?

Estás rodeada de misterios y es que la vida es un continuo misterio, la amistad no es una excepción.

Qué nos puede decir más que estos versos de Alexander Pushkin:

En la estepa del mundo inmensa y triste tres fuentes misteriosas pude hallar... 

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