Corremos como títere sin cabeza allá donde el amo nos diga
Allá donde no sintamos nuestros hilos colgando como brazos de medusa
Rápido hacia un trabajo que humilla y nos deja sin tiempo
Y sin una certera unidad de medida
Se escapa la vida entre esta multitud deforme
Como un gigante irracional que cruza las avenidas
Que ocupa todo el espacio sin definirse
Que gesticula y hace ruido
Pero que constituye el espejo de nuestro ser social
Y es esa multitud en la que nos perdemos
Donde somos todo lo libres que nos deja ser nuestro amo
Y agradecemos entre contornos y letras de neón
La apología de nuestros delitos electrónicos
El usufructo de nuestra mente comunitaria
La celebración constante de nuestra esclavitud
Y llegamos siempre tarde a todos los sitios
Porque nuestro amo nos mira desde su frenético sillón
Y consumimos como ratas en un refectorio
Para que nadie pueda decir que somos distintos
De otros como yo
Multitudes frente a los ojos
Multitudes desgastando las calles
Recogiendo a los muertos y a los enfermos
Para ser depositados como colillas de sangre
En los lugares ácidos y grises que corresponden
A nuestra irremediable condición
Así se pasa la vida
Mezclados en la multitud que deambula serena y creyendo que la libertad
Está a su alcance
Cuando hacemos todo lo posible para alejarnos de ella
A cada paso que damos.