Gora borroka feminista!

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Este puede ser uno de los 25N más tristes que recuerdo. Noventa y tres mujeres asesinadas en lo que va de año, cientos de mujeres violadas, y cada vez más niñas agredidas salvajemente en violaciones múltiples, en muchos casos por otros menores. Miles de mujeres que siguen siendo maltratadas por sus parejas, miles que siguen teniendo miedo de quienes ya no deberían estar en sus vidas. Y miles de mujeres prostituidas, exhibidas como carne y exprimidas previo pago para disfrute de los puteros violadores y enriquecimiento de los esclavistas. 

Pero por lo visto no son suficientes, la insaciable alianza de capitalismo y patriarcado reclama más mujeres sacrificadas como objetos para disfrute de la masculinidad, y ahí está la escuela de la pornografía para lograrlo. Para conseguir hombres que solo se satisfacen con el dolor y la humillación de las mujeres y dispuestos a pagar por ello. Para conseguir mujeres que crean que su placer no importa y que se sacrifiquen por los hombres disfrazándolo de empoderamiento. Y así seguimos creando violadores y víctimas, alimentando al monstruo.

Pero por lo visto todo esto no es suficiente. Alguien ha considerado que no basta con que desde las instituciones no se persiga la explotación de las mujeres y se nieguen a realizar políticas abolicionistas de la prostitución y la pornografía. Había que ir varios pasos más allá para legalizar la opresión e intentar acabar con su más peligroso enemigo, el feminismo. Y se ha hecho desde el Ministerio de Igualdad, desde “el más feminista de la historia”. La jugada perfecta.

Hace trece meses entraba en vigor la ley del solo sí es sí y, aunque se corrigió después, han sido más de mil los violadores que han visto rebajadas sus penas. Una ley que cambió la libertad sexual por el consentimiento. Que nos ha dejado la única libertad de consentir o no los deseos masculinos y que ignora olímpicamente lo condicionado que ese consentimiento puede estar en nuestra sociedad. Porque las mujeres prostituidas consienten, porque las chicas jóvenes con prolapsos anales y vaginales también consienten. Porque dicen que el feminismo no es punitivista, porque creen que las mujeres tenemos que ser las comprensivas madres de nuestros violadores. Y nos lo venden como feminismo.

Esto tampoco fue suficiente, la prostitución y la pornografía no son los únicos negocios a favorecer, los lobbies médico y farmacéutico también esperaban su tajada del pastel. Y llegó con la ley trans, que además blindaba la principal herramienta de nuestra opresión como mujeres (hembras humanas), el género. Un win-win de libro. Los estereotipos contra los que lucha el feminismo son sagrados y sellados por el estado, no hay que cambiar la sociedad, tenemos que cambiar nosotros, nuestros cuerpos. Mutilar cuerpos sanos, hormonarlos convirtiéndonos en enfermos crónicos y esterilizándonos. Pero con muchas sonrisas y purpurina, yendo voluntariamente y felices al matadero, sintiéndonos tan progresistas y modernos que no haya nada que pueda empañar la felicidad de destrozar a varias generaciones. 

Quienes piensan así y se dicen feministas van a seguir en el Ministerio de Igualdad y además ahora van a tener el de Sanidad y el de Juventud e Infancia. Porque hay que terminar de blindar la aberración antes de que la gente se dé cuenta de que países que nos llevaban ventaja en esto como Reino Unido, Dinamarca o Suecia, están dando marcha atrás al ver las terribles consecuencias. 

La ley de nuestro país dice que importa más (mucho más) el deseo de cualquier hombre de sentirse mujer (da igual si es un violador o asesino) que la seguridad de las mujeres. Esta ley no pone el consentimiento en el centro, nos obliga a consentir los deseos y fetichismos masculinos. 

Todo esto se ha hecho con la complicidad de casi todos los partidos políticos y agentes sociales. Con la participación activa de casi todas las asociaciones LGTBIQA+++(insertar anuncio) y los medios de comunicación. Y con el entusiasmo de muchas mujeres que se dicen feministas y nos han vendido a todas por un plato de tofu. 

El feminismo es un camino agreste, compañeras. No hay confeti, ni dinero, ni liderazgo, ni baños de masas ni validación masculina. Por eso muchas salen corriendo a la primera oportunidad, negando haber sido feministas con mil excusas o pretendiendo redefinir el feminismo, abrazando lo que haga falta para seguir apareciendo en la foto. En la foto del dinero, en la foto de los hombres. 

En el feminismo lo que hay es dignidad y humanidad, ciencia y estudio, investigación y raciocinio. El feminismo es el último reducto de humanismo que nos queda en una sociedad estupidizada, atomizada y vendida. Vale la pena recordarlo un día como el de hoy, un día en el que millones de mujeres valientes saldrán a las calles a plantar cara a nuestro mayor enemigo sin más recompensa que el que se la partan. Gora borroka feminista!, hoy y todos los días.

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