La destrucción del proyecto solidario

2

Lidia Falcón, presidenta del Partido Feminista de España

La desfachatez y la chulería que muestran los representantes de la independencia de Cataluña, ha llegado su nivel máximo (hasta ahora) al ser atendidos, halagados y respetados como si de hombres de Estado -sea lo que sea eso- se tratara. Y han sido soportadas y hasta aplaudidas por el Presidente Sánchez y van a ser convertidas en leyes y pagadas por los presupuestos generales del Estado, es decir por todos los contribuyentes.

El proyecto de “ley de amnistía” ha sido analizado por políticos, politólogos, juristas y medios de comunicación y no voy a entrar en los detalles legales por mor de la brevedad y de la no repetición. Aunque quiero hacer hincapié que  la medida de gracia no solamente afecta a los políticos, que ostentaban la máxima autoridad gubernamental y que declararon primero la desconexión de Cataluña de España, proclamaron la República catalana, y organizaron una consulta pública, a la que llamaron referéndum, para ratificar la independencia, sin que se cumplieran ninguno de los requisitos que exige la Constitución -y que son obvios en cualquier país avanzado democrático: Disponer del acuerdo Parlamentario central para que tal acto se pudiera celebrar- teniendo en cuenta que el artículo 2 de la Carta Magna declara: La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles  y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.”  

Así mismo en el artículo 62 declara que al rey corresponde : “Convocar a referéndum en los casos previstos en la Constitución” y el 92 dispone:

1. Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos.

2. El referéndum será convocado por el Rey, mediante propuesta del Presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados.

3. Una ley orgánica regulará las condiciones y el procedimiento de las distintas modalidades de referéndum previstas en esta Constitución.

Para realizar un referéndum es preciso utilizar un censo actualizado y comprobado por los organismos del Estado, instalar colegios electorales con las condiciones que se requieren, y proceder al recuento de los votos con una intervención de las formaciones políticas implicadas, urnas que habrán de retirarse con las medidas de seguridad y precaución necesarias para que no se produzcan ni falsificaciones ni pérdidas. Ninguna de estas condiciones se cumplieron en la farsa del 1 de octubre de 2017. Los dirigentes independentistas se hicieron con el control del Parlament de Cataluña, en un evidente golpe a la legalidad constitucional, llevaron a las masas a intentar votar en urnas ilegítimas y les engañaron haciéndoles creer que el resultado de esas votaciones tendrían consecuencias legales.

Marta Rovira, secretaria general de ERC, afirma en El País del 15 de noviembre que la amnistía “debe ser vista como un instrumento para defender y rehabilitar unos derechos fundamentales que nunca tenían que haber sido criminalizados” . Ya saben ustedes, todas esas acciones que he descrito brevemente, no constituyen ni conculcación de la Constitución ni rebelión contra las instituciones del Estado. Y añade: “Siempre hemos dicho que la mejor forma de hacer esto es con un referéndum acordado con el Estado. Lo que pasa es que no podemos renunciar a ninguna forma democrática de defender nuestro proyecto político”.

Ya tenemos otra definición de forma democrática: sáltensen las normas de la Carta Magna, declaren una república en seno de una monarquía y saquen a las masas a pelearse con la policía. En Francia, país cuyo pedigree democrático no puede ponerse en duda, mucho antes de que se llegara a tal extremo el Estado habría enviado a las fuerzas armadas a intervenir el Parlamento y el gobierno de Cataluña y encausado a los responsables.

A mayor abundamiento, esta ley de amnistía perdona no solo a los dirigentes políticos sino también a los que se dedicaron en tiempos posteriores a ocupar las calles de Barcelona durante horas, quemar contenedores y coches y tirarles piedras a los policías, cuando se dictó la sentencia que condenaba a los que había realizado los actos anteriormente descritos.

Lo más inaceptable, y lo más triste, es que el propósito de tales algaradas, conflictos institucionales y callejeros es el mismo secular de la burguesía catalana, que se inicia hace más de un siglo, cuando la pérdida de las últimas colonias españolas en Cuba, Puerto Rico y Filipinas, les priva de sustanciosos mercados. Cuando la burguesía catalana inventa la llamada “Renaixença” y elabora un discurso de diferencias identitarias entre catalanes y españoles para justificar su mejor derecho de obtener mayores beneficios y ayudas estatales, que compensen la pérdida de los grandes territorios de ultramar, a los que suministraba, en régimen de exclusividad, todos sus productos. La burguesía ilustrada catalana enmascara las reclamaciones económicas que en cambio repite constantemente a los gobiernos centrales y al rey, bajo discursos floridos literarios de enardecimiento patriótico. En los que domina la ideología del supremacismo de los catalanes respecto al resto de los españoles, alardeando de los avances técnicos que había alcanzado la burguesía industrial catalana, y arguyendo que los beneficios obtenidos con su industriosidad se les arrebataban, para financiar el despilfarro y los enormes gastos de las Cortes y del gobierno de Madrid, plagado de funcionarios inútiles y vagos.

En las raíces del nacionalismo catalán se ha asentado, desde las proclamas y manifiestos de La Reinaxença hasta la actualidad, el sentimiento de superioridad de lo que incluso hoy algunos dirigentes denominan “la raza catalana”. El racismo se instala en los discursos de los precursores del discurso nacionalista y se prolonga hasta nuestros días. Y ya se sabe que no hay nada más pegadizo y emotivo que contarle a un “pueblo” que él es el mejor, el más trabajador, el más industrioso, el más culto, el más puntual y cumplidor, y al que le roban el producto de su esfuerzo para mantener al resto de los españoles, que son vagos, incultos y aprovechados, porque se enriquecen con el sudor de los nacionalistas.

El jefe de los “Mossos d´Esquadra” Eduard Sallent, en el periodo en que fue destituido Trapero, manifestó que “los españoles le dan pena”.

Para ERC no hay más objetivo que el independentismo. Cuando ha participado en los gobiernos tripartitos no se conoce ninguna medida que haya aportado realmente transformaciones sociales en Cataluña, dignas de ser tenidas en cuenta, mientras que su papel como “martillo de herejes” contra el “españolismo”, tanto en el Parlament de Cataluña como en el Congreso de los Diputados le ha hecho famoso desde los tiempos de la representación de Joan Tardá y en la actualidad bajo la portavocía de Gabriel Rufián. En estos últimos años el estado lamentable de la sanidad en esa Comunidad se ha hecho más visible con el drama de la pandemia del covid19, y la escuela, entregada en sus manos por la dejadez del PSC se ha convertido en el lugar de adoctrinamiento racista, supremacista e independentista más eficaz de todas las propagandas implantadas por los gobiernos autonómicos.

 Así, con semejantes antecedentes, nos vamos aproximando al día de hoy. Los ‘Escamots’ han sido reconvertidos en CDR, que se han dedicado a quemar contenedores y coches para manifestar su indignación contra “la dictadura española”.

El heredero de esta saga de supremacistas esquerranos es su actual presidente Oriol Junqueras, que ha aprendido bien la lección de sus maestros. Aleccionado en el supremacismo de la raza catalana frente a otras afirmó hace pocos años: “Hay una distribución genética en la población catalana estadísticamente diferente a la de la población subsahariana, por ejemplo. Aunque no sea políticamente correcto decirlo, hay muchas características que vienen determinadas genéticamente, y probablemente la inteligencia es una de ellas” y añadió: “Los genes de los catalanes son más parecidos a los de los franceses y los austriacos y los de los españoles a los de los portugueses”, con lo cual manifestaba su desprecio por los portugueses. 

Esta ideología racista y supremacista es la que incita al pueblo llano a alimentar el rencor contra los que les oprimen, que son todos los demás españoles. Con ello se imposibilita construir un proyecto solidario entre las demás regiones de España, dañado ya por las diferencias que los nacionalistas han impuesto a esta farsa de democracia que tenemos y  que obedece a los propósitos de la burguesía catalana.

Como dijo Marx: “El nacionalismo es un invento de la burguesía para dividir a la clase obrera”. Todo el relato y las fantasías de las “identidades” basadas en la decoración que utilizan los naturales de las diferentes regiones: lengua, trajes, costumbres, cultura, que les sirven a los nacionalistas de cualquier laya para demostrar que unas personas son superiores a otras y merecen un trato distinguido de ellas, no beneficia más que a las clases oligárquicas que no quieren contribuir a las necesidades de otras regiones en función del mayor poder económico de Cataluña, y que han encontrado el método mejor para dividir a los trabajadores en su lucha contra el Capital: convencerles de que sus únicos enemigos son el resto de los españoles.  

Es “la sublevación de los ricos”, tristemente apoyada también por los pobres. Cataluña tiene un PIB de 229.418 M€ euros, lo que la sitúa como la segunda economía de España por volumen de PIB. En cuanto al PIB per cápita, que es un buen índicador de la calidad de vida, en Cataluña, en 2021, fue de 29.942 € euros, frente a los 28.280 € euros de PIB per cápita en España. Eso no significa que la desigualdad entre los pobres y los ricos sea menor que en el resto de España. Pero los independentistas no están contentos. Porque quieren más dinero. Parece que en el acuerdo firmado entre Puigdemont y Sánchez España exonerará a Cataluña de la devolución de 15.000 millones de euros que debe al Estado, para enjugar no sé qué deudas que el resto de los españoles mantenemos con los pobres catalanes. Y que habrán de salir de los impuestos de los trabajadores murcianos, de los obreros de Extremadura, de los campesinos andaluces. 

Ya no se trata de luchar contra la explotación de clase, de razas y de sexo, por parte de las clases poseedoras.  Obreros, emigrantes, mujeres maltratadas, madres sin pensión alimenticia, trabajadoras subempleadas, estudiantes, funcionarios sin trabajo, sin vivienda, jóvenes sin opciones de futuro, mientras las cincuenta familias burguesas siguen embolsándose los beneficios de la explotación de su pueblo, están todos llamados a manifestar ardientemente su patriotismo, que, como decía sabiamente Samuel Johnson,  es el último refugio de los canallas”.

En 1994 publiqué Trabajadores del mundo, ¡rendíos! (Ed. Akal, Madrid) donde, premonitoriamente, exponía la estrategia del Capital para desunir y derrotar a la clase obrera que amenazaba su poderío. Pues bien, ya lo ha conseguido. En vez de la Federación de Trabajadores, en vez de la Unión del Movimiento Feminista, en toda la Península Ibérica, contra el enemigo común que es el Capital, vamos a apoyar a los Puigdemont y Aragonés, enarbolando la estelada. Como hicieron en 1914 los trabajadores franceses y alemanes acudiendo como zombis al llamamiento de las burguesías europeas para que se mataran entre ellos en beneficio de aquellas.        

Hoy no se armarán las metralletas, pero sí se están enconando los odios y las iras, las miserias y las ignorancias de los ciudadanos catalanes y del resto de España para ocultar la depredación cada vez mayor a que las oligarquías del país nos están sometiendo. Y esta repetición, siglo tras siglo, de las mismas estrategias para engañar, dominar y esclavizar a los trabajadores, es muy triste.

2 COMENTARIOS

  1. Quien le felicita ( y admira su honestidad y capacidad intelectuales) se ubica en el posibilismo liberal socialdemócrata ( frente a este oligopolio tiránico que se dice liberal y hasta socialdemócrata ).
    No he visto en todo lo publicado en prensa una exposición mejor razonada contra la perversidad de las ideologías identitarias y contra la falsa idea de justificarla en la necesidad de construir un proyecto político coyuntural progresista ,cuya principal enemiga de dicha coyuntura no es otra que las propias fuerzas políticas identitaristas que incorpora. En efecto, la ambición personal del presidente de gobierno será sólo una anécdota en el más ambicioso plan de destrucción del estado desde el fllanco más egoísta e insolidario .
    Le felicito una vez más, Sra.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.