Competencia, pero no tanto

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Rubén Sánchez

¿Van a investigar la CNMC y Consumo las subidas paralelas de los precios del aceite de oliva de marca, idénticos en las grandes cadenas de supermercados?

Si alguien dice que los precios de la cesta de la compra los determina un oligopolio formado por unas pocas cadenas de supermercados e hipermercados, esas cadenas y numerosos expertos independientes nos aleccionarán explicándonos que España es el país europeo con mayor nivel de competencia en el sector.

Una explicación que tiene truco. Porque cuando nos hablan de competencia, no se refieren a que las cadenas compitan en precios, sino a que hay muchos establecimientos en manos de distintas empresas.

En España, una sola cadena, Mercadona, tiene más del 25% de cuota de mercado. Carrefour, Lidl, Dia y Eroski suman casi otro 25%. Así que solo cinco empresas acaparan más de la mitad del mercado. Pero en Francia y Alemania, las cinco empresas más grandes del sector llegan a alcanzar hasta el 80% del mercado. Así que todos tranquilos, que en otros países europeos hay todavía más concentración que en España.

¿Significa eso que las cadenas más grandes compiten entre ellas para ofertar los precios más bajos? No. ¿Significa que aunque las más grandes vendan más caro, las pequeñas siempre podrán dar mejores ofertas? Tampoco. De hecho, cuanto más pequeña es una cadena, menos capacidad tiene de ofrecer precios bajos porque tiene menos poder de presión a sus proveedores.

Resulta obvio que los precios también vienen determinados por los fabricantes de los productos. Pero los grandes supermercados tienen una enorme capacidad de influencia en los precios de los muchos fabricantes. Hasta tal extremo que hay empresas cuya producción se destina en un elevadísimo porcentaje a suministrar a una determinada cadena de supermercados. Especialmente cuando fabrican sus conocidas como marcas blancas. Si el fabricante no acepta las condiciones de la cadena, la cadena rompe la relación y se va con otro. Así que imagina el poder de decisión que tiene el supermercado sobre el precio que le cobra el fabricante y sobre el precio que va a pagar el consumidor.

¿Qué ocurre con las marcas blancas de aceite de oliva? Es decir, ¿qué ocurre con los aceites de oliva sobre los que los grandes supermercados tienen mayor capacidad de decidir sus precios? Pues ocurre que esos precios son idénticos en todas las grandes cadenas.

¿Actúan como un cártel que pacta ilegalmente esos precios? ¿O todas siguen las decisiones del líder copiando inmediatamente los precios que fija Mercadona en su marca blanca? Quizás una investigación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia arroje luz sobre lo que está pasando. Nosotros, desde FACUA, le hemos pedido que la lleve a cabo.

Pero sea o no ilegal el mecanismo por el que deciden tener los mismos precios, ¿por qué lo hacen? ¿No nos cuentan una y otra vez que existe una competencia feroz en los precios entre las grandes cadenas de supermercados? ¿Cómo es posible que los súper no usen un producto tan importante en nuestra dieta para captar clientes con el reclamo de que su marca es la más barata?

Pues posiblemente porque si una cadena publicita de forma habitual que su marca de aceite de oliva es más barata que las de la competencia, las otras cadenas se verán obligadas a bajar el precio a las suyas para no perder clientes. Y al final, todas saldrán perdiendo. Es mucho más rentable tener un pacto, aunque sea un pacto de no agresión.

La cuestión es que, haya o no pacto ilegal, este año, 2023, las subidas de precios en alimentos afectados por la rebaja del IVA solo pueden producirse si hay subidas en sus costes. Pero no pueden subir para aumentar el margen de beneficio. Y la cuestión es que en las marcas blancas de aceites de oliva virgen y virgen extra no de cinco sino de al menos ocho cadenas de supermercados, los precios han vuelto a subir a lo grande este mes. Un 9%, 75 céntimos por litro si tomamos como referencia la botella de un litro de virgen extra. Y no, en el último mes no se ha producido un encarecimiento de 75 céntimos por litro en los costes de producción.

Así que más allá de que exista o no un cártel en torno a los precios del aceite de oliva, los de marca blanca, lo que está bastante claro es que existen subidas de precios que implican también subidas de márgenes. Y eso, insisto, es ilegal durante este año. ¿A quién le toca actuar al respecto? Al Ministerio de Consumo. Un ministerio que, de momento, sigue sin contestar a las denuncias de FACUA por este tipo de irregularidades. El ministro Alberto Garzón debería explicarte por qué.

Soy Rubén Sánchez y en ocasiones veo fraudes.

Editorial del episodio 30 del pódcast En Ocasiones Veo Fraudes

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