Ni Casandra ni Eva ni María

0

Por Sonia Mauriz

Muchas escenas de «La vida de Brian» suelen ser utilizadas para ejemplificar momentos actuales, muchos tan surrealistas como la misma película. 

Se me viene a la cabeza ahora la asamblea de la disidencia en la que el líder pregunta qué han hecho los romanos por ellos. 

Últimamente se pone en cuestión qué ha hecho el feminismo por nosotras. La réplica es fácil. 

«Pero además del sufragio activo, del derecho al aborto, de la igualdad jurídica, de entrar en ámbitos laborales masculinizados, de la educación no segregada y la educación misma, de reclamar la propia sexualidad y la planificación familiar, de impulsar cambios legislativos internacionales…¿Qué ha hecho el feminismo por nosotras? «

(No sé Hulio, no me tutorizan mi padre ni mis hermanos. Algo habrá hecho) 

Olvidemos por un momento a las grandes teóricas y referentes, a los hitos históricos como el #MeToo o el «Yo también aborté» de la España de los 70, el Tren de la Libertad, el «Es violación no abuso», el » Yo te creo hermana». Obviemos los 70 en USA y UK, Seneca Falls sin el revisionismo histórico y anacrónico que juzga más duramente a la oprimida que al opresor, a Betty Friedman que hablaba de su realidad porque otra no conocía, a Gloria Stein, a Ángela Davis, incluso a Rosa Luxemburgo y Alexandra Kollontai. 

Dejemos el «mi referenta se las puede a la tuya») 

Se tiende en el conocimiento reglado de libros y universidades a nombrar protagonistas a personajes por su exposición pública o llevar la iniciativa y a ordenar los cambios sociales cronológicamente marcando supuestos puntos de inflexión con banderines simbólicos. 

Estos hitos históricos son solo herramientas para la disciplina teórica que es la Historia pero todas y todos sabemos que al hacerse llegar a la masa social son fácilmente manipulables por el discurso imperante. El revisionismo histórico es un arma poderosa para debilitar un movimiento social o una ideología que amenace al status quo, al capitalismo y al patriarcado. 

Ver el pasado con ojos del presente tiñe los hechos de subjetividad y percepción personal, no permite ser objetivos. 

Detrás, alzando a los grandes nombres y demandando los cambios sociales, están los «Nadie» los que, aunque no teoricen o no salgan en los libros, son el elemento necesario y no sustituible. Poco lejos llegaría Alejandro Magno sin sus hombres, ellos podrían haber llegado con otro líder. 

Cuando sometes a juicio inapelable a un movimiento social quizá debas preguntarte a quién juzgas. Puedes tener argumentos contundentes sobre la moral personal de los grandes nombres pero ¿Quienes son sin los «Nadie»? ¿Son injustas sus demandas o inútiles sus avances por lo cuestionable de sus portavoces?

¿En 200 años nosotras y nosotros mismos, nuestros valores y creencias actuales que creemos justas e igualitarias, se salvarán al juicio del tiempo o nuestros descendientes nos verán como gente a la que le faltaba mucho por evolucionar? 

No lo sabemos. Quizá gente a la que hoy damos premios por su labor social y admiramos sean vistos como personas deplorables bajo otro contexto histórico futuro

Lo deseable a mi juicio es que valoren lo positivo, lo útil de cada lucha social y como cada una ha revertido o lo hará en vidas más justas para todos y todas. Y que sean compasivos con los errores. Errar es humano. Ser producto de tu tiempo es humano. 

Las feministas, eternas Casandras de la Historia, lo sabemos. Arrancamos a cada era avances y derechos poco a poco, a veces vemos como se nos vuelven a escapar y otra vez se vuelve a la casilla de salida, pero no de cero, más fuertes, más expertas. 

Yo soy una «Nadie». La mayor parte de feministas lo somos. ¿Qué ha hecho el feminismo por mi? 

¿Qué ha hecho por todas? 

Las mujeres que llegan al feminismo lo hacen agotadas, mental y físicamente. Llegan como un trapo. Como el trapo para todo de su entorno. 

Y un trapo culpable. Eres la mariposa de la teoría del caos, tu aleteo es el responsable de cualquier cosa. 

Si tu pareja te engaña o te abandona algo no hiciste bien. Si te violan «¿Qué hacías en esa calle, con esa ropa y a esa hora? «.

Si te maltratan no escogiste compañero bien y además ¿Por qué no te fuiste antes?. 

En el trabajo si no te ascienden o contratan, no es por que se priorice hombres, que tu CV incluya más formación y más experiencia y que solo a ti se te pregunte por tu estado civil y planes familiares son casualidades cósmicas y la culpa es tuya. Para la próxima vida escoge «Hombre» eso mejorará tu currículo. 

Que el espacio público te sea vedado es por tu incompetencia. Hola, síndrome de la impostora. 

Las mujeres somos el origen del pecado original, fuente de todo el infortunio humano desde el principio de los tiempos, nuestras vidas deben estar destinadas a redimirnos y pagar. Somos Eva. 

La mujer trapo que encuentra el feminismo inicia un viaje hacia su propia humanidad. 

La individualidad que le ha sido negada, educada para priorizar al otro sobre sí misma, la recupera animada y apoyada por otras mujeres. 

El feminismo no es solo un corpus teórico, una ideología o un movimiento político. El feminismo es casa, es espacio seguro donde recuperar tu voz. 

La teoría será útil en tanto en cuanto te ofrece una herramienta de conocimiento y de auto conocimiento. No estabas loca, no imaginabas cosas. Sí se te trata con desigualdad y violencia. Sí se te educó para normalizarlo e incluso defenderlo. En la gran luz de gas que es el patriarcado el feminismo ilumina con verdad. 

Cassandra no mentías, Eva no tienes la culpa. 

No es posible la lucha colectiva sin un sujeto que se reconozca oprimido y exija sus derechos. 

Para las mujeres esto solo es posible, al menos actualmente, entre iguales. 

Esta nadie que soy yo ha visto reproducir esquemas de opresión sexista en espacios de lucha obrera y en trabajos precarizados ( no por que en los otros no exista si no por que no tengo experiencia en ellos). Así como militante y obrera he sido testigo y objeto de paternalismos, de humor machista,  infravalorización de mis capacidades, de acoso y ridiculizada por señalarlo. 

Repito que no soy teórica de nada pero así a bote pronto, parece que pueda ser porque ambos espacios, como toda la sociedad en general, han sido diseñados por el hombre para el hombre. 

Dejarnos entrar se ve como un magnánimo favor pero no es tu casa, no se te ocurra cambiar las cosas de sitio. 

Es por ello  que se hace necesario para las demandas propias, que no se comparten con ningún otro sector poblacional, un espacio nuestro. 

Donde la prioridad seamos nosotras y dejemos el papel de madres. No somos el paraguas de la humanidad, ni el útero colectivo al que volver. 

No tenemos más sigla que la M al menos en castellano. 

Volviendo a nuestra protagonista, la feminista media llegó hecha un trapo y ahora la vemos organizando charlas, manifas o colaborando como pueda o sepa por que la feminista es una mujer normal con doble y triple jornada si es rural, ahora une una cuarta como activista. 

Es la mujer que ya no es la Virgen María, madre de todos, sacrificada por todos y ensalzada solo por la idea masculina de pureza. 

Es la mujer que ya no es santa o puta porque esas definiciones no le son propias, son impuestas. 

¿Qué ha hecho el feminismo por nosotras? 

Darnos la libertad para definirnos al margen de cualquier identidad ideológica. 

A las luchas sociales se va como individuo que consciente de una desigualdad reclama sus derechos o rechaza sus privilegios en un contexto histórico concreto. 

Si con fortuna se alcanza una situación de igualdad real los individuos libres no sufren una pérdida identitaria y con ello una falta de sentido de sus propias vidas. Seguirán sabiendo quienes son.

A mi el feminismo me ha hecho libre incluso de sí mismo. 

@soniaradfem

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.