Una democracia con peculiaridades chinas

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La Oficina de Información del Consejo de Estado (gabinete) de China ha publicado el Libro blanco que lleva por título: “China: democracia que funciona”, un auténtico desafío al concepto de las democracias burguesas occidentales.

En él podemos leer como la democracia es un valor común de la humanidad y un ideal que siempre ha sido apreciado tanto por el Partido Comunista de China (PCCh) como por el pueblo chino, durante los últimos cien años, el Partido ha liderado al pueblo en la realización de la democracia popular en China. Según el texto, en la actualidad el pueblo chino toma verdaderamente en sus manos su propio futuro de vida. Delimita que el estatus del pueblo como dueño del país es la esencia de la democracia popular.

El documento manifiesta:

«La democracia popular de proceso integral comprende la democracia orientada al proceso con la democracia orientada a los resultados, la democracia procedimental con la democracia sustantiva, la democracia directa con la democracia indirecta y la democracia popular con la voluntad del Estado. Es un modelo de democracia socialista que abarca todos los aspectos del proceso democrático y todos los sectores de la sociedad. Es una verdadera democracia que funciona».

 Se trata de un modelo de democracia socialista que abarca todos los aspectos del proceso democrático y todos los sectores de la sociedad. El libro blanco señala que esta es una verdadera democracia que funciona. La democracia es un fenómeno concreto que evoluciona de manera constante. Arraigada en la historia, la cultura, la tradición y el método marxista de análisis toma una diversidad de formas y se desarrolla a lo largo de los caminos elegidos por los diferentes pueblos con base en su exploración e innovación propia.

La democracia no es un título decorativo en la pared sino un instrumento para abordar los problemas que preocupan a la población. El documento aclara que la democracia es un derecho de los pueblos de todos los países y no una prerrogativa de unos cuantos países en clara referencia a los valores anglosajones dominantes en el hemisferio norte. Si un país es democrático o no, eso debe ser juzgado por su propio pueblo, no dictado por los laboratorios de ideas norteamericanos o la Academia a su servicio. Si un país es democrático o no, eso debe ser reconocido por la comunidad internacional, no decidido arbitrariamente por unos jueces autoproclamados, resalta. No hay un modelo fijo de democracia, esta se manifiesta en muchas formas, en este caso con peculiaridades chinas Evaluar los innumerables sistemas políticos que hay en el mundo con un solo criterio y desarrollar las estructuras políticas en monocromo son acciones antidemocráticas en sí mismo

Las democracias occidentales que, por más que sean «paradigmas históricos» para el resto del mundo, pareciera que están involucionando en ciertos aspectos tal como sucede en la UE en su defensa, apoyo y blanqueo del régimen nazi de Ucrania como ha sucedido estos días en Canadá o aconteció anteriormente en el Parlamento español.

Durante los últimos cien años el PCCh ha liderado al pueblo en la realización de la democracia popular en China, Marcelo Rodríguez director del Centro de Estudios y Formación Marxista (CEFMA) formula su argumentación en ese sentido que:

«Contrariamente a lo que muchas veces se quiere imponer desde Occidente, el socialismo con particularidades chinas no es incompatible con la democracia, sino todo lo contrario. En China existe una reflexión permanente sobre la democracia como se demuestra en este Libro Blanco, se la considera una herramienta para beneficiar a la sociedad, para que el pueblo ejerza su voluntad y esto explica el fuerte apoyo que el sistema y el gobierno tienen por parte del pueblo»

 China avanza en una democracia deliberativa y que la democracia es un fenómeno concreto que evoluciona de manera constante,

«En la realidad política de China está presente el manejo de la dialéctica entre tradición e innovación, centralidad y descentralización, continuidad, discontinuidad y debate, en el marco del centralismo democrático, creando las mejores condiciones para la creciente participación popular y el ejercicio democrático»

Significa M. Rodríguez y reafirma que son los propios pueblos los que deben juzgar si un país es democrático o no, es decir:

«si entendemos a la democracia como un sistema concebido para defender la soberanía del pueblo y su derecho a elegir y controlar a los gobernantes a través de mecanismos de participación directa o indirecta, el ejercicio del poder del pueblo, que en definitiva es el centro de un sistema democrático, adopta las características de cada sociedad».

Y remata en su apreciación:

  «Ninguna política injerencista, que intente tras el discurso de ‘exportar la democracia’ puede ser aceptada. En América Latina tenemos sobrados ejemplos de cómo Estados Unidos se atribuye el patrimonio del sistema democrático y utiliza este discurso para asediar a sistemas democráticos como Cuba, Venezuela o Nicaragua, que no se alinean automáticamente con sus intereses y defienden su soberanía e independencia».

El documento apunta la coyuntura donde el descrédito del modelo democrático occidental abocada por la razón neoliberal tiene lugar no solamente en los desencuentros entre las instituciones democráticas y sus representados sino que también registra el fracaso de las democracias avanzadas que están siendo incapaces de procurar el bienestar de sus pueblos. En busca de los valores comunes de la humanidad: el enfoque de la República Popular China respecto a la democracia, la libertad y los derechos humanos se basa en agregar nuevos elementos a la estructura política mundial y avanzar juntos hacia una comunidad global de futuro compartido.

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