Las lágrimas del hombre que no llora;
el retrato gastado en el espejo;
la sombra del vampiro sin reflejo;
el mañana, el entonces, el ahora.
La botella flotando en el oleaje;
la risa inevitable de la muerte.
La ingratitud sufrida por la suerte,
ignorada en el triunfo del coraje.
El pirata feliz sin gentilicio;
la excomulgada lluvia de sudor.
El sexo que naufraga sin amor;
el fuego, que no pide un sacrificio.
Lo vemos todo por un orificio
y abrir la puerta puede ser mejor.