Mientras que el ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Naser Burita, trasladaba al enviado de la ONU que la solución para el Sáhara pasa «exclusivamente» por su plan, EEUU contradecía al diplomático alauí y recordaba, a través del responsable del Departamento de Estado de Estados Unidos para temas del norte de África, Joshua Harris, que la autonomía no es la única opción sobre la mesa. Así, lo que para EEUU es sólo un «potencial enfoque» para resolver el conflicto, para Marruecos es una opción innegociable, a pesar del rechazo frontal a la propuesta del Frente Polisario y las innumerables resoluciones y acuerdos incumplidos desde que se puso fin al conflicto. El ejecutivo Biden se desvincula de esta forma de la línea estrategia en el Sáhara que marcase el anterior presidente, Donald Trump que reconoció la soberanía de la dictadura marroquí sobre el Sáhara Occidental.
Por su parte, el Frente Polisario, ha respondido el pasado viernes directamente al Consejo de Seguridad de la ONU que «adopte medidas inmediatas que pongan fin» a las violaciones sistemáticas de Derechos Humanos que infringe la monarquía marroquí a los saharauis que sobreviven en los territorios ocupados ilegalmente.
