Imma Ruiz Cerezo, profesora de Educación Secundaria y miembro de DoFemCo.
Mundiales, europeos, copas monárquicas, ligas, torneos en general alrededor de los cuales se organiza el hecho deportivo como una parte de lo que somos, seres humanos y sociedades con valores occidentales, capitalistas y patriarcales. Banderas y cánticos tribales surgen de las gradas en cada uno de estos eventos con mayor o menor fervor dependiendo de la importancia o del volumen de masas que sean capaces de convocar.
En medio de todo esto, las mujeres, desde todos los ámbitos, seguimos construyendo nuestra propia genealogía, una que no nos expulse de la esfera pública, una que nos nos recluya al cosmos de lo privado, una que ponga en valor todos los logros que la “historia”, como un ente con voluntad propia, ha ido empequeñeciendo, diluyendo y finalmente desvaneciendo de una línea temporal que discurre, de manera hegemónica, por las principales autopistas que trasmiten El Conocimiento.
Ganar un Campeonato del Mundo de Fútbol es un hito que sólo puede ser logrado cada cuatro años. Es Historia de esa que construye genealogía y les dice a las niñas, a las adolescentes y a las mujeres que nosotras podemos ser lo que queramos. No como el mantra del derecho a ser lo que tu quieras, que contradice la realidad material, sino en contra de ese otro que nos ha querido negar nuestra capacidad con base a nuestra biología.
Los hombres llevan disputando Mundiales de Fútbol desde 1930 y las mujeres desde 1991. Nueve campeonatos, no hagan la cuenta, han podido disputar las futbolistas desde entonces. La Selección Española de Fútbol Femenino participó por primera vez en la fase final de unos mundiales en 2015 (Canadá), ha participado en todas las fases finales desde entonces, tres en total, y ha logrando coronarse como vencedora en esta última, Australia y Nueva Zelanda 2023.
Aunque la Selección Femenina de Fútbol se creó en 1983, el primer partido oficial no lo jugó hasta 2014, por lo que podemos decir que en menos de 10 años, las jugadoras han conseguido llegar al máximo reconocimiento posible dentro del mundo deportivo. Tenemos prisa las mujeres por vivir en una sociedad que no nos trate como ciudadanas de segunda categoría. Después de 300 años manifestando, argumentando y vindicando nuestros derechos, se nos acaba la paciencia y no estamos dispuestas a dejarnos mangonear por unos carteristas prepotentes que igual nos “roban un beso”, que nos dan una palmada en el culo o que nos obligan a pedir disculpas como buenas colegialas (si queremos seguir jugando) por expresar lo que consideramos injusticias y exigir lo que nos merecemos.
Por eso, no sin antes felicitar por este gran triunfo a todas las mujeres que han llevado a la Selección de Fútbol al Mundial, a la final y a la victoria, quiero manifestar que hay otro partido que todavía se está jugando y este también tiene trascendencia mundial. No queremos que nos silencien con que lo importante es la victoria, que por supuesto lo es, pero hay otra victoria que no podemos dejar de pelear, que es la de la dignidad y la justicia social. La respuesta a cada una de las vulneraciones de nuestros derechos siempre es importante, aunque no siempre tiene la misma trascendencia. Cuando el abuso ha sido retransmitido en directo, cuando una jugadora ha sido acosada sexualmente delante de todo un país, va a ser difícil, si no se actúa de manera ejemplar, mantener que existe un compromiso por la igualdad real y efectiva de mujeres y hombres.
Las niñas y adolescentes sufren esa misma violencia diariamente y se preguntan como Jenni, ¿pero, qué hago yo?, sin encontrar respuesta. Y es que la pregunta está mal planteada, lo que hay que cuestionarse es qué hace la sociedad, qué hacen las autoridades, qué hace la RFEF y así hasta el final.
De momento, Jenni, a través del sindicato que la representa, FUTPRO, ya ha tomado cartas en el asunto, manifestando a través de un comunicado que trabaja para que este tipo de actuaciones no queden impunes.
Existe un protocolo para la prevención, detección y actuación frente al acoso y el abuso sexual en la RFEF. Aplíquese.
