Fútbol a secas

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Por María Grijelmo, autora de “Claves para un periodismo feminista” ed Fundamentos.

De “Las chicas de Vilda” a “España en la final” (o también España, a secas).

El pasado 15 de agosto, fiesta nacional, más de cuatro millones de espectadores se conectaron para disfrutar de la semifinal del mundial femenina de Futbol con la selección española como protagonista, alcanzando un 45% de cuota de pantalla. Un hito nunca alcanzado en el deporte femenino español. Un partido que ganaron y que les ha catapultado a la final mundial, venciendo por primera vez en su historia a Suecia. Otro hito absoluto. El próximo domingo se espera una audiencia muy superior siguiendo este histórico partido contra Inglaterra que puede llevarlas al Olimpo del futbol rompiendo techos deportivos hasta ahora inalcanzables.

En 2022, un estudio afirmaba que el 22% de las retransmisiones de competiciones deportivas se enfocaron en equipos femeninos, ocho puntos más que en el año anterior, que fue del 14%. Las deportistas están presentes en un 8,2% de las noticias de televisión y un 15% de radio, pero en 2010, tan sólo era del 6%. El pasado año, las futbolistas españolas consiguieron una liga profesional por primera vez en la historia, y este año las ciclistas han logrado que se organice la Vuelta a España femenina. Y en 2024 será una realidad el Mundial femenino de fútbol sala. La retribución económica que recibirá la selección española femenina de futbol se ha triplicado respecto al Mundial de 2019: en total se repartirán 150 millones de dólares, diez veces más que en el Mundial de Canadá de 2015, según 2playbook. ¿Qué está pasando?

Está claro que hay más interés en el deporte femenino. Hay más marcas que están apoyando económicamente y patrocinando a las deportistas. Y a más recursos, mejores resultados. Los medios se están fijando más en los equipos de mujeres. Si, pero ¿dónde empieza la rueda? Y ¿por qué no había empezado antes? ¿Hasta ahora no habíamos conseguido títulos internacionales? ¿Eran las deportistas muy mediocres? Algunos datos nos demuestran que no. 

En 2007, casi la mitad (223 de 504) de los récords de España fueron establecidos por mujeres; en 2009, hombres y mujeres consiguieron para España el mismo número de medallas en campeonatos del mundo, 12, con un balance en oros positivo para las mujeres (4 de 6); en 2011, las (aquí Google me sugiere que ponga “los”) deportistas pertenecientes a la Asociación de Deportes Olímpicos (ADO) constituían casi el 44% del total; las de alto nivel el 34% y las deportistas becadas en centros de alto rendimiento, el 40% del total; en 2016, las mujeres fueron más que los hombres. En 2019, en cuanto a los récords de España según sexo y categoría por federación total categorías, las mujeres obtuvieron mayores puntuaciones que los hombres en 7 de las 13 categorías: actividades subacuáticas, atletismo, deporte para sordos, natación, salvamento y socorrismo, tiro con arco y tiro olímpico. En 2020, la selección femenina de balonmano pasaba a la final del Mundial. El Barça femenino de fútbol se proclamó en 2022 subcampeón de Europa. La selección española femenina de waterpolo campeona de Europa 2022 y ya suma nueve medallas en diez años. Y todo ello con muchísimos menos recursos económicos. Y muchas más dificultades físicas y sociales de toda índole.

Hasta el momento, la falta de noticias se justificaba aduciendo que a la audiencia no le motivaba seguir las gestas de las mujeres deportistas, por lo que sólo informaban de lo que despertaba interés en su audiencia, que era masculina. O que a las mujeres no les interesa el deporte. Y menos el femenino. O que a los hombres tampoco les interesa lo que hagan las mujeres deportistas, un juego menos dinámico y agresivo que el masculino. O que las deportistas son un poco marimachos y no reflejan la imagen de feminidad que buscan las mujeres y que sí encuentran en la publicidad, en la moda o en las revistas del corazón. En un alarde de esfuerzo mediático, el periódico deportivo Marca elaboró un suplemento dedicado en exclusividad a las noticias de deporte femenino, encartado en el rotativo, para que los lectores pudieran rápidamente quitárselo del medio para concentrarse en lo importante. 

El cambio ha llegado por los medios de comunicación

Sin embargo, algo pasó en marzo de 2018 que revolucionó el enfoque mediático dirigiendo su foco a las mujeres en todas las actividades profesionales, y también en el deporte. Esa bola comenzó a rodar con tal fuerza que lejos de desacelerarse como ocurre con las modas, no ha hecho más que romper los primeros techos de cristal, informativamente hablando, en una especie de justicia poética. Porque las deportistas llevaban haciendo un trabajo impresionante desde mucho antes y con muy pocos recursos económicos o profesionales, como hemos constatado. Como afirman Kate Greenwood et al (2010) “las deportistas generalmente necesitan ganar para salir en los medios. Los deportistas tienden a recibir cobertura sin considerar el éxito”. Se medían con equipos de todo el mundo a espaldas de su propio país. 

Hay muchos estudios publicados que demuestran la responsabilidad de los medios de comunicación en la visibilidad deportiva de las mujeres profesionales; Lo que quiere decir que no es la audiencia, son los medios. El enfoque mediático ha despertado la afición de una mayor audiencia plural, de hombres y mujeres, que se han enganchado a sus gestas y sus podios. Lo que ha agudizado la mirada de las marcas que, siempre con el olfato afilado, vieron que allí sí podía por fin haber negocio. El dinero ha comenzado a entrar en las federaciones femeninas de las diferentes actividades deportivas y con más recursos también han comenzado a dejar atrás la invisibilidad y la irrelevancia, siendo ya una realidad para algunas deportistas vivir de manera digna de su actividad profesional. Parece que ya no hay vuelta atrás 

El metalenguaje también lo cuenta

Un estudio de la Carlos III de Madrid refleja que, en un 44% de las informaciones analizadas sobre deporte femenino, el tratamiento es asimétrico y los sesgos discursivos siguen presentes, sin entrar en la cantidad de titulares machistas y el lenguaje sexista (sirenas, diosas, muñecas) El libro “Claves para un periodismo feminista” (2023) está repleto de ejemplos y recomendaciones.

Hace muy poco tiempo, (lo siguen haciendo) los medios insistían una y otra vez en el término un tanto condescendiente “chicas” (como diciendo: mira ellas qué graciosas si también juegan) o “ellas” (por contraposición a “nosotros” los de siempre) un modismo que no suele usarse con los equipos masculinos; o también “las de (pongan el nombre del entrenador, generalmente masculino) que obviaba al equipo que fuera: el equipo femenino de Rugby, La selección española femenina de Futbol (el género gramatical en los deportistas, no en los deportes) Sin embargo, las redacciones deportivas casi siempre solían utilizar esta variante: la selección española de Futbol, y ahí todos entendíamos que eran los futbolistas. Porque lo de siempre era lo de ellos y lo excepcional lo de ellas. La noticia, histórica, ha sido leer este titular en las portadas: “España pasa a la final del mundial” (varios medios) refiriéndose al partido del próximo domingo contra Inglaterra. Sin ningún género gramatical, y sin ningún género de dudas (esto en un despiece). Esta gesta deportiva ha traído una expresión de un gran calado para la sociedad española, porque el domingo, la actuación que el equipo haga, la emoción que nos embargue, o el orgullo que cada uno sienta por su calidad deportiva será mucho más importante que el sexo que tengan quienes participan. Una gesta más a añadir a estas mujeres que ya han hecho Historia del deporte (a secas) español. Vamossssssssssssssssssss Españaaaaaaaaaaa!

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