Organizaciones sindicales del sector refirieron que la empresa Konecta BTO consideró oportuno que sus empleados teleoperadores continuaran con las funciones habituales de su trabajo después que una compañera falleciera de manera súbita en su puesto de las oficinas de la compañía.
El trágico suceso tuvo lugar el pasado día 13 en unas instalaciones que la empresa Konecta BTO tiene en Madrid y en las que un grupo de trabajadores realizaban tareas de llamadas para la empresa Iberdrola, según explican en la sección de telemarketing de CGT. En palabras del comunicado de CGT, el trágico suceso se produjo sobre el mediodía, momento en el que esta trabajadora sufrió un problema cardiaco que le produjo la muerte repentina en su propio puesto de trabajo y ante el horror de sus compañeros, que no pudieron hacer nada por reanimarla. En el mismo comunicado, se expresa que a los empleados se les pidió que «continuaran cogiendo llamadas».
Tanto CGT como los sindicatos USO o UGT denunciaron posteriormente la falta de humanidad de la empresa, pues resultaría difícil de explicar que los empleados fueran conminados a continuar sus tareas y a seguir atendiendo llamadas con la compañera de cuerpo presente en las mismas oficinas. Se da la circunstancia además de que es un tipo de tarea que reúne todas las condiciones para el teletrabajo y estos profesionales pudieron ser enviados a sus casas a continuar la jornada.
Los sindicatos mantuvieron al día siguiente una reunión con los responsables de la seguridad laboral y con la empresa para distinguir las responsabilidades y aclarar el protocolo de actuación para casos de emergencia. Los representantes sindicales estiman que la cualidad de «servicio esencial» que motivó a la empresa a proseguir el trabajo no debe estar por encima de un mínimo de empatía y humanidad.
Los trabajadores del sector del telemarketing y la atención telefónica llevan años denunciando las prácticas de las empresas que gestionan este tipo de servicios, en su mayor parte como subcontratas de otras grandes empresas.
Grandes cargas de trabajo, presiones de los encargados, condiciones excesivamente exigentes bajo la excusa de ser tareas que, por realizarse en llamadas telefónicas, no suponen un gran esfuerzo. Es falso, puesto que la coacción de atender un enorme número de llamadas bajo la tensión de contratos temporales es psicológicamente agotadora. Por si fuera poco, a las condiciones laborales pésimas hay que añadir unos salarios que apenas llegan para que una persona pueda sobrevivir con dignidad.
