Siempre que me preguntan lo que pienso del mundo contesto lo mismo.
-El mundo no tiene rumbo alguno, fuerzas ciegas y lovecraftianas se adueñan de él, es decir, fascismos de todo pelaje que se aprovechan de la creciente aculturación de la población y toman las bridas para conducirnos a su erial, una ecuación de menos diez al cuadrado que es el cálculo preciso de la muerte.
No hay conspiración, no existen las conspiraciones, son unos vulgares nazis que someten a millones de personas a través del terror, del pavor al horror vacui materialista. Las conspiraciones son la mejor coartada que la gente encuentra para ocultar su enorme cobardía, su incapacidad para rebelarse contra unos imbéciles de testa cuadrada.
Yo creo que las conspiraciones herméticas y misteriosas son una cortina de humo de nuestro subconsciente. No hay un diseño inteligente, no hay nada, solo hombres ataviados con fofos trajes azul marino y bombines arrugados que juegan al derecho de pernada como los grandes señores feudales, idiotas!!!.
Echo tanto de menos a mamá, mi Anaïs Nin particular, sus animadas conversaciones, germinales y de campo abierto. De cómo deseábamos llegar a la verdadera naturaleza, a la causa primera de Don Alonso Quijano. Éste sí que es un misterio, el quijotismo, la tan necesaria quijotización del ser humano.
Al final aprendí a base de dolor, y es que solo la muerte nos transforma en humanos, en personas íntegras, en seres famélicos necesitados de la trascendencia. El resto son perturbados, nazis y déspotas, máscaras venecianas que nos hieren a cada paso.
Ayy!, mi pequeña Anaïs Nin, tus palabras concisas, tus caricias, tus cabreos en plena agonía, tus resignados alaridos de trascendencia y aquella tarde, cuando atravesaste el umbral de la puerta de nuestra casa en el Paseo de San Vicente. En alguna parte encontraré una mujer maternal, como un carámbano de dulzura, yo, al que llaman el nuevo John Reed, el último hombre.
Te amo porque existes, te amo porque tienes identidad, te amo porque eres real y dormitas discreta entre mis cosas.
