Madrid, capital del fascismo

0

Lidia Falcón, Presidenta del Partido Feminista de España.

El Ayuntamiento de Madrid ha repuesto las placas de las calles que conmemoraban la memoria de los criminales fascistas que se adueñaron de la ciudad cuando las tropas de Franco la ocuparon. La tímida reforma del callejero que impulsó Manuela Carmena en su mandato municipal y que en unos informes, escuetos e incompletos, cambiaba los nombres de una serie de siniestros personajes, como los hermanos García-Noblejas, tres hermanos falangistas y uno carlista que se sumaron activamente a la sublevación militar de 1936, al general Millán Astray fundador de la Legión, jaleador tempranero del golpe y propagandista oficial de sus virtudes; volvió a Vallecas el crucero Baleares, tristemente conocido por arrojar metralla sobre unos 10.000 civiles que huían de Málaga por carretera en la desbandá de 1937, y así tenemos la calle de “Caídos de la División Azul” que  nuestro ilustre alcalde considera unos patriotas .

Otra calle está dedicada a José García Carranza, apodado Pepe el Algabeño, torero y terrateniente andaluz, que en julio de 1931 estuvo involucrado en la muerte de cuatro obreros en el Parque de María Luisa de Sevilla y prestó voluntaria colaboración en la sangrienta limpieza política de los barrios populares de Sevilla por Queipo de Llano al inicio de la Guerra Civil.

Otro homenajeado es Cirilo Martín que “colaboró en la represión de la dictadura tras la guerra, mediante la denuncia de personas concretas de ideología izquierdista que posteriormente fueron represaliadas”, como argumentaba el Comisionado nombrado por Carmena. Y no puedo seguir reseñando los fascistas, militares y civiles, que tienen su homenaje en las calles de Madrid, porque más de 5.600 vestigios de la dictadura perviven en la ciudad después de 46 años de haberse aprobado la Constitución.

El gobierno local encabezado por Carmena puso en marcha el proceso de cambio de los nombres conmemorativos de la dictadura en 2015, poco después de acceder al ejecutivo municipal. El objetivo era rebautizar más de 150 calles de la capital de España dedicada a todo tipo de personalidades del franquismo, entre ellas la dedicada a Cabanillas en las inmediaciones de Vallehermoso. Un militar considerado “decisivo” en la sublevación del Ejército de África en 1936, en el avance de los golpistas por Extremadura y finalmente como Ministro del Ejército y jefe de la Casa Militar de Franco durante la dictadura.

Ese proceso de cambio callejero fue tan incompleto y chapucero que permitió que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid negara que este militar estuviera involucrado en la represión franquista y el Ayuntamiento ha procedido, con júbilo a mantener la placa en la calle que le ha dedicado.

Varias asociaciones de vecinos han planteado la retirada de las placas y el PP gobernante, con sus ayudantes de VOX y Ciudadanos ha despreciado soberanamente la demanda de la ciudadanía. ¿Para qué quiere el alcalde y sus concejales la opinión de los madrileños? El señor Almeida se ha instalado en el Consistorio para mandar, que es lo que hacen siempre los fascistas y mantiene los plenos porque las leyes lo ordenan, pero a él ¿qué le importan las leyes de la democracia si debe creer como su amiga y cooperadora la Presidenta Díaz Ayuso que son comunistas?

Según el criterio que los franquistas españoles mantienen ochenta años después de la Guerra Civil, todo aquel que condene el golpe de Estado de 1936, la contienda que siguió y el genocidio de la dictadura contra republicanos, liberales, nacionalistas, masones, socialistas, anarquistas, comunistas, feministas, o simplemente maestros y pensadores demócratas, son comunistas y quieren entregar la sagrada patria al dominio bolchevique. Aunque ya no existan los bolcheviques y todos los países europeos que sufrieron el flagelo fascista hayan eliminado los símbolos, nombres y recuerdos de aquella siniestra época. Y, como en Alemania, se enseñe a los niños los fúnebres monumentos de los campos de concentración para que no crezcan, como los españoles, ignorando los horrores de una etapa de su historia que no debe repetirse.

Pero ya sabemos que España es diferente. Al fin y al cabo la Guerra Mundial la perdieron los nazis y la Guerra Civil española la ganaron los franquistas. Y los republicanos españoles seguimos siendo los vencidos. Y como dijo César “Ay, de los vencidos”.

 Madrid, esta ciudad torturada tantas veces por las contiendas bélicas, que hizo de la declaración “¡Madrid será la tumba del fascismo!”, es hoy una urbe desestructurada, ejemplo de desigualdad y abandono de las clases trabajadoras que muestra en las placas de sus calles admiración y nostalgia por la época más siniestra de nuestra historia.

Para lograr librarnos de ese peso que nos ahoga y proceder a recuperar la dignidad y el orgullo que fueron seña de identidad de esta ciudad y su provincia, el Partido Feminista de España quiere acceder al Ayuntamiento y a la Asamblea de la Comunidad. Ha llegado la hora de que el feminismo esté presente en las instituciones que nos rigen, cuando han transcurrido más de cuatro décadas de democracia. 

Si los mismos partidos políticos vuelven a ganar las elecciones municipales y autonómicas nos quedará menos esperanza de que podamos revertir la indignidad en que ha caído la que fue capital republicana. Y el feminismo que precisa la sociedad madrileña para reconocer el mérito y el esfuerzo de sus mujeres, que el Partido Feminista de España reivindica desde hace décadas, quedará sepultado bajo toneladas de basura fascista.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.