El centro de poder global sigue desplazándose sobre nuevos ejes: Rusia, China, Oriente Medio y América Latina perfilan nuevas relaciones históricas que cada vez suponen un aislamiento mayor para EEUU y una erosión acuciante en la UE.
En este maremagnum internacional, los dirigentes de la UE han tomado parte decidida por uno de los polos que ya no representan un consenso internacional: EEUU. Este posicionamiento, que se da a la par que se intenta mantener una buena diplomacia e intercambio comercial con China, supedita la política y las relaciones que se tienen con el país asiático, quien tiene cada vez una relación más complicada con EEUU.
Si en 2019 se definió a China, en relación con la Unión Europea, como «socio y rival sistémico». Pero Von der Leyen ha justificado que esto debe ser revisado ya que «también el mundo ha cambiado enormemente. China ha cambiado. Europa ha cambiado. Nuestra estrategia europea tiene que adaptarse».
En consecuencia, el alto representante de la Unión en política Exterior, ha afirmado que «Nuestra relación con China no puede desarrollarse normalmente si China no usa su influencia en Rusia para conseguir que esta retire sus tropas de Ucrania y ponga fin a la guerra», en una intentona de chantaje a la política exterior llevada a cabo por China en relación al conflicto en Ucrania.
En la misma línea se ha expresado Von der Leyen, quien aseguró que “la forma en que China continúe interactuando con la guerra de Putin será un factor determinante para el futuro de las relaciones UE-China”.
