Aunque, según las informaciones preliminares, parece que con consecuencias de menor magnitud que el tren descarrilado en Ohio, ha descarrilado un segundo tren en EEUU.
Esta vez ha sido en Splendora, Texas, donde el suceso protagonizado por otro tren de Union Pacific ha tenido lugar. También este tren transportaba material tóxico y las autoridades ya se encuentran analizando la calidad del aire.
Los trabajadores denunciaban las condiciones inhumanas de trabajo, con disponibilidades 24/7 y jornadas semanales interminables que les impedían el descanso y la conciliación. El asunto se resolvió mediante un embargo legal del derecho a huelga del sector ferroviario impulsado por el Gobierno de Biden, a través de la fórmula de una imposición de un acuerdo bilateral.
Una hipótesis que explicase el interés por parte de los grandes medios de comunicación de todo el mundo en silenciar estos hechos catastróficos para el medio ambiente, podría ser amortiguar las críticas que afrontaría Biden si finalmente se relacionase la precariedad laboral en el sector con los descarrilamientos.
