Memoria feminista y aprendizaje democrático

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M. Engracia Martín Valdunciel (Abolicionistas Huesca).

Memoria feminista y aprendizaje democrático, a propósito de la abolición del sistema prostitucional. Congreso Historia con memoria en la educación. Pamplona, noviembre 2022*.

En la estela de las tesis que mantenían autores como M. Bloch o W. Benjamin, la maestra Celia Amorós recuerda en sus escritos la potencia emancipadora de la memoria, especialmente para la historia de las mujeres. Porque estas constituyen el sujeto histórico por antonomasia ignorado por el discurso histórico. Y es que las mujeres no son un colectivo más… son, al menos, el 50 % de la humanidad, nada más y nada menos.

Creemos que es preciso volver sobre esas tesis porque quizá no somos suficientemente conscientes, todavía —como muchas historiadoras e investigadoras vienen poniendo de manifiesto— de que esa ignorancia contumaz y sistemática, lejos de suponer una laguna subsanable con mera adenda —como a menudo se intenta— implica un perjuicio y un menoscabo para las mujeres —también para la humanidad en su conjunto— que exige cambios radicales. Porque se ha producido un error de proporciones colosales: se ha confundido lo humano con lo masculino. Tomar conciencia del olvido histórico debería significar un auténtico revulsivo a la hora de re-plantear(nos) la forma de entender, explicar y habitar el mundo como especie, especie compuesta por varones y por mujeres, con igual valor.

A pesar de los muchos esfuerzos de la teoría feminista y de las movilizaciones políticas a lo largo de siglos —que han logrado avances, sin duda— estamos lejos, desafortunadamente, de una toma de conciencia colectiva. Nos enfrentamos, así, a una injustificada y clamorosa desaparición de la mitad del género humano de la cultura, del pensamiento, de la materialidad histórica, de la sociedad. La relegación de las mujeres del logos ha subrayado su in-significancia, ha supuesto que la mitad de la humanidad haya sido representada por parte de los varones —que han detentado el monopolio de la posibilidad de definir— a la medida de sus intereses: como otredad defectuosa, insuficiente, subalterna, como objeto (sexual). Con el problema de que, aunque la realidad material ha cambiado en buena medida, la construcción de imaginarios estereotipados sigue su curso actualmente por influyentes canales.

El hecho de haber silenciado o menospreciado a la mitad del género humano conlleva repercusiones políticas, sociales, educativas o culturales trascendentales. Porque en nuestras sociedades —incluso en las tecnócratas, formal y falazmente igualitarias— la consideración de las mujeres —en la justicia, la medicina, la educación, en el medio económico, en el político, en el religioso, en la academia, etc., — sigue lastrada por siglos de androcentrismo, por prejuicios y creencias misóginas que la sociedad no se cuestiona e implica que las mujeres sigan ocupando espacios subalternos. Podemos comprobar en la cotidianidad —especialmente en momentos como los actuales en que derechos de las mujeres conseguidos con mucho esfuerzo se están viendo amenazados— que el trabajo, la violencia que sufren, las experiencias, la voz o los derechos de la mitad de la población, no concitan —todavía— la reflexión, la consideración, la atención o el respeto adecuados. Insistimos, no nos referimos a un colectivo más… hablamos de, al menos, la mitad de la humanidad.

Por tanto, recuperar la memoria y la historia de las mujeres no puede obviar el complejo marco en que se produce, es decir, el primigenio sistema de poder que identificamos como patriarcado. Una estructura de violencia que ha coaccionado, y sigue sometiendo, a las mujeres. Hay que aludir a un entramado de intereses de tipo material y simbólico sustentado en el control de la capacidad sexual y reproductiva de las mujeres, la división de espacios y trabajos, etc., en función de los sexos, el ninguneo permanente de aquellas en cualquier espacio de la esfera pública… Todos estos factores han significado, significan, una expropiación sistemática de derechos y recursos a las mujeres lo que dificulta no sólo el logro de su autonomía intelectual sino, también, implican su dependencia de los varones.

Así, el sistema patriarcal, que obstaculiza, cuando no impide, la autonomía de las mujeres, reserva a las más desfavorecidas la posibilidad de ser prostituidas para uso y abuso de los varones. La institución de la prostitución no es casual: porque la violencia extrema que implica es clave en la política sexual del patriarcado, es fundamental para la reproducción del machismo y como medio de control sobre todas las mujeres. El sistema prostitucional es una realidad brutal, que deshumaniza y cosifica a mujeres y niñas, principalmente, incompatible con el respeto a los derechos humanos, con el compromiso por construir sociedades más justas y completamente irreconciliable con una educación en igualdad.

Por todo esto, si pensamos que es preciso caminar hacia sociedades igualitarias, resulta imprescindible reflexionar sobre los intereses emancipatorios de ese legado con potencialidad liberadora al que se refiere Celia Amorós. Y es necesario por respecto y agradecimiento a los esfuerzos intelectuales y políticos de quienes nos han precedido, sin los cuales no podríamos estar aquí; pero, también, porque si desconocemos de dónde venimos corremos el riesgo de “inventar la rueda” o de no entender dónde nos encontramos; estamos en peligro, en definitiva, de asumir agendas que no son propias. La memoria aporta conocimiento y poder a la lucha política de las mujeres aquí y ahora y las convalida como sujeto significativo en la historia en general y en la del pensamiento en particular. Desde la ineludible problematización de un presente complejo, es preciso rescatar, reflexionar y aprender, sobre todo, de las luchas y resistencia frente al patriarcado que desde hace siglos vienen llevado a cabo colectivos femeninos —y algunos varones— en todo el mundo para conquistar su dignidad, para acceder a derechos o para exigir la eliminación de la violencia extrema sobre las mujeres.


*Enlace al artículo de la autora y enlace general al Congreso Internacional Historia con Memoria en la educación.

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