El legado de Gorbachov

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En la hora del adiós a Gorbachov creo que lo que nadie puede negar es que fue una figura trascendente y de un peso histórico indiscutible. Como tal tiene partidarios y detractores. De modo que en este artículo quizás sea bueno que valoremos los aspectos positivos y negativos de su obra.

El primer punto a favor lo aportó el ex presidente de los Estados Unidos George H.W. Bush, que lo definió como «El hombre que liberó a su propio pueblo». Así, en genérico. Nunca explicó de que lo liberó ni qué se podía hacer en la infernal Rusia de los 90 que no pudiera hacerse en la URSS, pero ahí quedó.

El punto en contra, aportado por una mayoría abrumadora de la población rusa, es que las condiciones de vida de casi todos los habitantes de este país empeoraron drásticamente con la irrupción del capitalismo. Da igual que se lo crean o no, los estudios de población de todas las instituciones lo recogen: la esperanza de vida cayó dramáticamente en Rusia, hasta casi 20 años en el caso de los varones. La pérdida de la garantía de un empleo que proporcionaba la URSS, de prestaciones sociales como las pensiones, de la atención sanitaria, y la introducción de problemas que los rusos desconocían bajo el sistema socialista fueron catastróficas. En otras regiones de la antigua Unión Soviética fue aún peor. La prostitución en todas sus formas se convirtió en una de las pocas salidas que se ofrecían a buena parte de la población rusa, incluidos muchos menores que durante la etapa soviética habían recibido una educación ejemplar, una educación que muchos rusos ansían hoy recuperar.

El segundo aspecto positivo, proclamado por los directivos de las grandes empresas y la economía liberal, es que llevó la libertad a Rusia. Aparentemente es el mismo argumento que ya hemos analizado antes, pero por lo menos en este caso sabemos a lo que se refieren: ahora gracias a las condiciones de precariedad de muchos trabajadores rusos y del resto del mundo, se puede abrir un Mc Donald’s o beber una Coca-cola de marca en Rusia.

Pero es que resulta que el tejido industrial y la economía socialista tejida desde 1917 colapsó completamente. Paradójicamente muchas de las imágenes que en la mente occidental hacen parecer a la URSS un infierno solo fueron posibles por la obra destructiva de Gorbachov, el soviético güeno que, según el mismo imaginario occidental, acabó con todo aquello. Les hablo de la catástrofe de Chernobyl, de las colas para conseguir productos básicos, etc. Todo eso no había ocurrido en la Unión Soviética hasta las transformaciones del líder tan apreciado por occidente. Por mucho que ahora se pudieran preparar hamburguesas de marca, el consumo de carne en la Rusia neocapitalista de los 90 cayó un 23%, el de leche un 28%, y los hospitales se quedaron sin medios materiales ni fondos para atender a nadie. O sea que parece que esto tampoco ayudó mucho a que los ciudadanos de a pie valoren la figura del libertador.

Pero los jefes de la OTAN aportan otro dato, aunque no sé, me suena que lo he visto antes: Gorbachov trajo la libertad a Europa del Este. En este caso se refieren a que gracias a que Gorbachov claudicó de todas sus posiciones en esta región, ellos pudieron prometerle no expandirse jamás hacia Rusia y luego traicionar su palabra dada, hasta el punto de que la organización pantalla de los intereses norteamericanos en Europa ya amenaza con llegar a las mismas fronteras rusas.

Pero verán, es que esa libertad se dejó sentir en países como la antigua Alemania del Este, que, como los rusos, de pronto supieron lo que eran el paro, las dificultades para acceder a una vivienda y otras lindezas capitalistas. En los 90, se lo crean o no, hubo un movimiento entre las mujeres trabajadoras de la Alemania reunificada que reclamaban que se aplicaran las prestaciones sociales y las condiciones de trabajo de la RDA, mucho mejores para ellas. Además, la tan cacareada libertad ha dejado ya su tarjeta de visita en las guerras yugoslavas, en las del Cáucaso, y que les vamos a decir de Ucrania, Chechenia, y otros enclaves que han caído en manos de los extremistas más diversos, tolerados, cuando no fomentados, desde occidente.

De acuerdo, pero lo que nadie discute de Gorbachov es que extendió la libertad por el mundo. Eso nos lo dice día sí, y día también, y más en este momento de loas inmediatamente posteriores a su muerte, el aparato mediático occidental.

Será cosa mía, pero juraría que el argumento de la libertad ya había salido en esta recopilación. Bueno, resulta que guerreros de la libertad a la que se oponía la URSS fueron los muyahidines afganos, germen de los actuales talibanes, que muchas repúblicas ex soviéticas de Asia Central amenazan con convertirse en polvorines en manos de grupos extremistas, en muchos casos apoyados con dinero y armas desde occidente. Además, en otras zonas del mundo como América Central, el abandono por parte de la URSS de Gorbachov a sus aliados permitió que indeseables como la contra nicaragüense camparan por sus respetos durante largo tiempo.

En todo caso, según todos los líderes europeos que han hablado de Gorbachov, desde Thatcher a la Merkel, desde Helmut Kohl a Felipe González, es que el desaparecido mandatario ruso llevó la libertad a la URSS y al continente

Dejando a un lado que lo de la libertad me sigue sonando a ya visto, el caso es que la Unión Europea en cuanto se ha visto libre de un contrapeso ha sido implacable con su clase trabajadora. Palabras y expresiones como «austeridad», «moderación salarial», u otras semejantes eran impensables en la Europa del telón de acero. Por otra parte, los mismos mandatarios que suelen quejarse de que la URSS no dejaba a sus ciudadanos viajar a Europa, cosa falsa, habla estos días de restringir visados a los rusos, ya que es necesario para mantener a uno de los grupúsculos que han creado, el de Zelensky y sus ucronazias.

Hasta aquí los argumentos de unos y otros. Será sugestión mía, pero yo juraría que los argumentos a favor de Gorbachov los dicen sus enemigos, y además se resumen en un único concepto muy abstracto. Los contrarios, aportados por la gente que vivió bajo su mando y por los estudios económicos e históricos más serios son mucho más tangibles y concretos. Mi conclusión, por tanto, es que la figura de Gorbachov fue negativa, pero ¿qué sabré yo? Juzguen ustedes. En todo caso algo tendrá Gorbachov de especial, porque un político con un premio Nobel por destruir el país que gobernó es algo como mínimo sorprendente.

Cartel publicitario de Piza Hut en la Rusia de los 90. Mientras muchos rusos pasaban unos problemas alimentarios desconocidos para ellos hasta la irrupción del capitalismo, Gorbachov anunciaba comida basura de cadenas americanas.

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