Al menos dos personas han fallecido por disparos de la policía en las protestas que se están produciendo en Ecuador, según denuncian testigos a través de redes sociales, además de un centenar de heridos y otras tantas personas detenidas. La brutal respuesta policial se produce por las manifestaciones convocadas a raíz del paro nacional iniciado el pasado 13 de junio.
Uno de los manifestantes asesinados falleció por disparos de perdigones realizados a bocajarro. El otro manifestante sufrió el impacto de una bengala lacrimógena que le atravesó un ojo y se incrustó en la cabeza (ambas imágenes de fuerte violencia).
Los hechos (que de producirse en países del entorno como Venezuela habrían suscitado el escándalo de la ONU, la OEA o la Unión Europea) son incluso alentados o agravados por las declaraciones del presidente, Guillermo Lasso, quien habla de «guerra» y ha pedido que si hay caídos estos se produzcan «del bando contrario», en lo que se entiende una referencia a las agrupaciones de indígenas de las que surgen las reivindicaciones que motivaron el paro nacional.
La situación alcanza tal gravedad que la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) ha solicitado una tregua de 24 horas para poder crear corredores humanitarios que permitan el abastecimiento y atención de necesidades urgentes en las zonas afectadas.
Las tensiones en Ecuador entre el presidente, Guillermo Lasso, y el movimiento indígena se producen a partir de la convocatoria de un paro nacional el pasado 13 de junio con el que se pretende que el gobierno realice reformas sociales y económicas que frenen el insoportable deterioro de una economía que asfixia a los ecuatorianos con la inflación y el desempleo.
A las reivindicaciones de la asociación indígena, CONAIE, se han adherido otras federaciones de campesinos, agrupaciones de población negra, agrupaciones de bananeros, arroceros, pescadores, comunidades mineras, además de sindicatos, estudiantes o transportistas.
Los convocantes del paro exigen la reducción de los precios del combustible, ayudas a los sectores más perjudicados por las escaladas de precios del diésel o la gasolina, como transportistas, campesinos o pescadores.
Por otro lado, se pide una moratoria de mínimo un año y renegociación de las deudas con reducción de las tasas de interés en el sistema financiero (bancos públicos, privados y cooperativas) y que no se embarguen los bienes como casas con terrenos y vehículos por falta de pago.
Otra demanda es que se lleven a cabo políticas de control de precios y la especulación en el mercado de los productos de primera necesidad, que suben los precios en los productos industrializados en las cadenas de supermercados.
Se pide también un freno a la privatización de los sectores estratégicos, patrimonio de los ecuatorianos: Banco del Pacífico, hidroeléctricas, IESS, Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT), carreteras, salud, entre otras.
Los manifestantes claman también para que se detenga el desabastecimiento de los hospitales, faltos de medicinas y personal. Se exige poder vivir en seguridad y protección, con políticas públicas efectivas para frenar la ola de violencia, sicariato, delincuencia, narcotráfico, secuestro y crimen organizado que mantienen en zozobra al Ecuador.