Breve crónica del Partido Feminista de España

0

Lidia Falcón, Presidenta del Partido Feminista de España.

El Partido Feminista de España es la organización política feminista más antigua de Europa. Cuando en 1977, transcurridos los dos primeros años desde la muerte del dictador, navegando en las procelosas aguas de la Transición que dirigían y dominaban los jerarcas franquistas que acababan de quitarse la camisa azul, las compañeras del Colectivo Feminista de Barcelona decidimos llevar adelante el proyecto de crear un partido político feminista, el Movimiento Feminista, que entonces iniciaba su andadura, no solo no se unió a nosotras sino que dedicó muchos esfuerzos a boicotearnos. La historia del MF debería ser contada por historiadoras honradas para enseñanza y escarmiento de las nuevas generaciones.

En la revista Poder y Libertad que publiqué durante más de veinte años, a partir de 1980, como medio de comunicación y propaganda del Partido Feminista, al tener que enterrar Vindicación Feminista después de tres años de lucha denodada por salvarla, sin que ninguna asociación feminista nos apoyara, se reporta una parte, y no pequeña, de la trayectoria del MF español.

En marzo de 1979, la Comisión Política del PFE nos decidimos a legalizar ante notario el acta de constitución, los estatutos y las tesis ideológicas del partido y lo presentamos para su registro en el Ministerio del Interior, que tardó dos años en aprobarlo. Elaborar estos documentos nos había ocupado varios años. Leímos, estudiamos, discutimos, compartimos ideas y debates con otras compañeras de varios países – excepto en España donde las ideas creativas e inteligentes fueron asesinadas por el fascismo y no se han recuperado- y nos formamos enriqueciendo a la vez el feminismo internacional. Excepto el Partido Feminista, el feminismo español no ha aportado en las últimas décadas nuevas ideas ni proyectos ni programas. Nos enfrentamos en nuestro camino con muchos enemigos de los que los peores no eran de derechas.

Utilizando el marxismo como método de conocimiento científico de la realidad social concluimos que la mujer es una clase explotada económicamente en el modo de producción doméstico. Mi libro La Razón Feminista, producto de diez años de estudio, contiene la más ardua y completa investigación sobre el tema. Y coseché muchas más críticas y ataques en España que en Francia, Alemania, el Reino Unido, Estados Unidos, Puerto Rico, Venezuela, Méjico, Canadá. La oposición desencadenada contra nosotras por la izquierda comunista, con debates virulentos, nos obligó a dedicar mucho tiempo y esfuerzo a contrarrestarla.

Tampoco las feministas que se organizaban en asociaciones varias secundaron nuestro proyecto. Durante las últimas décadas se han limitado a ser corifeas del PSOE o a reivindicar demandas conocidas. Rechazaron sistemáticamente apoyar un partido político feminista. Para la mayoría de ellas el PSOE representaba la única opción para las mujeres. Ni siquiera apoyan la modificación de la Ley de Violencia de Género, que no protege a las mujeres. Parte de estas experiencias las tengo contadas en La Pasión Feminista de mi vida.

La historia de la última década nos ha mostrado el desengaño de las clases populares con el PSOE, que, como el resto de la socialdemocracia europea, ha engañado y desanimado a sus bases y a sus votantes. De esa experiencia nació Podemos, que ha seguido el mismo camino. Y durante años y años los grupos feministas o se apacentaron en el pesebre socialista o se limitaron a vegetar en la pax romana que había instaurado el capitalismo tras la derrota de la URSS. Hasta que también el PSOE se tambalea y necesita el apoyo de extraños y perversos grupos para mantenerse en el gobierno, lo que no significa que gobierne, porque el que sigue gobernando en España desde el final de la Guerra Civil es el gran capital. Y la víctima más notoria de la rendición del partido socialista a las órdenes de las grandes corporaciones económicas internacionales, es el feminismo.

Defenestrada Carmen Calvo, desaparecidas de la escena política y mediática sus seguidoras y mejores valedoras, el feminismo socialista ha desaparecido del escenario mediático, y el MF ha quedado reducido a grupos que repiten como mantras las mismas reivindicaciones de hace siglos. El feminismo no tiene más representante político que el Partido Feminista. Por la solidez que le confiere su larga historia de lucha, la profundidad de las tesis ideológicas en las que se basa, su organización que se extiende a muchas Comunidades, y sus planteamientos políticos que defienden un programa de gobierno que acabe con la monarquía y exija la proclamación de la República, se enfrente al imperialismo, implante una economía socialista que acabe con las explotaciones de las clases trabajadoras e imponga las medidas legislativas necesarias para lograr la protección y la igualdad de derechos de las mujeres.

Nuestra presencia en el panorama feminista y político de España ha contribuido, muy decisivamente, a aprobar y mantener la legislación que permite el divorcio y el aborto, las dos únicas leyes eficaces que se lograron en la Transición y que todavía tienen vigencia en nuestro país. Nuestro trabajo ha sido fundamental para impedir que se legalizara la prostitución, en la denuncia de la violencia machista, la venta de niños y la oposición a las leyes transgénero. Que nos ha costado la expulsión de Izquierda Unida, amén de represalias varias por parte del lobby trans.

La historia es demasiado larga, compleja y en el fondo trágica para resumirla en un artículo. Lo que quiero remarcar es que en estas últimas cuatro décadas el programa feminista que realiza un análisis marxista profundo de la realidad social y económica y da alternativas a todos los aspectos de la explotación capitalista en nuestro país es el del Partido Feminista. Ni siquiera el escándalo de las comisiones y negocios corruptos que protagoniza el rey Juan Carlos I ha impulsado al MF publicar la crítica de la institución monárquica y a reclamar la proclamación de la República. Sin recordar que es la única forma de Estado que garantiza la defensa de los derechos de la mujer.

En la actualidad la crisis económica está batiendo a las clases trabajadoras, con la farsa de la reforma de la reforma laboral, que está representando Yolanda Díaz, y a los desorbitados gastos militares que se mantienen a pesar de la pandemia y de la enorme deuda que acumulamos, se tienen sumar los de celebrar en Madrid la cumbre de la OTAN, preparando la guerra de Ucrania, pero ninguno de estos graves problemas, que constituyen un desafío a la supervivencia y la paz en el mundo, ha sido comentado por el Movimiento Feminista. Dejando el feminismo limitado a cuatro reivindicaciones inmediatas, se le despoja de sus objetivos revolucionarios. Hay que comprender que sin frenar el desarrollo capitalista, que organiza las guerras que destrozan el planeta y matan a sus habitantes, y que explota y oprime a la mayoría de la humanidad, es imposible que los derechos de la mujer y su avance social sea una realidad. Porque las mujeres somos una clase explotada económicamente y de nuestra labor reproductora el Capital consigue la fuerza de trabajo necesaria para extraer la plus valía que necesita para consolidar sus beneficios.

Quien no sepa que el Capitalismo y el Patriarcado forman parte de un mismo proyecto no tiene formación política ni económica. Que nadie crea que se abolirá la prostitución y se prohibirá la pornografía mientras los lobbies proxenetas impongan sus normas, a la vez el lobby trans aumenta su poder continuamente y florece el negocio de los vientres de alquiler. Toda organización feminista que se limite a seguir reclamando estos objetivos, no será más que una asociación reivindicativa más, tan inoperante e ineficaz como las que ya existen.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.