El engaño de la reforma laboral

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Lidia Falcón, Presidenta del Partido Feminista de España.

En mi último libro “La Filosofía del Engaño” analizo cómo la ideología dominante, es decir la de los grandes poderes capitalistas utiliza todos sus lacayos: gobernantes, políticos, profesores, filósofos, periodistas, medios de comunicación, para transmitirnos sus mensajes que son más bien órdenes, para convencernos de que estamos en “el mejor de los mundos posibles”, como decía el Cándido de Voltaire.

El capitalismo se ha enseñoreado del planeta, después de la desaparición de la URSS, y domina los países mediante las guerras, las incursiones y exacciones de bienes y la persecución de toda disidencia. Cuando la violencia y la represión no son recomendables recurre a la compra: de los políticos, los empresarios, los abogados, los jueces y fiscales, los periodistas y los medios de comunicación. Pero lo más dañino de todo es que nos convenza. Que convenza a las amplias masas y a sus voceros, de que no hay más lugar que el infierno en que vivimos, como dice una viñeta de El Roto.

No sé si es la compra o el convencimiento lo que ha llevado a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a comparecer ante los medios de comunicación para transmitirnos, exultante de júbilo, que ha logrado, tras meses y meses de reuniones y desencuentros con la patronal y los sindicatos, que se ha llegado al acuerdo de “una nueva legislación laboral que recupera derechos en favor del trabajo decente.”

La falsedad de esta pomposa afirmación se encuentra en el redactado del propio acuerdo.

El entusiasmo de la ministra está ratificado por la patronal, El comité ejecutivo de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) ha sido el primero en avalar la última propuesta presentada este miércoles por el Gobierno y la declaración de la patronal es suficientemente explicativa.

“Para CEOE y Cepyme, el acuerdo consolida el modelo laboral actual, que ha permitido incrementar la productividad de las empresas, asegurar su competitividad y contribuir al crecimiento del empleo. En concreto, el acuerdo mantiene intactos los mecanismos de flexibilidad interna que garantizan la adaptabilidad de las empresas a las circunstancias, asegura la libertad de empresa y la seguridad jurídica y contribuye a la Paz Social.”

Los comentarios de los sindicatos y las crónicas que se han repetido en los medios comunicación, se muestran satisfechos con lo que llaman “reforma laboral”, de la que aseguran que es la primera de envergadura que recibe la bendición de todos los agentes sociales en más de 30 años (aunque en las de 1997 y 2006 también se fraguaron acuerdos). Afirman que se busca hacer frente a la temporalidad, la principal lacra que castiga al mercado de trabajo, y persigue reequilibrar la negociación colectiva, deshaciendo algunos cambios normativos que el PP introdujo en 2012, que daban más poder a los empresarios y que abrieron la puerta a empresas multisectoriales que precarizaron las condiciones de trabajo. Todo ello, además, sin que las empresas pierdan elementos de flexibilidad interna, como exige la Comisión Europea.

Si el diablo está en los detalles, es fácil entender lo que significan las declaraciones de la patronal cuando dice que el acuerdo consolida el modelo laboral actual, que mantiene intactos los mecanismos de flexibilidad interna que garantizan la adaptabilidad de las empresas a las circunstancias, asegura la libertad de empresa y la seguridad jurídica.

El documento no supone una derogación de la reforma del PP, como han defendido durante meses algunos sectores del Gobierno, en especial la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Su redacción final modifica la propuesta inicial de Trabajo que ha rebajado sus expectativas en busca de un acuerdo global con la patronal.

Reproduzco aquí los comentarios del abogado laboralista Vidal Aragonés, que ha tenido la generosidad de compartir en el chat de Sumar Izquierda.

La «Reforma» Laboral impulsada por el Gobierno PSOE-UP no deroga prácticamente ninguno de los contenidos de la Contrarreforma laboral del PP. Se mantienen los aspectos más lesivos de la contrarreforma laboral de 2012.

La «reforma» no deroga la rebaja de la indemnización por despido improcedente a 33 días por año con tope de 24 mensualidades y no recupera los 45 días por año con tope de 42 mensualidades (hasta un 42% de rebaja en la indemnización).

La «reforma» no recupera los salarios de tramitación (salario y cotización desde el despido hasta el reconocimiento o declaración de improcedencia) que sobre todo protegía los contratos con menos antigüedad. Despedir con poca antigüedad continuará siendo muy fácil y con bajo coste.

La «reforma» no recupera la autorización administrativa para poder hacer efectivos los despidos colectivos (EREs). Así que se continuará con la posibilidad de hacer periodo de consultas y despedir colectivamente de manera unilateral por parte de las empresas.

La «reforma» tampoco deroga ni modifica las causas del despido colectivo u objetivo. Por tanto causas muy amplias y fáciles de justificar para poder despedir con un coste reducido de 20 días por año trabajado con el tope de un año de salario.

El primer texto de la negociación de la «reforma» a 17/11/2021 cambiaba una parte del contenido de las modificaciones de las condiciones de trabajo (art. 41 ET) pero el texto final no lo incorpora: no deroga la facilidad para modificar casi todas las condiciones de trabajo.

La «reforma» tampoco hace una derogación del artículo que regulaba la «no ultraactividad» de los convenios. Genera otro redactado más complejo que remite a procedimientos regulados en acuerdos interprofesionales y permite mantener ultraactividad agotados los mismos sin acuerdo.

La «reforma» no deroga la preferencia aplicativa del convenio de empresa respecto al de sector. Elimina esta preferencia aplicativa respecto al salario pero la mantiene en horario, distribución de tiempos, régimen de turnos, compensación de horas extras, etc, etc.

Ahora esperaremos al último redactado, el que se publique en el BOE, para ver cuánto tenemos de «contrarreforma» y cuánto de «reforma»: tiempo parcial, ERTEs, fijos-discontinuos, subcontratación, contratación formativa y limitación formal de temporalidad… El gran drama es que no se deroga la Contrarreforma del PP y se mantiene casi intacto el régimen del despido y la modificación de condiciones de trabajo.

Después de este preciso resumen del pacto logrado por la ministra comunista con todos “los agentes sociales” se descubre con más claridad el engaño que se está difundiendo para que la ciudadanía crea que el gran esfuerzo realizado por Yolanda Díez es una verdadera reforma de las condiciones laborales impuestas por el PP, en beneficio de los trabajadores.

En realidad se han vuelto a cumplir las condiciones impuestas por la patronal y la Comisión Europea que ha supervisado de cerca el sentido de las negociaciones. Y sepan que cuando el PP impuso su “reforma laboral”, que fue el regreso a las condiciones de trabajo del capitalismo del siglo XIX, la Comisión Europea no las supervisó ni fue preciso el acuerdo de los sindicatos, porque ni se lo preguntaron.

Para quienes sigan pensando que nuestra pertenencia a la UE es la garantía de los derechos laborales.

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