La ministra comunista

0

Lidia Falcón, Presidenta del Partido Feminista de España.

«Estas, que fueron pompa y alegría despertando al albor de la mañana, a la tarde serán lástima vana durmiendo en brazos de la noche fría»
Calderón de la Barca

Estos versos de Calderón me los envía un camarada bajo la foto de las cinco políticas, Yolanda Díaz, Mónica García, Mónica Oltra, Ada Colau y Fatima Hamed Hossain.

Desde el 2 de noviembre pasado veinte mujeres están viviendo en la calle delante del Ministerio de Economía en Madrid, sin tiendas de campaña, durmiendo en el suelo en sacos de dormir, para reclamar sus más elementales derechos laborales. Son las auxiliares socio-sanitarias que se dedican a la noble tarea de cuidar a ancianos, enfermos, discapacitados, tanto en las residencias creadas a tal fin como a domicilio. Ellas mantienen con vida en condiciones humanas a las personas más necesitadas. Este Estado del Bienestar del que tanto presume Europa, puede fingir que le preocupa el bienestar de sus ciudadanos más desfavorecidos por el capitalismo, gracias al esfuerzo constante de miles de mujeres anónimas, que como siempre desde que el mundo es mundo atienden a los dependientes.

Desde diciembre de 2020 el colectivo de trabajadoras socio-sanitarias intenta que la ilustre ministra de Trabajo, comunista, Yolanda Díaz, las reciba, las escuche y se disponga a recoger las reclamaciones de las afectadas en una disposición con rango de ley. Todo este sector laboral se ha privatizado desde hace largos años, sin que los sindicatos, ¡ay, los sindicatos! las hayan apoyado. Convertidas en mercancías que se contratan por las empresas buitres que trafican con los trabajadores en el holding de Florentino Pérez y otros empresarios de su misma calaña, cobran sueldos que no llegan a los 1.000 euros, trabajan jornadas interminables realizando las tareas de cuidado de personas inválidas, que tienen que sostener y mover. Las patologías derivadas de esos esfuerzos no están consideradas por la Seguridad Social –¡qué seguridad social tenemos!- como enfermedades profesionales, y su contrato no tiene categoría laboral sino mercantil, ¡mercantil! Ya sabemos que para el capitalismo las personas son mercancías, pero sólo en esta era posmoderna se ha atrevido, ya omnipotente, a decirlo claramente.

En diciembre de 2020, fueron recibidas por algún cargo del Ministerio de Trabajo que les prometió atender sus peticiones, sin que en un año se haya hecho realidad ninguna de esas promesas. Y hasta ahora, en que la Ministra ni siquiera las recibe. El lunes 15 de noviembre, después de 15 días de permanencia en la calle, las hicieron entrar en el Ministerio y el Jefe de Gabinete les explicó que todavía no se iban a atender sus peticiones y que se fueran a casa. Esta ministra, que se proclama comunista, la más valorada según las encuestas, que debe serlo por la patronal, que conocí cuando ella todavía estaba en Izquierda Unida.

En la primera asamblea de la coalición observé el estilo retorcido con que se expresaba, plagado de pleonasmos, anacolutos y adjetivos innecesarios y que no concordaban con los sintagmas nominales, para pretender convencer a la asamblea de lo bien que estaba actuando en Galicia. Me desconcertó que ninguno de los numerosos compañeros y compañeras de IU la escucharan. Hablaban entre sí, leían o consultaban el móvil, mientras Díaz continuaba con su florido discurso. Le expresé a mi vecino de silla mi sorpresa de que nadie atendiera lo que decía, y este me respondió, con un gesto de desprecio: “Es que ya la conocen”.

Esta sentencia no aclaró mi confusión pero introdujo en mi ánimo la desconfianza hacia las virtudes que le suponía a la señora Díaz. Destacaba en su intervención la insistencia en remarcar su lealtad hacia IU, indicio claro de que se abrigaban sospechas sobre la misma.

Días después me encontré en la televisión con la escena en que Yolanda se abrazaba entusiasmada a Pablo Iglesias, cuando éste era el líder de Podemos. Por ello, en la siguiente asamblea, pregunté si se había legalizado la poligamia en IU, lo que divirtió mucho a los asistentes pero que no recibió respuesta, porque sus dirigentes -como ya hemos visto- andaban en las mismas conspiraciones y trampas que Díaz, que han logrado que Alberto Garzón llegue a ocupar un inútil ministerio, y a que Enrique Santiago, el Secretario General del Partido Comunista de España, dijera que estaba de acuerdo con cumplir los mandatos de la OTAN.

Las respuestas llegaron en el transcurso del tiempo. La señora Díaz pasó de manifestar su fidelidad inquebrantable a IU a salirse de la coalición para aliarse con Podemos, que todavía se hallaba en la cúspide de su éxito. Y este sábado pasado en Valencia, protagonizó un acto triunfal de encuentro con las dirigentes de otras formaciones políticas, de las que excluyó a la formación podemita, también a las dirigentes máximas, Ione Belarra e Irene Montero, porque ese partido ya no suma como antes.

La propaganda mediática de la cúpula empresarial destaca las habilidades de Yolanda Díaz para trenzar alianzas y acuerdos entre la patronal y los sindicatos, pero nadie, ni siquiera la izquierda, ¡oh, la izquierda!, destaca que el único acuerdo logrado hasta la fecha en beneficio de los trabajadores ha sido ese esmirriado aumento de 11 euros en el salario mínimo profesional, que se obtuvo por el todavía entonces líder de Podemos Pablo Iglesias.

En la portada de El País de hoy, 16 de noviembre, se lee: “Las pensiones truncan dos años de pactos entre el Gobierno y la patronal”. Porque esta, tan generosa como siempre, se niega a aceptar el aumento del ¡0,6%! en las cotizaciones de la seguridad social para financiar la pensiones. Aumento que no pagarán, porque aunque los trabajadores no lo sepan, la empresa no paga las cotizaciones de la SS, sólo las paga el empleado, tanto el porcentaje que le corresponde como el del empleador. Yo he sido jefe de personal de una de las empresas Philips en Barcelona, COPRESA, y los salarios los calculábamos incluyendo todos los gastos obligatorios. Así las cuotas de la SS rebajan el sueldo.

Pero difunde miles de veces una mentira y se convertirá en verdad como decía Goebbels, y la propaganda de la oligarquía, de los medios de comunicación dependientes de ella, del Partido Comunista de España, al que dice Yolanda que pertenece, y de la derecha siempre acusándola de comunista, lo que acrecienta su prestigio ante las clases trabajadoras, ha convertido a una oportunista ignorante, intrigante y traidora, en la líder hoy del movimiento de izquierda que nos salvará del abismo en que nos ha hundido la derecha.

El acto triunfal para construir un “frente amplio” que protagonizaron en Valencia el sábado 13 de noviembre pasado, Yolanda Díaz, Mónica Oltra, Mónica García, Ada Colau y Fatima Hamed Hossain, nos ha ofrecido públicamente los principios en que se asienta el proyecto de estas mujeres. Díaz ya ha advertido que no es de izquierda, supongo que para frenar las acusaciones de comunista con que el coro de derecha la obsequia continuamente, y al que ella respondió hace unos meses únicamente con el despectivo diagnóstico de que “eso es una tontería”, y enfatiza que no se “trata de ningún proyecto político”. Y yo me pregunto, ¿entonces, de qué se trata? Según su propia definición, de una tontería más.

La tontería, elevada a la enésima potencia, ha sido la pomposa declaración de la ilustre ministra diciendo que el acto valenciano “es el comienzo de algo que va a ser maravilloso”. Con este lenguaje infantil, que como nos explica el diccionario de la RAE maravilloso es algo ”que no se puede explicar por las leyes de la naturaleza”, Díaz demuestra no solo su sinuoso hacer que discurre por caminos desconocidos en política sino también su ignorancia del lenguaje español.

Esta pequeña semblanza, con los datos de la actualidad, de la ilustre ministra de Trabajo, nos muestra la catadura de esta que se postula como líder y arquitecta del maravilloso país que va a construir. Y que como comunista asegura que el marxismo es una tontería, y como ministra se niega a recibir a las trabajadoras que llevan un año intentando que sus demandas sean escuchadas y atendidas, y que ni siquiera ha tenido a bien recibirlas después de 16 días acampadas frente a su Ministerio.

Habrá que deducir que lo “maravilloso” va a ser para ella y sus secuaces pero no precisamente para las trabajadoras y trabajadores de nuestro país.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.