La locura de las teorías de autoidentificación y las campañas de cancelación que sufre todo aquel que se atreva a cuestionar sus principios, ha sumado un nuevo y triste capítulo que tiene como protagonista a un mismísimo miembro histórico de los Monty Python: Terry Gillian.
Y es que a Gillian le acaban de sacar de la programación del teatro londinense, Old Vic, tras una campaña de acoso de grupos transactivistas que no perdonan que hace tres años, en la presentación de su película «The man who killed Don Quixote’ se refiriese en estos términos a la autoidentificación: «Ya no quiero ser un hombre blanco. No quiero ser culpado de todos los males del mundo: ahora me identifico como una lesbiana negra y mi nombre es Loretta. Soy una LNT: una lesbiana negra que está transicionando».
Cede así el teatro a las presiones del grupo Old Vic 12 y de activistas en redes que celebran ahora la censura de una obra que no abordaba ninguna de las cuestiones que han ofendido al colectivo, pero que sirve como un nuevo aviso a navegantes a cualquiera que se atrevan a cuestionar los postulados de la posmodernidad.
En España, donde estas acciones también han llegado, hace solo unos días, personas no identificadas vandalizaron la Sala Pay Pay por haber anunciado una conferencia de la dirigente feminista, Lidia Falcón, a la que ya se había suspendido por presiones anteriores.
No es la primera vez que Gillian se enfrenta a la ira de aquellos que, desde su intolerancia, se atreven a cuestionar lo que se puede o no se puede decir, y si ayer fueron integristas religiosos y ultraderechistas los que intentaron impedir la proyección de su película, «Life of Brian», hoy la historia se repite teniendo como protagonistas a otros totalitarios vestidos, esta vez y eso sí, de una cínica falsa tolerancia.
