Una insólita condecoración para un incómodo visitante

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Jaime Cedano Roldán, dirigente comunista superviviente del genocidio contra la Unión Patriótica en Colombia.

Estamos en plena Feria del libro de Madrid. Es la Feria del reencuentro, dicen, tras haberse suspendido la del año pasado. Tendrá un aforo limitado pero se realiza con esa ilusión que significa encontrarse con libros venidos del mundo entero, de América latina y el Caribe, especialmente. Es la feria número 80, un número redondo, una edad de exquisita y reposada madurez. Por los recovecos del parque El Retiro se encuentran las letras, y también las voces, de autores y autoras que presentan sus libros, los comentan, los firman. Toda una delicia. Pero tiene una mancha sobrevenida, molesta, un poco difícil de borrar, la presencia de un enemigo de la cultura, de los libros y de las letras, la de un hombre que preside un gobierno corrupto y violento, Iván Duque, presidente de Colombia. Su presencia protocolaria es solo por la casualidad de que es el presidente del país invitado de honor. Solamente. La gente en el mundo sabe que lo suyo no son los libros. Sus habilidades las mostró en su última visita oficial a Madrid, cabeceando un balón de fútbol en el Santiago Bernabéu. Hay que reconocerle que canta con cierta soltura los vallenatos, en especial cuando la parranda está subida de copas y de ánimos. Y no baila mal. Pero que sea éste Duque quien precisamente represente a Colombia en una Feria del Libro es una lástima inmensa, una vergüenza, porque Colombia tiene mucho que mostrar en una feria del Libro.

Duque estaría mejor en su escenario natural, en una feria ganadera o de caballos de paso fino. Pero el hecho no es solo que Duque no tiene nada que hacer en una feria del libro, en ninguna, sino que privó a la feria de Madrid de tener a lo mejor de las escritoras y escritores de Colombia. “Solo traemos escritores neutrales” dijo con su voz de capataz de fundo el embajador colombiano. Sabemos que cuando hablan de “neutrales” hablan de leales, de escribanos palaciegos y oficiosos. El gobierno de Duque vetó la presencia de escritoras y escritores que no fueran gobiernistas. Nada raro en un presidente que nombró como embajador del país ante la OEA a un cavernario como Alejandro Ordoñez, famoso por la quema de libros que realizaba en sus épocas de activista del falangismo la universidad.

Parece que Duque, sabedor de todas estas cosas, ha decidido suspender su Conferencia en la Feria del libro. Si es así nada útil nos estaremos perdiendo. Duque intenta aprovechar la visita para intentar limpiar imagen. Ofrece el país a los inversionistas. A cambio, y a petición del propio gobierno colombiano, el Consejo de ministros aprobó condecorarlo. Es posible que sea un acto protocolario pero no puede dejar de ver el gobierno que está condecorando a un corrupto, enemigo de la paz y quien aplica políticas genocidas contra la gente que protesta. De todas maneras es una visita incomoda. Quienes si deben estar expectantes son Isabel Ayuso y Pablo Casado quienes son felices con sus homólogos ideológicos y académicos de otros países.

En España se ha sentido el rechazo a esta visita. El domingo en Plaza del Sol se realizó una gran marcha de repudio. Duque es un presidente atrincherado en la corrupción, la violencia y la prepotencia dictatorial. Nunca como antes se había asesinado a tantos jóvenes en protestas sociales como en estos años. Colombia alcanzó a atisbar la paz, a vivirla un poco tras el acuerdo de La Habana, pero llegó Duque a cumplir la promesa del uribismo de hacerla trizas y devolvió el país a sus peores tiempos de masacres, exterminios, sicariatos y múltiples violencias.

Un gobierno sin ninguna ética, absolutamente ninguna ética, rodeado de escándalos de corrupción. Cada nuevo día es un nuevo caso de corrupción que se destapa, miles de millones de dólares perdidos, embolatados, refundidos. Abudineados.

Pero a Duque esto no le importa. Tienen en sus bolsillos a los organismos de justicia y de control, y maneja el congreso a través de una mayorías montadas a base de dinero, contratos y aberrantes prebendas y privilegios. Si alguien quiere saber cómo es un gobierno descaradamente corrupto, descaradamente mafioso y abiertamente tramposo, que mire al gobierno de Duque y Uribe.

Tienen todas las de perder para las elecciones parlamentarias y presidenciales de 2022. Por ello están enfrascados en dos líneas de acción: robarse todo lo que puedan, desocupar la casa y la caja, como esos inquilinos que se van malamente y se llevan los grifos, los baños, las persianas, lo que puedan…en esas anda la gente de Duque. Y la segunda línea es una guerra sucia total, descarnada contra la oposición. Montajes judiciales con pruebas falsas y falsos testimonios, campañas de desprestigio a punta de mentiras y calumnias en medios oficiosos ampliamente financiados por el poder, amenazas de muerte, atentados. Todo lo ilegal, todo lo sucio y lo mafioso lo están utilizando para intentar evitar ser derrotados. Y también hay denuncias fuertes de que están montando un inmenso fraude con la contratación de sospechosas empresas para los software de conteo de los votos. El gobierno de Iván Duque manejando los instrumentos de organización y control de unas elecciones, es algo parecido a una banda de gatos hambrientos y desalmados cuidando unos olorosos y exquisitos quesos.

Sí, efectivamente con excepción de las derechas, incluida la del sector del PSOE que hizo aprobar la condecoración en contra de una gran oposición, y los inversionistas, nadie en España está a gusto con el incómodo y vergonzante invitado. Y la condecoración será una oscura mancha en el gobierno de convergencia.

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