El proyecto y legado de la II República: una República unitaria y socialista

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El presente artículo forma parte del especial que lanza El Común en conmemoración del 90 aniversario de la proclamación de la II República Española, proyecto referente de la izquierda transformadora de este país, que sigue aspirando a un régimen de democracia plena casi un siglo después de aquella experiencia.

Paula Fraga

El 14 de abril de 1931 se proclamaba en España la II República. 90 años después, hombres y mujeres de diferentes izquierdas recordamos con orgullo aquel hito de verdadero progreso y algunas, en aras de que esta conmemoración no se convierta en insustancial folclore izquierdista, recordamos también los principios inspiradores y el modelo político y territorial ordenador del republicanismo español del 31.

Conviene hacerlo por dos motivos. Porque pretendemos la instauración de una III República y para ello debemos huir de definiciones en sentido negativo, porque la República es mucho más que ausencia de monarquía. Es necesario abogar por un proyecto político definido que bien podría ser, con la necesaria revisión crítica, el propuesto por la Constitución de 1931. De aquella Constitución deben ser rescatados y defendidos principios tales como el laicismo o la posibilidad de nacionalización de los medios de producción cuya propiedad es privada (artículo 44 Constitución 1931). Y ello nos lleva al segundo de los motivos. Porque pareciera que la izquierda institucional cae en olvidos intencionales (cierto es que algunos de nuestros representantes son simplemente ignorantes) en sus sentimentales recuerdos a la II República. Difícilmente sino, una izquierda rendida al fundamentalismo islámico para evitar falsas acusaciones de racismo o incapaz de proponer, siquiera, serias reformas socialdemócratas, podrían rendir homenaje a un proyecto laico y socialista. ¿Y qué me dicen de la pérdida de memoria que parecen sufrir los políticos nacionalistas cada 14 abril? Veíamos por ejemplo a Gabriel Rufián de ERC recordando la II República con la frase “no hay dos sin tres” aludiendo a la posibilidad futura de una tercera república.  Pues no sería por los suyos que ya pretendieron desmembrar la Segunda dando un fallido golpe de Estado a la República el 6 de octubre de 1934. Obviar la historia de tu propio partido para honrar a la II República es más que inocente folclore izquierdista del que no comprende el alcance o no conoce el contendido de lo que defiende. Es revisionismo histórico y manipulación de los valores y principios de izquierdas, cínico oportunismo político. Porque díganme, ¿en qué momento y bajo qué falaces justificaciones – que no razones – se han creído los nacionalistas que su proyecto político tiene cabida en la izquierda en general y el republicanismo del 31 en particular? De nuevo, se observa aquí la necesidad de mostrar lo que la Constitución del 31 promulgaba si queremos que el homenaje sea justo y con causa.

Pues bien, el artículo 1 de la Constitución del 31 establecía: “la República es un Estado integral, compatible con la autonomía de los municipios y regiones” y el artículo 13 era tajante: “en ningún caso se admite la Federación de regiones autónomas”. Principios políticos y modelo territorial el de la II República que nada tiene ver con lo ahora propuesto en bloque por la izquierda institucional y gran parte de la izquierda social con  la fórmula mágica de la “República federal y plurinacional”. Mágica porque es imposible resolver la cuestión nacional insistiendo una y otra vez en los mismos errores, esto es, las cesiones a los separatistas siendo el federalismo otra más de ellas, paso previo a la independencia sino la consecución casi de facto de la misma. Que nos expliquen sino qué pretenden con esa República o Estado federal, qué otras competencias exigen cuando nuestro modelo autonómico ya es uno de las más descentralizados del mundo y ha permitido incluso el establecimiento y perpetuación de privilegios fiscales y la desigualdad económica entre territorios y, consecuentemente, entre ciudadanos. ¿Qué federación pretenden cuando estas son concebidas jurídica y políticamente para (re)unir lo desunido (idea esta defendida en la Comisión redactora del Proyecto de la Constitución del 1931) y no para destrozar lo unido ni desmembrar a naciones políticas (canónicas) como es España?

El propio Marx decía en sus “Escritos sobre España” cuando hablaba de la pretensión política de algunos sectores de dividir España en estados federales con administración independiente, que esto equivaldría a la “reaccionaria destrucción de la unidad nacional”.

Recordemos asimismo que la Constitución del 31 no reconoce más nación que la española y que en ningún caso habla de nacionalidades, plurinacionalidades ni “nación de naciones” ni ninguna otra fórmula legitimadora de separatismos o nacionalismos fragmentarios y que sorprendente y tristemente es la forma de república propuesta por esta desafortunada izquierda.

Podemos hablar también del artículo 4 de la Constitución del 31 que establecía que “salvo lo que dispongan las leyes especiales, a nadie se le podrá exigir el conocimiento ni el uso de ninguna lengua regional”, previsión contraria al espíritu de la actuales políticas lingüísticas nacionalistas que suponen barreras o formas de exclusión en el acceso, por ejemplo, a la función pública y que solo sirven al enfrentamiento y a la desigualdad entre los ciudadanos.

Como ven, esta Constitución, la II República que tanto veneran cada 14 de abril nacionalistas de “izquierdas” y otros izquierdistas descentrados no puede estar más alejada de lo que políticamente estos defienden y ansían. La II República era clara: Estado integral, centralista (con reconocimiento de municipio y regiones) y con implementación de políticas progresistas y de transformación social. La II República era una república unitaria y socialista. Y ese es hoy para mí, y para cada vez más socialistas y comunistas, el proyecto político definido al que me refería al principio. Rechazamos frontal y vehemente el esperpento de ideal político de las República(S) como defendía Otegui el día de la conmemoración de la II República, otro oportunista con dos palabrejos de izquierdas en su haber para la perorata correspondiente y que por anomalía democrática tenemos que soportar en la vida política. A él, a todos los que instrumentalizan, vacían o tergiversan el legado de la II Republica les quiero recordar las palabras de Unamuno, escritor y filósofo que en más de una ocasión habrán citado: cuando aquí (en las Cortes del 31) se habla de la República recién nacida y de los cuidados que necesita, yo digo que más cuidados necesita la madre, que es España; que, si al fin muere la República, España puede parir otra, y si muere España no hay República posible».

3 COMENTARIOS

  1. Bonito hilo de Twitter extendido. Queda meridianamente claro el nivel cuando afirmas que la II República era socialista. Me parece curioso también que hablando de golpes de estado contra la legalidad republicana no menciones la Revolución del 34. Ahí se ve perfectamente lo que poco que le importó realmente la República a socialistas y comunistas.

  2. Errores de redacción a parte, como el no separar párrafos e ideas o separar ideas en párrafos descolocando al lector, creo que el artículo lleva mucha razón.

    Simplemente recomendaría al autor revisar varias veces un artículo antes de subirlo. A veces es incomprensible y hay que volver atrás para entender qué se está diciendo. Imagino que se trata de una persona joven, en sus primeros años de universidad. Es perdonable.

    Aún así, lucidez al hacer ver como la izquierda de este país vive en un letargo permanente.

  3. […] desde aquí mi aplauso a voces extraordinariamente brillantes como las de Guillermo del Valle* y Paula Fraga que, bien desde las filas de AIRE como en el primer caso, bien desde posiciones cercanas como en el […]

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