El cambalache político originado por la moción de censura presentada por el PSOE y Ciudadanos en Murcia, que se saldó con la derrota de la iniciativa por el cambio de chaqueta de tres diputados regionales naranjas y el decisivo no de los tres ex diputados de VOX.
El Partido Popular se ha apresurado a recompensar a quienes han acudido en auxilio para salvar su Gobierno en Murcia y una de las prebendas consiste en dejar al mando de la educación murciana a quienes llevan las posiciones más reaccionarias del arco parlamentario, habiendo sido las disputas acerca de la implantación del Pin Parental motivo de disputa entre socios de Gobierno antes de la ruptura.
El pin parental se ha convertido en un arma electoral y de presión política de VOX en el que supuestamente los padres podrían rechazar que sus hijos sean educados en determinados valores sociales o recibir formación en áreas como sexualidad, esgrimiendo la tan manida libertad de los padres para educar a sus hijos sin interferencias de la sociedad o del Estado a través del sistema educativo.
Más allá de su dudoso encaje legal ante la normativa vigente, el pin parental supone un elemento de intensa disputa ideológica entre distintas visiones sobre el proceso educativo, en el que no existe neutralidad alguna, pues en toda sociedad, los valores dominantes son aquellos que impone la clase en el poder, que tiene en el sistema educativo una de sus herramientas más poderosas para trasladar el conglomerado de valores, tradiciones, ideas… que conforman la ideología dominante.
Se abre para los trabajadores de la educación en Murcia un nuevo frente para dar la batalla en la defensa de una educación pública de calidad al servicio de las necesidades de la mayoría.
