Ayuso subcontrata la vacunación tras esquilmar la Sanidad Pública

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El ritmo desigual en el que se está iniciando la campaña de vacunación en las Comunidades Autónomas está siendo especialmente acusado en Madrid, donde en la semana inicial tras la recepción de las primeras vacunas sólo se ha inyectado el 6% de los viales. Bajo la excusa de problemas logísticos, el Gobierno madrileño anunció en esta semana que se recurriría a empresas privadas si era «necesario» y finalmente se ha sabido que Ayuso ha subcontratado, en una adjudicación sin publicidad, un servicio de apoyo que costará 130.000 euros al mes durante un periodo inicial de 6 meses, lo que supone un gasto de entrada superior a los 800.000 euros.

La mayor parte del gasto está en la contratación de personal especializado, enfermeros y auxiliares, y el resto en material sanitario, equipos y limpieza. Este personal será por tanto compuesto por empleados de entidades privadas que realizarán la primera parte de la vacunación en centros residenciales de ancianos y personas con discapacidad y centros de día. Los gestores de la Comunidad serán los encargados de suministrar las vacunas y material necesario (agujas, jeringuillas) y el resto es aportado por los adjudicatarios.

El Consejero de Sanidad de Madrid, Ruiz Escudero, declaró recientemente que «en una situación de pandemia, uno tiene que utilizar todos los recursos que sean necesarios para poder administrar las vacunas, sean recursos tanto públicos y privados, en el caso de que sean necesarios».

Se da la circunstancia de que en Madrid el trasvase de fondos a intereses privados ha sido abrumador desde el inicio de la pandemia, en una comunidad que como en el resto de España el expolio de los servicios públicos, incluidos los sanitarios, ha sido la norma en los últimos años. Con la pandemia y el sistema sanitario madrileño colapsado, se derivaron miles de pacientes de la sanidad pública a la privada. Por esta asistencia las empresas privadas del sector pidieron al Gobierno de Ayuso 36 millones de euros en septiembre del año pasado.

También hace apenas un mes se producía el esperpéntico acto de inauguración del Hospital Enfermera Isabel Zendal, con un enorme sobrecoste de presupuesto y con carencias de infraestructuras sanitarias como quirófanos y trasladando personal de otros centros en lugar de contratar personal nuevo. Los sindicatos del sector advirtieron del peligro de no programar nuevas contrataciones en su momento y es ahora cuando se evidencia el desastre de haber esquilmado a la Sanidad Pública, cuando la necesidad apremia y la única solución que entienden los gestores es realizar adjudicaciones a dedo y expoliar los recursos públicos en favor de intereses privados.

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