Crónica de un atraco anunciado o breve historia de una infamia

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Juan Carlos Vesga, Taxista de Bilbao.

Las plataformas como Uber y Cabify han significado la mayor amenaza que ha sufrido el sector del taxi a lo largo de toda su historia. En todos los países se han servido del mismo ardid para invadir y parasitar el mercado del taxi con la gran mentira de la falsa economía colaborativa, y ante la permisividad de la administración, es el propio sector el que ha tenido que defenderse en tribunales para desmontar la falacia y conseguir que sean declaradas empresas de transporte, que también con la permisidad de la administración, incumplen sistemáticamente allá donde van, todo tipo de normativas existentes en clara competencia desleal contra el taxi.

Tradicionalmente, durante décadas, las VTCs trabajaron el mercado del lujo con vehículos de alta gama, discretos, sin distintivos de ninguna clase, para servicios de representación, bodas, viajes, etc, y Taxi y VTC convivían sin problemas porque sus mercados estaban bien delimitados. Lo que ocurrió es que poco a poco y por la puerta de atrás se fueron modificando leyes y reglamentos en el sentido de rebajar las condiciones de prestación de los servicios VTC, en una clara preparación del aterrizaje de estas plataformas disruptivas. Además existía una relación de una VTC por cada 30 taxis, el famoso 1/30 que delimitaba también ambos mercados y posibilitaba la supervivencia y convivencia pacífica de ambos sectores. Pero este ratio saltó por los aires con la infame ley ómnibus que liberalizó las VTCs, no así el taxi que estaba protegido como servicio de interés general por la Directiva Bolkestein de la UE, y al haberse rebajado las condiciones de las VTCs, éstas pudieron poner vehículos más económicos, lo que les facilitó asaltar el mercado del taxi con un menor coste. Además, para mayor competencia desleal, las tarifas son libres en las VTCs y reguladas por la administración en el caso del taxi, sector en el que también existen limitaciones horarias y descansos obligatorios que no existen en las VTCs. Toda una suma de agravios que obligan al taxi a competir en condiciones muy desiguales.

Las alarmas saltaron no por la aparición de las nuevas VTCs que todavía no habían empezado a ser concedidas en masa en virtud de la ley ómnibus, sino cuando aparece en Barcelona Uber Pop ofreciendo sus servicios por medio de conductores no profesionales sin ningún tipo de licencia, requisito, inspección o control por parte de la administración. La intención de esta plataforma no era trabajar con autorizaciones VTC, sino con cualquier ciudadano que tuviera un coche. Es entonces cuando la Asociación Élite Taxi Barcelona, ante la pasividad de la administración, se ve obligada a recurrir a los tribunales europeos y a partir de la sentencia es cuando las plataformas se ven obligadas a utilizar autorizaciones VTC. La gran repercusión que tuvo este éxito de Élite Taxi Barcelona les colocó como referentes y catalizadores de la lucha del taxi en el resto del estado y gracias a las redes sociales se va produciendo un despertar del sector que desemboca en las huelgas y movilizaciones de 2017 y la más mediática de 2018 en todo el país.

Las reivindicaciones del sector eran básicamente que se recuperara el ratio 1/30 y que se volvieran a delimitar ambos mercados como lo estuvieron antes de la liberalización de las VTCs, pero aparece un nuevo aliado neoliberal de las plataformas, la CNMC, Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, que recurre todas nuestras acciones y sólo podemos agarrarnos a la precontratación como único medio de separar ambos mercados. Las reivindicaciones no se vieron materializadas, se pusieron simples parches, porque son muy grandes y poderosos los intereses para quitarnos nuestro mercado, y allí donde reina el neoliberalismo más salvaje como la Comunidad de Madrid, las VTCs han encontrado su paraíso. A pesar de todo, cada día vemos como los tribunales de todo el mundo van desmontando la gran falacia de la economía colaborativa con sus incumplimientos de todo tipo, laborales, fiscales, etc, ya que su éxito y rentabilidad se basan en la precariedad, no han venido a crear un mundo mejor sino uno más precario, y cuentan con la incondicional colaboración de los gurús de la competencia y de los gobiernos neoliberales.

Es paradójico que la mayor grandeza del taxi, que es su explotación mayoritariamente por trabajadores autónomos propietarios de los medios de producción y receptores de toda la plusvalía generada por su trabajo, sea también su mayor debilidad a la hora de organizarse, como por ejemplo para ofrecer una aplicación al menos de ámbito estatal para pedir taxis. Y no sólo es el gremio del taxi el que está amenazado. La clase trabajadora no es plenamente consciente de la amenaza que supone la uberización de la economía. El neoliberalismo lleva décadas inculcando sus valores y desactivando la lucha obrera y la conciencia de clase y han conseguido que la gente piense que son más importantes sus derechos como consumidor que como trabajador. Han conseguido que sea más importante la competencia que la colaboración, y esto genera sociedades individualistas, egoístas, sin empatía y sin conciencia de clase, trabajadores explotando a trabajadores. Debemos despertar, nuestra constitución consagra el derecho a un trabajo digno, no el derecho a la competencia, ni a elegir servidores esclavos, porque cuando algún político dice que los ciudadanos tienen derecho a elegir Uber, Glovo, etc, sin haber legislado antes por la dignidad de sus trabajadores, lo que está diciendo es exactamente eso, que tú tienes derecho a tener servidores esclavos, sus condiciones de trabajo son secundarias.

La ciudadanía no llega a percibir plenamente el plan neoliberal para despojarnos de los derechos laborales y el estado de bienestar que tanto costaron conquistar, y en este plan juegan un papel muy importante los medios de comunicación que nos presentaron como trabajadores privilegiados, monopolistas y otras mentiras por el estilo con el único objetivo de deslegitimar la justa lucha obrera de los trabajadores del taxi en defensa de la dignidad de su trabajo, algo que ya hicieron con otros colectivos como los estibadores. El neoliberalismo invierte ingentes sumas de dinero en medios de comunicación únicamente con el fin de desinformar y de moldear la opinión pública en la dirección que sirve a sus intereses privatizadores desmanteladores de lo público y de precarizar todo el empleo de manera que se perciba como inevitable.

No conozco ninguna lucha obrera que no haya sufrido represión, y este país, acribillado por políticas antisociales, leyes mordaza, anulación de sentencias desde tribunales europeos, represiones de referéndums, etc, etc, no es el mejor para reivindicar derechos ni mediante huelgas ni mediante nada. Existen partidos claramente neoliberales, PP, Ciudadanos y VOX, cuya única política es saquear y desmantelar lo público privatizando y liberalizando, partidos que le han declarado la guerra hace tiempo a una clase trabajadora desmovilizada, y el sector del taxi es otra de sus víctimas. Nosotros no podemos hacer otra cosa que defendernos de estos partidos, que incluso tienen miembros con intereses en las VTCs. Con PSOE, y sobre todo con Podemos, que apuesta decididamente por la calidad de los servicios públicos y del empleo, las cosas son diferentes.

El balance de la lucha del taxi a día de hoy es agridulce, con resultados muy diferentes dependiendo del color político del gobierno de cada comunidad autónoma, siendo los taxistas de Madrid los más maltratados por su gobierno, decidido a ser el paraíso de las VTCs en España. El neoliberalismo económico dominante en Madrid durante décadas y también en la UE, es el mayor ataque a los derechos laborales y a la justicia social que se ha producido desde la última revolución industrial. La lucha no ha hecho más que empezar, la nueva revolución digital está siendo utilizada no para beneficio de toda la sociedad, sino para uberizar y precarizar la economía, y contra ello debemos rebelarnos toda la clase trabajadora. En este sentido, desde Taxi Project, un nuevo proyecto de defensa del taxi, no nos limitamos únicamente a nuestra lucha y  buscamos de manera permanente tejer alianzas con todo tipo de colectivos de trabajadores.

3 COMENTARIOS

  1. Muy bien dicho hasta que entramos en política, la ley ómnibus se aprobó por el PSOE. Y el ministro Abalos, pasó las competencias a las autonomías lavándose las manos, él tenia todas las competencias para hacer cumplir las leyes. Eso no salva a los demás partidos, pero ya esta bien de manipulación y no decir las cosas como son. El país se va a la ruina, no solamente el Taxi.

  2. Teniendo en cuenta que este señor ha estado en la dirección de podemos y que por las fechas que se aprobó la Ley Omnibus el estaba en la junta directiva del taxi y no recuerdo que se opusiera ella, (por los socialistas) grandes creadores de problemas que después te dicen van a resolver no sé si para crear otro más grande

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