Denuncian esterilizaciones a mujeres en centros de detención de inmigrantes de EEUU

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Decenas de mujeres retenidas en centros de detención del ICE (Immigration and Customs Enforcement, organismo del gobierno de EEUU encargado de los campos de detención de inmigrantes) en el estado de Georgia fueron sometidas a histerectomías -extirpación del útero que conlleva la esterilidad absoluta- sin su consentimiento, según ha revelado la organización no gubernamental Project South.

Las acusaciones provienen de la denuncia de la enfermera Dawn Wooten, profesional que desarrolló su labor en uno de estos centros de Georgia hasta mediados de este año y que actualmente es testigo protegido tras haber sido degradada en julio a trabajadora eventual por la empresa privada que gestiona este tipo de instalaciones. Wooten decidió realizar una denuncia interna después que mujeres a las que atendía en el campo de detención le manifestaran que habían sufrido intervenciones quirúrgicas sin haber sido informadas ni haber pedido su aprobación.

Entre las estremecedoras confesiones relató el caso de una detenida que había sido sedada pero se mantuvo consciente mientras escuchaba al ginecólogo que debía atenderle comentando que por error había extirpado el ovario correcto y que iba a proceder a extirpar el otro, que presentaba aparentemente un quiste. Esta mujer fue posteriormente deportada y se vio obligada a regresar a su país y a comunicarle a su pareja que ya no podrían tener hijos.

Como este testimonio la enfermera Wooten fue receptora de muchos otros, procedentes de mujeres retenidas que habían sido sometidas a histerectomías durante su detención, en un número anormal de casos. Observó que todas las mujeres que eran atendidas por un médico en particular terminaban sufriendo estas extirpaciones, sin que mediara explicación por ello.

Un usuario de Twitter comparte un trozo de una entrevista televisiva a la señora Wooten en la que explica que muchas usuarias acudían a ella para preguntarle por qué le habían hecho una histerectomía y que todas eran realizadas por un doctor, a quien llegó a calificar, dada la frecuencia de casos, como el «recolector de úteros».

Las intervenciones no consentidas llegaron a ser tan numerosas que algunas de las mujeres cuyos testimonios se aportan en la denuncia manifestaron creer encontrarse en una especie de campo de concentración experimental.

Uno de los abogados que representa a algunas de las denunciantes manifestó que dos de sus clientes recibieron histerectomías innecesarias. A una de ellas, aún en edad fértil, le dijeron que necesitaba una extirpación después de que el doctor señalado encontrara quistes cancerosos, pero los registros señalan que a esa paciente no le hicieron una biopsia para confirmar tal extremo. En otro caso le dijeron a su cliente que padecía cáncer de útero y que necesitaría una histerectomía y quimioterapia. Pero después de la intervención, un oncólogo ajeno a las instalaciones de detención diagnosticó que no tenía cáncer.

El documento también aporta las denuncias de las deficiencias en los protocolos de COVID, la insalubridad en los espacios de detención, la no declaración de casos positivos entre los usuarios y la obligación de que empleados diagnosticados como positivos se presenten a trabajar.

Wooten añade en su denuncia, además de estos sobrecogedores testimonios, que las detenidas compartían unidades abarrotadas junto a personas que mostraban síntomas compatibles con los del coronavirus y que sus peticiones de atención médica no eran atendidas o simplemente eran despachadas con la administración de analgésicos. Asimismo la enfermera declara que las solicitudes de atención médica eran destruidas por el personal de los centros y que se instaba a anotar datos dentro de los parámetros de estado saludable sin haberse realizado las tomas.

Imagen de mujeres en un centro de detención de EEUU. Estas aún son afortunadas de compartir espacios con sus hijos. La política de separación de familias practica la separación de los hijos de sus padres desde el mandato de Obama.

De confirmarse los hechos nos encontraríamos ante un recrudecimiento grotesco de las políticas de terror como intento de frenar las oleadas de personas que tratan de cruzar las fronteras de EEUU, migrantes que se juegan cantidades de dinero que suponen para ellos una fortuna e incluso sus vidas en los peores casos. Estas prácticas añaden la separación de las familias, esto es la detención aparte de los niños, sea cual sea su edad, durante el proceso de deportación hacia sus países, en procedimientos que en ocasiones se alargan durante días y que al pesar de los padres por haber sido frustrado su intento de emigrar añade el sufrimiento de no poder comunicarse con sus propios hijos.

Estas prácticas atribuidas a las medidas de «cero tolerancia» del presidente Trump no son novedosas, pues ya fueron denunciadas durante el anterior gobierno, a través de imágenes tomadas por fotógrafos de Associated Press que revelaban la detención separada de niños que eran encerrados en jaulas durante el mandato de Barack Obama.

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