Verdades y mentiras del Gobierno de López Obrador

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Pável Blanco Cabrera, Secretario General del Partido Comunista de México

Hace ya dos años que en México ganó las elecciones para la Presidencia de la República Andrés Manuel López Obrador, y en la misma contienda, su partido el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y sus aliados el Partido del Trabajo, Partido Verde Ecologista de México y Partido Encuentro Social, obtuvieron mayoría en las dos cámaras del Congreso de la Unión: la de diputados y senadores. Es decir una correlación de fuerzas favorables para llevar adelante su proyecto político, sin obstáculos.

Obrador tuvo un importante apoyo popular porqué de alguna manera logró presentarse como portavoz del cambio, pero es tiempo de hacer un balance si fue así, o si tales expectativas son infundadas.

López Obrador se presentó por muchos años como crítico de la gestión neoliberal, como contrario de las privatizaciones y de los acuerdos internacionales lesivos de la soberanía, sobre todo del TLCAN, fustigó durante algún tiempo el rescate que se hizo de los bancos privados con recursos públicos. Su discurso se inscribía en aquel que levantaban los gobiernos burgueses keynesianos: el “nacionalismo revolucionario”.

Nosotros pensamos que el “antineoliberalismo” no significa ir a la raíz de los problemas que aquejan al grueso de la población en México, es decir la clase obrera y los sectores populares; que la experiencia de más de dos décadas de “progresismo” nos demostró que “antineoliberalismo” significa alternar la forma de gestionar el capitalismo, pero no ponerle fin: hoy día neoliberal, mañana keynesiana, lo que de esencia no hace sino prorrogar la explotación y la opresión. Para lograr los cambios profundos México requiere de una Nueva Revolución, y para ello trabajamos; pero veamos en que ha consistido el “antineoliberalismo” de Obrador en el Gobierno, y si se corresponde con quienes le apoyaron por eso, tanto en nuestro país, como en otros. Después volveré a la viabilidad del socialismo, y al debate con quienes considerando justo ese camino lo dejan de lado por “realismo político”.

La economía

¿De las privatizaciones iniciadas a mediados de los 80 se revirtió alguna?, ¿Por ejemplo, de los bancos, alguno fue renacionalizado? No. Sin embargo, representantes del capital bancario ejercen importantes responsabilidades en el Gabinete gubernamental, por ejemplo, Olga Sánchez Cordero, consejera del grupo financiero Banorte pasó a ocupar la segunda responsabilidad del Poder Ejecutivo, la Secretaría de Gobernación. Además se fortalece a la banca privada transfiriendo importantes cantidades del presupuesto federal, como son los programas sociales, los cuales son entregados vía la banca privada, como es el caso de Banco Azteca, propiedad del magnate Ricardo Salinas, titular del monopolio Grupo Salinas, de comunicación, finanzas y comercio, que tiene a uno de sus empleados, Esteban Moctezuma, como Secretario de Educación Pública. Bueno, veamos el caso tan escandaloso que significó la privatización de la TV pública durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, con una licitación amañada, plagada de corrupción y a precio de remate, y que hoy no es solo intocable, sino que Ricardo Salinas Pliego es citado de vez en vez como ejemplo del “empresario social”, y con importante peso en cualquier decisión gubernamental, además de que sus ganancias son garantizadas y ampliadas. O el emblemático caso de Slim, titular del monopolio América Movil, también gran beneficiario del actual gobierno. Como alguna vez planteamos: economía de los monopolios, poder de los monopolios.

En plena pandemia, hace apenas unas semanas, López Obrador se reunió con Trump, en Washington, acompañado de los principales grupos monopolistas de México, para anunciar la entrada en vigor del T-MEC, bautizado como el TLCAN 2.0, un acuerdo interestatal imperialista; desde 1994 los lazos de ese acuerdo han sido pesados grilletes para la clase obrera de toda América del Norte, y un paraíso para los capitales de los tres países. Por cierto los partidarios de la corriente “antineoliberal”, pensaban que con Obrador, habría un viraje a la multipolaridad, pero este les da con la puerta en las narices, pues Trump y las armadoras automotrices norteamericanas requerían la renegociación del Tratado en su guerra comercial con los capitales chinos. Es decir, Obrador cierra filas con la corriente proteccionista del capitalismo de la que hace parte el presidente de los EEUU. Para ponerlo claro: todo el discurso de soberanía e independencia nacional, es letra muerta, demagogia, en Obrador. ¿Quiénes por esa razón lo apoyaron están de acuerdo con el T-MEC, o prefieren ser cómplices en nombre de la “táctica”?

Intactos también son los compromisos con el FMI, BM, deuda externa, etc. Nos gustaría estar discutiendo porqué el keynesiansmo no es salida obrera y popular, con los partidarios de la corriente “antineoliberal”, pero su apuesta en México sigue desarrollando la gestión neoliberal en materia económica, eso sí, con una demagogia que a cada paso declara el fin del neoliberalismo.

Represión y militarización

Discutiendo con organizaciones que reclaman estar en la izquierda, o inclusive luchar por el socialismo, nos decían antes de las elecciones, admitiendo que si bien Obrador expresaba los intereses del capital, que era conveniente hacer concesiones para poner un alto a la represión, y es verdad era terrible, pues tan solo con Peña Nieto (2012-2018) cinco militantes del Partido Comunista de México fueron asesinados y un miembro del Comité Central se encuentra desaparecido desde entonces, entre cientos de desaparecidos y asesinados. ¿Pero eso cambió? Lamentamos responder que no, que la represión selectiva y el asesinato político siguen, muy marcadamente contra cuadros del movimiento indígena y campesino de México.

¿De qué sirve decir que nunca más crímenes como los del 68 o 71 al tiempo que se blanquea al asesino, el Ejército Mexicano? ¿De qué sirve anunciar la desaparición del ominoso Cuerpo de Granaderos… y que después con sus mismos uniformes aparezcan restringiendo las movilizaciones obreras y populares en la Ciudad de México? ¿Cómo exonerar a los responsables de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, del asesinato extrajudicial de varios en Tlatlaya? ¿Y cómo además fortalecerles, aprobando leyes que legalizan su presencia en las calles? ¿Por qué cuando Peña Nieto presentó la Ley de seguridad interior se rechazó por reaccionaria, y porqué esa misma ley con otra denominación se presenta como positiva con Obrador?.

Se fortalece al Ejército y además se le da un brazo nuevo: la Guardia Nacional, ariete represivo contra los que luchan, y además… la ejecutora de la política antiinmigrante dictada por Pompeo y el Departamento de Estado de los EEUU. Ello dio como resultado el aumento en un 60% de la detención de migrantes con relación a gobiernos anteriores.

Mundo del trabajo

Hubo ilusiones de que los ataques a los derechos de los trabajadores podrían dar marcha atrás con López Obrador como Presidente. La esperanza de revocar la reforma laboral de noviembre del 2012 se puso como argumento de algunos para el “apoyo crítico” a Obrador; y ahí también el mensaje es contrario, pues se mantiene el outsourcing y nuevos atracos a las pensiones están en curso. Pero se dan pasos desde el Estado para continuar la precarización de la juventud obrera, con programas como “jóvenes construyendo el futuro”, donde la fuerza de trabajo de millones de jóvenes es entregada a los grandes monopolios y al sector privado, colocando sus salarios como carga al presupuesto público. ¿Qué de progresivo tiene la transferencia de recursos al capital vía la explotación de fuerza de trabajo gratuita, además sin derecho a la seguridad social, a acumular años para la jubilación, o fondos para la vivienda?

Podrán decir de un aumento salarial, pero se lo llevó el viento al incrementarse velozmente el costo de la canasta básica y los servicios.

La pandemia

A pesar de la mala gestión estatal del Covid-19 México los promotores del “antineoliberalismo” se ocupan de no poner a México en las listas de países con problemas, tal vez para no equipararlo con el desastre de Brasil o Perú. Más los datos son contundentes, con casi 70,000 muertos y más de 600,000 contagios, resultado de una política que priorizó los intereses de la clase dominante, las ganancias de los capitalistas, que no destinó un solo peso a garantizar que los trabajadores y sectores populares pudieran guardar la cuarentena ante el tenebroso panorama de quedarse en casa a morir de hambre o salir a obtener el salario con riesgo de contagio. Un gobierno que sin bromear confiaba en los amuletos como protección frente al virus y hasta hoy sigue desestimando el cubrebocas.

Este repaso sucinto no puede dejar de lado los llamados proyectos insignia de Obrador, el tren maya, las ZEE, el nuevo aeropuerto. No importan los pueblos originarios, no preocupa la naturaleza. Nuevamente se asoma la sed de ganancias de los capitalistas, que se satisface así, enmascarando en crear empleos temporales para inflar la estadística, que maquillan pero no resuelven.

Sin embargo esto demuestra que el gobierno “antineoliberal” es tan neoliberal como los de los últimos 30 años. Tampoco hubo ninguna tregua en la lucha, sino un recrudecimiento del ataque del capital contra los trabajadores, que arreciará en la crisis económica en curso.

Podríamos discutir sinceramente los argumentos de qué la gestión keynesiana del capitalismo es mejor que la neoliberal, como defienden los “antineoliberales”. No tenemos que recurrir a la diatriba, pues tenemos muchos elementos sobre la actualidad de la lucha por el socialismo como un objetivo colocado en la orden del día, pero tal discusión carece de sentido cuando los “antineoliberales” han quedado “colgados de la brocha” y presentan como progresista a Obrador cuando no lo es, esperamos que por no conocer los hechos, y no por complicidad.

En cuanto a los comunistas, no estamos en la lucha por atenuar la explotación, sino para derrocarla, no estamos para elegir el mal menor, sino para cambiar el Mundo.

En 2018 el PCM declaró:

“En México y en el Mundo se piensa ingenuamente que Obrador es una opción de cambio y que estamos en la víspera de un viraje a la izquierda. Es una percepción sin fundamentos, ingenua y errónea.

Obrador vendrá a reforzar la dominación de clase capitalista, y con la gestión socialdemócrata y medidas populistas, y también autoritarias, ofrece como carta de presentación la contención del pueblo.”

Lamentablemente no nos equivocamos.

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